Agradecimientos

Ricciardi existe gracias a Franceso Pinto y Domenico Procacci, que apoyaron la idea. No obstante, el comisario también le debe mucho a la gran competencia de Manuela Maddamma y Marinella Di Rosa, a las intuiciones de Antonio y al apoyo de Michele; al profesor Giulio Di Mizio y a su mirada sobre la muerte, profesional y cercana. Y a Giovanni y Roberto, alegres fundamentos de cada una de sus tristes historias.

El autor, por su parte, debe agradecer una vez más, de todo corazón, únicamente a la dulce propietaria de su deseo de escribir: Paola.