LOS juicios terminan pronto, una vez comenzados. Al poco tiempo el juez ya había condenado a muerte a aquellos presos y se dedicaba a juzgar a algún otro con la misma atención concentrada, individual y benévola.
Después, algunos miembros de la tripulación fueron indultados y deportados.
La noche antes de la ejecución, Jonsen se las arregló para darse un tajo en el cuello; pero lo descubrieron a tiempo para vendarlo. Por la mañana había perdido el conocimiento, y tuvieron que llevarlo a la horca en una silla: finalmente lo colgaron. Otto se inclinó sobre él momentos antes y lo besó en la frente. Pero ya no sentía nada.
Según la información del Times, fue el cocinero negro quien se destacó más. No tuvo miedo a morir y procuró consolar a los otros.
—Hemos venido todos a morir aquí —dijo—. Eso (señalando a la horca) no se construyó en balde. Terminaremos aquí nuestras vidas sin remedio: nada puede salvarnos. Pero, de todos modos, íbamos a morir dentro de unos cuantos años. Cuando pasen unos pocos años el juez que nos condenó y todos los hombres que viven ahora habrán muerto. Vosotros sabéis que muero inocente; todo cuanto hice, me obligasteis a hacerlo vosotros. Pero no lo siento. Prefiero morir ahora, inocente, que dentro de unos años con la culpa, quizá, de algún gran pecado.