[1] Seyss-Inquart estaba aterrorizado. En Apeldoorn, se refugió en su Cuartel General subterráneo —un enorme búnker de ladrillo y cemento cuya construcción costó más de 250 000 dólares—, dotado de salas de conferencias, comunicaciones y suites personales. Todavía existe. Garrapateadas en el muro de cemento, cerca de la puerta de entrada, pueden verse los números «6 1/4», el apodo del odiado comisario. En holandés, Seyss-Inquart y «6 1/4» suenan casi igual, zes en een kwart. <<
[2] «Pudieron verse escenas que nadie hubiera pensado que fueran posibles en el Ejército alemán —escribe Walter Goerlitz, el historiador alemán, en su History of the German General Staff—. Infantes de Marina marchaban hacia el norte sin armas, vendiendo sus uniformes sobrantes… Decían a la gente que la guerra había terminado y que se iban a casa. Camiones cargados de oficiales, sus amantes y grandes cantidades de champaña y coñac lograron llegar incluso hasta Renania, y fue necesario crear tribunales de guerra especiales para juzgar estos casos». <<
[3] Alto Mando de las Fuerzas Armadas. <<
[4] «Von Rundstedt estaba dolido por la sugerencia contenida en la carta de Hitler de que él había “pedido” el relevo», me dijo en una entrevista el difunto general Blumentritt. «En el Cuartel General algunos creíamos que realmente lo había solicitado, pero no era cierto. Von Rundstedt negó haber pedido jamás el relevo e, incluso, haber pensado siquiera en pedirlo. Estaba muy encolerizado, tanto que juró no volver a asumir ningún puesto de mando bajo Hitler. Yo sabía que no hablaba en serio, pues, para Von Rundstedt, la obediencia militar era incondicional y absoluta». <<
[5] Warlimont, Warlimont, Inside Hilter’s Headquarters, 1939-45, p. 477, 1939-45, p. 477. <<
[6] Según Walter Goerlitz, editor de The Memoirs of Field Marshall Keitel, capítulo X, página 347, Von Rundstedt le dijo a Hitler: «Mi Führer, cualesquiera que sean sus órdenes, yo cumpliré con mi deber hasta mi último aliento». Mi versión de la reacción de Von Rundstedt se basa en los recuerdos del que fue jefe de su Estado Mayor, general de división Blumentritt. «No dije nada —le comentó Von Rundstedt—. Si hubiera abierto la boca, Hitler me habría estado hablando durante tres horas». <<
[7] Hitler se sirvió una vez más de su oficial más veterano, Von Rundstedt, nombrándole presidente del Tribunal de Honor que juzgó a los oficiales sospechosos. Von Rundstedt accedió en silencio a la petición del Führer. «Si no lo hubiera hecho —explicó más tarde—, yo también podía haber sido considerado un traidor». La explicación de Von Rundstedt no satisfizo nunca a muchos de sus colegas generales, que privadamente le criticaron por ceder a la petición de Hitler. <<
[8] Rommel, de quien Hitler sospechaba que también se hallaba implicado en el intento de asesinato, murió tres meses después. <<
[9] Model informó dos veces a Hitler de su incapacidad para mandar simultáneamente el OB West y el Grupo de Ejércitos B. «Le veíamos muy raras veces —recordó el jefe del Estado Mayor del OB West, Blumentritt—. Model detestaba el trabajo burocrático y se pasaba casi todo el tiempo en el frente». El teniente general Bodo Zimmermann, jefe de operaciones del OB West, escribió después de la guerra (OCMH MS 308, pp. 153-154) que, aunque Model «era un soldado perfectamente capaz» a menudo «exigía demasiado y demasiado rápidamente», con lo que «perdía de vista lo que era prácticamente posible». Tenía cierta tendencia a «disipar sus fuerzas —añadió Zimmermann—, y el trabajo de estado mayor se resentía a consecuencia de sus ausencias demasiado frecuentes y de sus erráticas e inconsistentes demandas». <<
[10] Comprensiblemente, los documentos alemanes de este período son vagos y, a menudo, inexplicables. Se dictaban órdenes que jamás eran recibidas, se volvían a enviar, eran revocadas o modificadas. Existe una gran confusión con respecto a la orden de Model. Según el Diario de guerra del Grupo de Ejércitos B, las órdenes de marcha para las 9.a y 10.a Divisiones Panzer de las SS fueron enviadas la noche del 3 de septiembre. Si es así, jamás fueron recibidas. Se tiene constancia, además, de que Bittrich recibió 48 horas más tarde sus instrucciones de supervisar el reagrupamiento y rehabilitación, no sólo de la 9.a Panzer, sino también de la 2.a y 116.a. Curiosamente, no se menciona la 10.a. No puedo encontrar pruebas de que ni la 2.a ni la 116.a llegaran jamás a la zona de Arnhem. (Parece ser que continuaron luchando en el frente). Según los propios papeles y Diarios de Bittrich, recibió las órdenes de Model verbalmente el 4 de septiembre y, en cumplimiento de las mismas, ordenó que se dirigieran al norte solamente la 9.a y la 10.a. Según sus comandantes, ambas unidades empezaron a retirarse lentamente en la noche del 5 al 6 de septiembre. <<
[11] Pese a la confusión, Student, amante de los caballos, anotó en su Diario que «aquellos grandes animales eran de los tipos Clydesdale, percherón, danés y frisón». Contrariamente a la creencia general, los ejércitos de Hitler, a diferencia de los Aliados, nunca estuvieron completamente motorizados. Incluso en la cúspide del poderío alemán, más del cincuenta por ciento de su transporte era de tracción animal. <<
[12] Charles B. MacDonald, The Siegfried Line Campaign, p. 124. Publicados en la serie oficial de Historia del Ejército de Estados Unidos, el libro de MacDonald y Breakout and Pursuit, de Martin Blumenson, presentan la imagen militar más exacta del derrumbamiento alemán en el oeste y de los acontecimientos que siguieron. Otra valiosa obra sobre el período, más vivida quizás porque fue escrita poco después de la guerra, es Defeat in the West, de Milton Shulman. <<
[13] Las pérdidas alemanas en hombres y material habían sido terribles. En los 92 días transcurridos desde la invasión de Normandía, 300 000 soldados alemanes habían resultado muertos, heridos o desaparecidos; otros 200 000 estaban cercados, defendiendo «fortalezas desesperadas» tales como puertos, o en las islas del Canal. Unas 53 divisiones alemanas habían sido destruidas, y a lo largo de Francia y Bélgica se hallaban diseminadas grandes cantidades de material, incluyendo por lo menos 1700 tanques, 3500 cañones, miles de vehículos blindados y transportes de tracción animal o motorizados y montañas de equipo y suministros que iban desde pequeñas armas hasta grandes depósitos de municiones. Las bajas incluían dos mariscales de campo y más de veinte generales. <<
[14] Para disgusto de Von Rundstedt, el general Blumentritt, que durante mucho tiempo había sido su jefe de Estado Mayor y más íntimo confidente, fue sustituido por el general Westphal el 5 de septiembre, ordenándosele regresar a Alemania. Von Rundstedt protestó en vano. Sin embargo, Blumentritt asistió a las primeras conferencias de Aremberg y no abandonó el Cuartel General hasta el 8 de septiembre. <<
[15] El difunto B. H. Liddell Hart, el famoso historiador británico, escribió en su History of the Second World War. «Fue un error múltiple por parte de cuatro comandantes, desde Montgomery hacia abajo…». En The Mighty Endeavor, el historiador estadounidense Charles B. MacDonald se muestra de acuerdo con Liddell Hart. Calificó a esta omisión de «uno de los errores tácticos más graves de la guerra». El mejor y más detallado relato sobre el coste de Amberes es, indudablemente, The 85 Days, de R. W. Thompson, y estoy de acuerdo con él en que una de las principales razones de la pérdida de la oportunidad fue «el cansancio». Los hombres de la 11.a Blindada, escribió, «se quedaban dormidos de pie, sentados o echados, insensibles y completamente exhaustos». Si aceptamos su teoría, resulta dudoso que la 11.a de Roberts hubiera podido continuar su avance con el mismo ímpetu. Sin embargo, aduce Thompson, Amberes y sus vitales accesos podían haber sido tomados con facilidad «si hubiera habido allí un comandante que siguiera la batalla hora a hora, día a día y dotado de la flexibilidad de mando necesaria para ver las perspectivas de la situación». <<
[16] En sus Memorias, Horrocks ofrece una sincera explicación. «Mi excusa es que tenía mi atención centrada completamente en el Rin, y todo lo demás me parecía de importancia secundaria. Jamás se me ocurrió que el Escalda estuviera minado y que no pudiéramos utilizar Amberes hasta que hubiera sido dragado el Canal y los alemanes expulsados de ambas orillas… Sin duda, Napoleón se habría dado cuenta de estas cosas, pero Horrocks no». Admite también que había poca oposición frente a él y que «teníamos todavía a nuestra disposición cien millas de gasolina por vehículo y la provisión de un día más». Habría habido «considerable riesgo». Pero «creo que, si lo hubiéramos arrostrado y continuado directamente nuestro avance en vez de detenernos en Bruselas, el curso de la guerra en Europa tal vez hubiera sido distinto». <<
[17] El joven príncipe, aunque nombrado por la reina comandante en jefe de las Fuerzas Holandesas, fue bastante sincero en sus entrevistas con el autor de este libro con respecto a su educación militar. «Yo no tenía ninguna experiencia táctica —me dijo—, excepción hecha de un curso seguido en la Academia Militar antes de la guerra. Realicé después unos cursos en Inglaterra, pero la mayor parte de mis conocimientos militares fueron adquiridos de forma práctica a través de lecturas y de conversaciones con mis oficiales. Sin embargo, nunca me consideré lo suficientemente experimentado como para tomar una decisión táctica. Dependía de mi Estado Mayor, que era muy competente». Sin embargo, Bernardo se tomó muy en serio su puesto. En su meticuloso Diario personal de 1944, que puso amablemente a mi disposición, anotó con minúscula caligrafía cada movimiento, casi minuto a minuto, desde llamadas telefónicas y conferencias militares hasta funciones oficiales. Durante este período, basándome en sus propias anotaciones, yo calcularía que trabajó un promedio de unas dieciséis horas diarias. <<
[18] General de división Francis de Guingand, Generals at War, pp. 100-101. <<
[19] Por irritados que se sintieran, Montgomery y la opinión pública británica se aplacaron un tanto cuando, el 1 de septiembre, Jorge VI nombró a Montgomery mariscal de campo a instancias de Churchill. <<
[20] Entrevista del autor con el mariscal de campo Montgomery. <<
[21] Para una versión más detallada de las estimaciones de los Servicios de Información aliados, véase doctor Forrest C. Pogue, The Supreme Command, pp. 244-245. <<
[22] Las conferencias de prensa semanales de Patton eran siempre interesantes, pero especialmente memorables por los comentarios «off-the-record» del general, que, por su colorista vocabulario, nunca se habrían podido publicar de todas formas. Aquella primera semana de septiembre, en mi calidad de corresponsal de guerra del Daily Telegraph de Londres, yo me encontraba presente cuando, con su característico estilo, expuso sus planes para los alemanes. Con su aguda voz y golpeando el mapa, Patton declaró que «quizás haya cinco mil, tal vez diez mil bastardos nazis en sus blocaos de cemento delante del Tercer Ejército. Pues bien, si Ike deja de favorecer a Monty y me entrega a mí los suministros, yo pasaré por la Línea Sigfrido como la mierda por el retrete». <<
[23] En justicia, debe decirse que Montgomery jamás empleó esta frase. Su idea era reunir cuarenta divisiones y avanzar hacia Berlín —lo que, ciertamente, no era un avance en flecha—, pero se le atribuyó la autoría de la expresión, y, a mi juicio, eso perjudicó su causa en el SHAEF durante las numerosas reuniones estratégicas que tuvieron lugar. <<
[24] Dicho al autor. En una entrevista grabada, el presidente Eisenhower casi revivió para mí sus emociones en la época de esta enconada discusión con Montgomery. Cuando le dije que había entrevistado al mariscal de campo, Eisenhower me interrumpió y dijo: «No necesita usted contarme lo que le ha dicho; le ha dicho que yo no sabía nada sobre guerra, ¿verdad? Mire, a mí sólo me interesa presentar el asunto de un modo veraz y lógico, porque todo historiador tiene que llegar a hacer sus propias deducciones… Personalmente, yo no concedería mucho valor a lo que recuerdan los generales, incluyéndome yo mismo. Porque la memoria es algo muy falible… Maldita sea, no sé qué es lo que oían ustedes en Inglaterra, pero los británicos jamás han comprendido el sistema americano de mando… Cuando la maldición (la Segunda Guerra Mundial) acabó, nunca oí de los británicos ningún canto de alabanza. Y no lo va a oír ahora, especialmente de gente como Montgomery. … Sus asociados han dicho de él cosas que yo jamás soñaría repetir. … Me importa un bledo si pasa a la Historia como el mejor soldado del mundo. No lo es, pero si pasa por tal, a mí me trae sin cuidado. … Se tomó tan a pecho la tarea de desacreditarnos a los americanos, y a mí en particular, de dejarnos al margen en todo, que, finalmente, dejé de comunicarme con él… No me interesaba mantener la comunicación con un hombre que, simplemente, no puede decir la verdad». Debe recordar el lector que, durante la guerra, el comandante supremo jamás habló en público sobre el mariscal de campo, y las opiniones aquí expresadas ven la luz por primera vez. <<
[25] Pogue, The Supreme Command, p. 280. <<
[26] En sus memorias, Montgomery explica al tratar de la entrevista que «tuvimos una buena charla». Pero manifiesta que, durante aquellos días de discusiones sobre estrategia, «posiblemente fui un poco lejos al intentar imponerle mi propio plan y no concedí suficiente importancia a la pesada carga política que soportaba… Volviendo ahora la vista hacia atrás, a menudo me pregunto si presté suficiente atención a las ideas de Eisenhower antes de refutarlas. Creo que sí. De todos modos…, nunca ha dejado de maravillarme su paciencia…». <<
[27] Al autor. <<
[28] Según su libro The Supreme Commander, p. 518, nota, Eisenhower le dijo a Stephen E. Ambrose: «No sólo lo aprobé…, insistí en que se llevara a cabo. Lo que necesitábamos era una cabeza de puente sobre el Rin. Si podíamos conseguirla, estaba completamente dispuesto a demorar todas las demás operaciones…». <<
[29] Actas de la primera conferencia para el desarrollo del plan, Archivo Operacional del Primer Ejército Aerotransportado aliado 1014-1017. <<
[30] General Omar N. Bradley, A Soldier’s Story, p. 416. Bradley añadió también: «No se me participó el plan. De hecho, Montgomery lo ideó y comunicó a Ike varios días antes de que yo me enterara de su existencia a través de nuestro oficial de enlace en el 21.º Grupo de Ejércitos». <<
[31] En su primera entrevista, Urquhart llevaba todavía sus emblemas de general de brigada y los ajustados pantalones de tartán y las polainas de la División Highland. Al finalizar la entrevista, Browning, señalando los pantalones de Urquhart, dijo: «También podría usted vestirse adecuadamente y prescindir de esos calzones». <<
[32] El coronel George S. Chatterton, que mandaba el Regimiento de Pilotos de Planeadores, recuerda que quería que se efectuara un golpe de mano, «que una fuerza de cinco o seis planeadores aterrizara cerca del puente y lo tomara. Yo no veía su necesidad, y recuerdo perfectamente que, por sugerirlo, me llamaron maldito asesino y carnicero». <<
[33] Knap nunca supo quiénes eran sus contactos, únicamente que sus informes eran transmitidos a una unidad secreta conocida con el nombre de «Grupo Albrecht». Sabía que las llamadas que hacía eran interurbanas. Por entonces, los números telefónicos holandeses constaban de cuatro cifras. Un brillante técnico telefónico llamado Nicolaas Tjalling de Bode ideó un método para los miembros de la Resistencia conforme al cual, utilizando ciertos números telefónicos, podían prescindir de las centrales locales y establecer automáticamente comunicación con toda Holanda. <<
[34] Bittrich, acusado de crímenes de guerra, pasó ocho años en la cárcel tras el final de la Segunda Guerra Mundial; el 22 de junio de 1953 fue declarado inocente y puesto en libertad. Los comandantes de las Waffen SS eran muy difíciles de localizar y entrevistar, pero Bittrich y sus oficiales me brindaron una gran ayuda, aclarándome muchos episodios desconocidos de la Batalla de Arnhem. Bittrich me manifestó sus deseos de que aclarase un pequeño detalle relativo a su vida privada. En varios relatos británicos, «se me ha descrito como músico que quería ser director de orquesta. Pero los autores me han confundido con mi hermano, el doctor Gerhard Bittrich, pianista y director de gran talento». <<
[35] En la seguridad de su celda después de la guerra, Rauter reconoció ante los interrogadores holandeses que «por entonces estaba ya muy nervioso… Tenía que paralizar a la Resistencia». El 12 de enero de 1949 Rauter fue declarado culpable por un tribunal francés de una amplia gama de delitos, entre los que se incluía «persecución a los judíos, deportación de habitantes a trabajos forzados, pillaje, confiscación de propiedades, detenciones ilegales… y la muerte de civiles inocentes como represalia por ofensas… contra las autoridades ocupantes». Fue ejecutado el 25 de marzo de 1949. <<
[36] Después de la guerra, algunos periódicos británicos atribuyeron a la circunstancia de que Lindemans señalara Arnhem como el objetivo principal de la operación el hecho de que estuvieran esperando las divisiones de panzer. Evidentemente, no es cierto. El Cuerpo de Bittrich llegó a sus posiciones antes de que Eisenhower y Montgomery se entrevistaran el 10 de septiembre y decidieran la Operación Market-Garden. Tampoco podía Lindemans haber sabido nada sobre el ataque de Arnhem ni las dimensiones colosales de la operación. Además, las decisiones aliadas sobre fechas, situación de las zonas de lanzamiento, etcétera, fueron tomadas mucho después de que Lindemans abandonara Bruselas para atravesar las líneas alemanas. Una segunda versión, frecuentemente repetida, es que Lindemans fue llevado al Cuartel General del coronel general Kurt Student, en Vught, para ser sometido a interrogatorio, y se ha sugerido que el experto en operaciones aerotransportadas evaluó correctamente la información y dio la alerta. Student negaría rotundamente esta alegación. «Es una completa mentira —me dijo—. Jamás vi a Lindemans. Es más, me enteré de todo el asunto en un campo de prisioneros después de la guerra». Student añadió: «La verdad es que nadie en el mando alemán sabía nada del ataque hasta que se produjo». Poco después de Market-Garden, empezó a sospecharse de Lindemans y fue detenido por los holandeses. King Kong, el gran Lotario, hizo honor a su reputación hasta el final. En julio de 1946. 48 horas antes de su juicio, Lindemans fue encontrado inconsciente en el hospital de la prisión, al lado de una enfermera. Los dos, en un extraño «pacto de amor», habían tomado una dosis excesiva de somníferos. Lindemans murió, y la muchacha sobrevivió. <<
[37] He basado esta sección en la información suministrada por el general S. L. A. Marshall, historiador jefe del teatro europeo de operaciones durante la Segunda Guerra Mundial, que me permitió amablemente consultar sus diversas monografías sobre Market-Garden y también su entrevista con el general Bedell Smith sobre la reunión con Eisenhower y, más tarde, con Montgomery. <<
[38] En su excelente libro The Battle for Germany (p. 13), el general de división británico Hubert Essame (retirado) escribe: «En su errónea apreciación de la verdadera situación existente a finales de agosto y durante la primera mitad de septiembre, los servicios de información aliados descendieron hasta un nivel sólo alcanzado por el general de división John Charteris, oficial jefe de los servicios de información de Haig en la época de las batallas de Passchendaele, en 1917». En aquella época, el primer ministro David Lloyd George afirmó que Charteris «seleccionaba solamente las cifras y datos que se ajustaban a sus fantasías y, luego, emitía los consiguientes informes esperanzadores». Durante la campaña de Flandes, de 1917, Charteris informó en varias ocasiones que el enemigo estaba «quebrantado», «destrozado», «con pocas reservas» e, incluso, «en desbandada». En las terribles batallas que siguieron en torno a Passchendaele entre el 31 de julio y el 12 de noviembre, las bajas, según la historia oficial británica, ascendieron a la enorme cifra de 244 897. <<
[39] En su historia de The 43rd Wessex División at War (p. 115), Essame escribe: «Los amantes de la disciplina en los uniformes —recordarían— que, cuando la moral del Ejército británico fue tan alta como en ningún otro momento de su historia, los oficiales llevaban la ropa que les parecía más adecuada a las condiciones en que tenían que vivir y luchar». <<
[40] Gorman ganó su Cruz Militar durante los combates en Caen, Normandía. Al frente de tres carros de combate Sherman, se vio súbitamente enfrentado a cuatro blindados alemanes, uno de ellos un Tiger de sesenta toneladas. Sus hombres dieron buena cuenta de los blindados alemanes, y Gorman embistió al enorme Tiger, destruyó su cañón y dio muerte a su tripulación cuando trataba de huir. <<
[41] Grave significa tumba, sepultura, en inglés. <<
[42] Puede encontrarse uno de los más completos relatos de las actividades del Primer Ejército Aerotransportado británico en el puente de Arnhem en The Battle of Arnhem Bridge, de Eric Mackay, Blackwood’s Magazine, octubre de 1945. <<
[43] En el sistema de comunicaciones se incluían 82 palomas suministradas por la RAF. Sus palomares se hallaban situados en la zona de Londres, lo que significaba que las aves, si sobrevivían al aterrizaje y a los alemanes, tendrían que volar aproximadamente 360 kilómetros para entregar un mensaje. <<
[44] Muchas versiones oficiales señalan las 10.25 horas como el momento en que despegó el primer avión de Market. Quizá pensaban en la salida de los exploradores, que llegaron primero. Del examen de los diarios de navegación y los horarios de los controladores aéreos, se deduce claramente que el despegue comenzó a las 9.45 horas. <<
[45] Como se consideraba a Market-Garden una operación exclusivamente británica, pocos corresponsales estadounidenses fueron acreditados para cubrir el ataque. No había ninguno en Arnhem. Uno de los americanos agregados a la 101.a era un periodista de United Press, llamado Walter Cronkite, que aterrizó en planeador. Cronkite recuerda que «yo creía que las ruedas del planeador eran para aterrizar. Imagine mi sorpresa cuando nos arrastramos a lo largo de la tierra y las ruedas aparecieron a través del suelo. Tuve también otro susto. Nuestros cascos, que todos juramos que llevábamos sujetos, salieron volando a consecuencia del impacto y parecieron más peligrosos que los obuses enemigos. Después de aterrizar, cogí el primer casco que vi y mi máquina de escribir Olivetti portátil y empecé a arrastrarme hacia el Canal, que era el punto de reunión. Al volver la vista, me encontré a una docena de tipos gateando detrás de mí. Al parecer, me había equivocado de casco. El que llevaba puesto tenía en la parte posterior dos galones, indicando que yo era un teniente». <<
[46] No debe confundirse este arma con el lanzamorteros alemán Nebelwerfer, más pequeño. Krafft sostiene que solamente existían cuatro de estos lanzadores experimentales. No me ha sido posible comprobar esta cuestión, pero no he encontrado constancia de ningún arma similar en el frente occidental. No hay duda de que se utilizó con devastadores efectos contra los británicos. Innumerables testigos describen el silbido y el impacto de los enormes morteros pero, inexplicablemente, no se hace mención del arma en ninguno de los informes británicos posteriores a la acción. <<
[47] En The Battle of Arnhem, p. 96, Christopher Hibbert, refiriéndose específicamente a los británicos en Arnhem y criticando por igual a las comunicaciones británicas, afirma que «los grupos americanos de apoyo aéreo estaban insuficientemente entrenados…, la desastrosa consecuencia fue que, hasta el último día de la operación…, no se prestó ningún apoyo aéreo eficaz a las tropas aerotransportadas». No parece existir información sobre quién se equivocó en la asignación de frecuencias, ni se conocen tampoco los nombres de los estadounidenses. No se ha localizado jamás a los dos grupos que se encontraban en medio de la batalla y que estaban en disposición de cambiar el rumbo de la Historia en aquel día crucial. Sin embargo, esas dos unidades de combate son las únicas estadounidenses de las que se sepa que participaron en la batalla de Arnhem. <<
[48] El informe posterior a la acción de la 82.a y el del comandante del 504.º Regimiento, coronel Tucker, manifiestan que el puente fue «tomado» a las 14.30 horas. Pero el mayor Wellems asegura que, como el puente se hallaba todavía hostigado por el fuego enemigo, los primeros hombres que realmente lo cruzaron desde el extremo nororiental, lo hicieron a las 15.35 horas. Sin embargo, el pelotón de la Compañía E mandado por el teniente Thompson ocupó el puente e impidió su demolición desde las 13.45, hasta que fue descrito como «seguro» a las 17 horas. <<
[49] Hay quien dice que el banderín de Browning había sido confeccionado por su esposa, la novelista Daphne du Maurier. «Siento decepcionar a los creadores de mitos —escribió ella—, pero cualquiera que haya visto mis intentos por enhebrar una aguja sabrá que eso es algo superior a mis fuerzas. Se trata, no obstante, de una idea deliciosa, y habría divertido mucho a mi marido». En realidad, el banderín había sido confeccionado por Hobson & Sons Ltd., de Londres, bajo la supervisión de Miss Claire Miller, que, por orden de Browning, cosió a mano también diminutas brújulas en quinientos cuellos de camisa y cinturones poco antes del comienzo de las operaciones de Market-Garden. <<
[50] Por los relojes aliados eran, en realidad, las 15.25 horas; había una hora de diferencia entre el horario alemán y el británico. <<
[51] En la leyenda de Arnhem se incluye siempre la historia de los documentos capturados, al igual que la del espía Lindemans. Algunas versiones aseguran que el plan Market-Garden fue encontrado sobre el cadáver de un capitán americano. Yo me entrevisté con Student y examiné todos sus documentos. En ningún momento confirma él que la cartera se hallara en poder de un capitán. Ni existe tampoco ninguna mención de este tipo en los archivos oficiales británicos y americanos. Quizás, puesto que Student dice que los planos procedían de «un planeador Waco», se dio por supuesto que solamente iban a bordo militares americanos. Sin embargo, parte del Cuartel General del Cuerpo del general Browning voló a Holanda en Waco, y uno de éstos se estrelló cerca del Cuartel General de Student. En cualquier caso, fuera británico o estadounidense el personal, considero sumamente improbable que el plan operacional completo de Market-Garden se hallara en poder de un capitán. En primer lugar, se puso gran cuidado en la distribución del plan; en segundo, cada copia estaba numerada y limitada exclusivamente a los oficiales de estado mayor. <<
[52] Algunos relatos de la batalla de Arnhem afirman que la unidad de Gough no pudo operar porque muchos de sus vehículos no habían conseguido llegar en los planeadores. «El fracaso, si se le puede llamar así —dice Gough—, no se debió a una falta de jeeps, sino al hecho de que nadie nos había advertido que se encontraban en la zona la 9.a y la 10.a Divisiones Panzer». <<
[53] Kussin, cumpliendo las órdenes de Model dictadas por el mariscal de campo cuando escapaba hacia el este aquella mañana, había informado al Cuartel General de Hitler de los aterrizajes y de la apurada huida de Model. El asalto aliado había provocado a Hitler una histérica preocupación. «Si hicieran lo mismo aquí —conjeturó—, me encontrarían aquí con mi Mando Supremo, Goering, Himmler, Ribbentrop. Resulta una presa sumamente apetitosa. Es evidente. Yo no vacilaría en arriesgar aquí dos divisiones de paracaidistas si, de un solo golpe, pudiera apoderarme de todo el mando alemán». <<
[54] General de división R. E. Urquhart, CB, DSO (con Wilfred Greatorex), Arnhem (Casseli, Londres, 1958), p. 40. <<
[55] Frost explicó que «un mapa que había cogido a un prisionero alemán… mostraba las rutas de una patrulla blindada enemiga, y deduje que las fuerzas alemanas estaban a mi izquierda». <<
[56] Varias versiones afirman que se desvió la puntería de los lanzallamas y, en vez de caer sobre el blocao, el ardiente líquido alcanzó varios cobertizos llenos de explosivos. <<
[57] Antitanque británico de corto alcance con un peso de 17 kilogramos y capaz de lanzar un proyectil que podía atravesar un blindaje de diez centímetros. <<
[58] Según el sargento de la Policía holandesa Johannes van Kuijk, el puente se hallaba abandonado y sin vigilancia cuando él entró de servicio a las 19.30 horas de aquella tarde. Según Van Kuijk, al comenzar a aterrizar las tropas aerotransportadas, había desertado la guarnición del puente, compuesta por 25 veteranos de la Primera Guerra Mundial. <<
[59] En las órdenes oficiales dadas a Urquhart no parece existir ninguna referencia al transbordador de Driel como objetivo a tomar. Las fotografías de reconocimiento de la RAF, utilizadas en las conferencias de instrucciones, muestran claramente su presencia, y es de suponer que se tratara de él en alguna fase de la elaboración de los planes. Cuando le entrevisté sobre este punto, el general Urquhart me dijo: «No puedo recordar que se hablara del transbordador». Cuando finalmente Urquhart se enteró de su existencia, ya era demasiado tarde. Dice Urquhart: «Para entonces, no tenía yo hombres suficientes para cruzar el río». En órdenes verbales, sin embargo, se advirtió a los ingenieros que «la toma de todos los transbordadores, barcazas y remolcadores es de vital importancia para ayudar al posterior avance del Cuerpo». Es evidente, no obstante, que en las fases finales de la preparación se redujo la prioridad de estas órdenes, pues nunca fueron formalmente dictadas. «Nadie nos habló del transbordador de Driel —le dijo el coronel Frost al autor—, y todo hubiera podido ser muy distinto». <<
[60] La RAF arrojó falsos paracaidistas sobre una amplia zona en torno a Utrecht, distrayendo durante varios días a algunas unidades alemanas. No se lanzaron tropas sobre Varsovia, y el informe pudo ser consecuencia de un error de transmisión o, simplemente, fruto de un rumor infundado. <<
[61] «Cuando informamos por primera vez del ataque aerotransportado al Cuartel General de Von Rundstedt —me dijo el jefe de Operaciones de Model, el coronel Hans von Tempelhof—, el OB West pareció no inmutarse apenas. De hecho, la reacción fue casi impasiblemente normal. Cambió rápidamente». <<
[62] El OB West tampoco fue informado de los capturados planes de Market-Garden, ni se mencionan para nada los documentos en los informes de Model a Von Rundstedt. Por alguna razón, Model prestó tan poca atención a los planes que no los comunicó al Cuartel General Superior. <<
[63] Varios días después, los médicos dijeron a Bestebreurtje que había que amputarle el dedo. «Me negué en redondo. Era mi dedo, y no pensaba dejar que me lo cortaran. Además, no habría podido volver a tocar el piano». Todavía tiene el dedo. <<
[64] Grayburn encontró la muerte en la batalla de Arnhem. El 20 de septiembre, se mantuvo a pie a la vista de un carro de combate enemigo y dirigió la retirada de sus hombres hasta un perímetro defensivo. Por su extraordinario valor, dotes de mando y entrega al deber de que hizo gala durante toda la batalla, fue recompensado, a título póstumo, con la más alta condecoración británica, la Cruz Victoria. <<
[65] Versión alemana del bazooka anticarro sin retroceso estadounidense, capaz de disparar con extraordinaria precisión un proyectil de nueve kilos. <<
[66] Había en el zoo doce mil palomas mensajeras que los alemanes habían recogido de las pajarerías de todo Arnhem. Temiendo que los holandeses utilizaran las palomas para transmitir informes, las aves habían sido confiscadas y alojadas en el zoo. Diariamente, aparecían soldados alemanes para contar las aves, y se había dado orden de que incluso las palomas muertas fueran conservadas hasta que los alemanes pudieran comprobar sus números de registro. <<
[67] Ordenó que la mitad del South Staffords emprendiera la marcha hacia Arnhem. La otra mitad de este batallón no llegaría hasta el segundo vuelo, cuando, complementando el avance del 11.º Batallón de Hackett, avanzaran también esas unidades. <<
[68] Poco tiempo después, Waddy fue muerto por una explosión de mortero mientras inspeccionaba las posiciones británicas. <<
[69] En esa campaña, los soldados observaron que los árabes al gritarse mensajes unos a otros, parecían empezar cada comunicación con esas palabras. En Arnhem, el grito de guerra adquiriría un significado especial. Permitía a los soldados de ambos lados de la rampa norte determinar quién era amigo o enemigo en las diversas posiciones y edificios, ya que los alemanes parecían incapaces de pronunciar las palabras. Según Hilary St. George Saunders, en By Air to Battle, el grito de guerra «parecía enardecer al máximo a los hombres». <<
[70] Véase Cornelius Ryan, El día más largo. Inédita Editores, Barcelona, 2004. <<
[71] En los violentos y caóticos combates que se desarrollaron durante más de cuatro horas en esas zonas, resultó muerto uno de los oficiales más apreciados de la 82.a, el campeón de pesos pesados de la división, capitán Anthony Stefanich. «Hemos recorrido juntos un largo camino —dijo a sus hombres—. Decid a los muchachos que hagan un buen trabajo». Luego, murió. <<
[72] Existen ciertas discrepancias en la compilación de cifras de aviones. Las fuentes estadounidenses dan un total de 3807 aparatos; las británicas, 4000. Las cifras que se dan aquí proceden del informe posterior a la acción presentado por el Cuerpo del general Browning; la diferencia parece estribar en el número de cazas. Según fuentes estadounidenses, dieron escolta al segundo vuelo 674 cazas con base en Inglaterra, pero había también 193 cazas con base en Bélgica no incluidos en ese número, lo que hace un total de 867 cazas. El mejor relato, con mucho, de la acción aérea de Market-Garden, particularmente en lo que se refiere a los transportes de tropas, es el oficial Estudio n.º 97, de la División Histórica de la USAF, del doctor John C. Warren, titulado Airborne Operations in World War II, European Theater. <<
[73] La historia es probablemente apócrifa, pero a los holandeses les gusta contarla. Según la señora Ter Horst, de Oosterbeek, cuando los soldados británicos y su equipo, incluyendo un cañón anticarro, subieron al transbordador de Driel, Pieter se vio enfrentado a un dilema: el de si cobrarles o no el viaje. Para cuando llegaron a la orilla norte, Pieter había decidido dejárselo gratis. <<
[74] Aunque numerosos testigos confirman la historia, me he abstenido de publicar el nombre del oficial. Existen todavía dudas de que se suicidase. Era popular y valiente. Puede que utilizara su pistola, o puede que fuera alcanzado por un francotirador. <<
[75] Esto mismo se afirma en varias monografías escritas por el eminente historiador militar holandés teniente coronel Theodor A. Boeree. «Si Urquhart hubiera estado allá —escribe—, muy bien hubiese podido abandonar la defensa del puente, hacer regresar al batallón de Frost, caso de ser posible, concentrar sus seis batallones originales y los tres de la 4.a Brigada Paracaidista que acababan de tomar tierra y establecer una firme cabeza de puente en algún lugar de la orilla septentrional del Bajo Rin… con las alturas de Westerbouwing… como centro de la cabeza de puente. Allí, hubiera podido esperar la llegada del Segundo Ejército británico». <<
[76] Yo creo que la disputa fue mucho más acalorada de lo que se desprende de la descripción presentada pero, comprensiblemente, Hicks y Hackett, buenos amigos, se muestran reacios a tratar el asunto con más detalle. Existen por lo menos cuatro versiones diferentes de lo que sucedió y tal vez no sea completamente exacta ninguna de ellas. Mi reconstrucción se basa en entrevistas con Hackett, Hicks y Mackenzie y en los relatos de Urquhart en Arnhem, pp. 77-90, y de Hibbert en The Battle of Arnhem, pp. 101-103. <<
[77] Después de la guerra, Gough supo que el general Horrocks había estado pensando en una idea similar. Recordando cómo una rápida unidad de reconocimiento se había adelantado a la columna británica y enlazado con la 101.a, pensó que una patrulla rápida parecida muy bien podría arriesgarse y llegar al puente de Arnhem. «El coronel Vincent Dunkerly fue designado para mandar el grupo —dice Gough—, y, como yo, confesó que se había pasado todo el día ensuciándose casi los pantalones sólo de pensarlo». <<
[78] Durante casi toda la batalla de Arnhem, el hospital fue utilizado indistintamente por médicos británicos y alemanes para atender a sus heridos. Seccombe, como prisionero de los alemanes, fue trasladado a la pequeña ciudad holandesa de Enschede, a unos ocho kilómetros de la frontera alemana. Durante su estancia allí le fueron amputadas las dos piernas. Fue liberado en abril de 1945. <<
[79] Deane-Drummond fue capturado el viernes 22 de septiembre, poco después de haber abandonado la casa próxima al puente de Arnhem. En una vieja villa cerca del Velp, utilizada como encierro de prisioneros de guerra, descubrió un armario empotrado en el que ocultarse. En aquel angosto recinto permaneció trece días, racionándose unos cuantos sorbos de agua y una pequeña cantidad de pan. El 5 de octubre huyó, estableció contacto con la Resistencia holandesa, y el 22 de octubre fue llevado al puesto de evacuación de heridos de la 1.a Aerotransportada, en Nimega. Uno de los tres hombres que estaban con él en Arnhem, el asistente de Deane-Drummond, el cabo Arthur Turner, fue también capturado y conducido a la casa de Velp. Finalmente, fue enviado a un campo de prisioneros de Alemania y liberado en abril de 1945. La historia de Deane-Drummond se halla relatada en su propio libro, Return Ticket. <<
[80] Milbourne fue capturado más tarde en el sótano de la casa de Ter Horst, en Oosterbeek. Perdió el ojo izquierdo, y un cirujano alemán le amputó las dos manos en Apeldoorn. Pasó el resto de la guerra en un campo de prisioneros en Alemania. <<
[81] Según Bittrich, los alemanes se enteraron por los prisioneros de que se le daba a Urquhart por muerto o desaparecido, y también aseguró que «estábamos captando mensajes de radio y escuchando llamadas telefónicas». <<
[82] Muchos de los relatos británicos sobre Arnhem, incluyendo el excelente Struggle for Europe, de Chester Wilmot, dan a entender que Browning sabía más acerca de la situación de Urquhart en aquel momento de lo que realmente sabía. Un cuidadoso examen de la dispersa e incompleta información transmitida al Cuartel General del Cuerpo pone de manifiesto que el primer mensaje directo desde el sector de Arnhem le llegó a Browning a las 8.25 horas del día 19. Otros dos llegaron en el curso del día y se referían al puente, emplazamientos de tropas y a una petición de apoyo aéreo. Aunque se habían enviado numerosos mensajes dando la verdadera situación, no habían sido recibidos y estos tres no contenían la menor indicación de que la división de Urquhart estaba siendo metódicamente destruida. En algunos sectores se ha criticado injustamente a Montgomery y Browning por no adoptar medidas más inmediatas y positivas. En aquellos momentos, no sabían prácticamente nada de los críticos problemas de Urquhart. <<
[83] El teniente de aviación David Lord, titular de la Cruz de servicios Aéreos Distinguidos, fue recompensado a título póstumo con la Cruz Victoria. Fueron identificados los cadáveres de los tres oficiales de la RAF y los cuatro despachadores del Ejército —oficial piloto R. E. H. Medhurst, oficial de vuelo A. Ballantyne, cabo Nixon, conductores James Ricketts, Leonard Sidney Harper y Arthur Rowbotham—, y se hallan enterrados actualmente en el cementerio militar británico de Arnhem. <<
[84] Esto me lo contó la propia señora Johnson. Ella lo supo de labios del ayudante del 502.º, capitán Hugh Roberts. Aunque el capitán Roberts no mencionó el nombre del oficial, debo suponer que era el teniente coronel Steve Chappuis, del 2.º Batallón. El capitán Johnson sólo recuerda que «desperté seis semanas después en Inglaterra, ciego, sordo, mudo, con 16 kilos menos y una gran placa en la cabeza». A excepción de su ceguera parcial, se recobró. El sargento Dohun, en su correspondencia y en la entrevista sostenida con él para este libro, apenas si mencionó el papel que desempeñó para salvar la vida del capitán Johnson. Pero reconoce que sucedió. «Todavía no sé —escribió—, si le habría pegado o no un tiro a aquel médico». <<
[85] En Normandía, Vandervoort había combatido durante cuarenta días con un tobillo roto. Véase El día más largo. <<
[86] Mackay creyó que la noticia se refería a Arnhem; en realidad, aludía al enlace de los tanques de Horrocks con la 82.a Aerotransportada en Nimega. <<
[87] Queripel fue recompensado, a título póstumo, con la Cruz Victoria. <<
[88] Los británicos se mostraban cautelosos con la Resistencia holandesa desde hacía tiempo. En 1942, el comandante Herman Giskes, jefe del espionaje nazi en Holanda, consiguió infiltrarse en las redes de los servicios de información holandeses. Agentes enviados desde Inglaterra fueron capturados y obligados a trabajar para él. Durante veinte meses, en la operación de contraespionaje quizá más espectacular de la Segunda Guerra Mundial, casi todos los agentes lanzados en paracaídas sobre Holanda fueron interceptados por los alemanes. Como medida de seguridad, se ordenó a los escuchas de radio en Inglaterra que prestaran atención a errores deliberados en mensajes transmitidos por Morse. Sin embargo, los mensajes de estos «agentes dobles» eran aceptados plenamente por el espionaje británico. La Operación Polo norte de Giskes no llegó a su fin hasta que escaparon dos agentes. Habiendo engañado durante tanto tiempo a los Aliados, Giskes no pudo resistir la tentación de jactarse de su acción. En un mensaje a los británicos, el 23 de noviembre de 1943, cablegrafió:
A los señores Hunt, Bingham & Co., Successors Ltd., Londres. Tenemos entendido que llevan ustedes algún tiempo intentando negociar en Holanda sin nuestra ayuda. Lo lamentamos…, ya que hace mucho tiempo que venimos actuando como únicos representantes de ustedes en este país. Sin embargo…, deberían considerar la posibilidad de hacernos una visita al continente a gran escala, y prestaremos a sus emisarios la misma atención que les hemos dispensado hasta ahora…
Como consecuencia de ello, aunque las redes de los servicios de información fueron depuradas y sometidas a una reorganización completa y, aunque los grupos de la Resistencia holandesa fueron mantenidos al margen de estas actividades secretas, no dejó de advertirse a numerosos oficiales británicos antes de la Operación Market-Garden que no depositaran una excesiva confianza en la Resistencia. <<
[89] Aunque éstas son las cifras exactas tomadas del Diario del Grupo de Ejércitos B, parecen excesivas, especialmente en lo que se refiere al número de cañones, vehículos y caballos. La evacuación del Decimoquinto Ejército a través del Escalda y alrededor de Amberes fue dirigida por el general Eugene Félix Schwalbe. En 1946 dio la siguiente estimación: 65 000 hombres, 225 cañones, 750 camiones y carros y 1000 caballos (véase Milton Shulman, Defeat in the West). Yo no puedo explicar la discrepancia, pero las cifras dadas por Schwalbe parecen mucho más realistas. <<
[90] «El Señor es contigo» era demasiado largo —dice Cook—, así que repetía sin cesar: «Dios te salve María» (una remada), «llena eres de gracia» (otra remada). El capitán Keep trató de recordar sus tiempos de remero en Princeton, pero se encontró a sí mismo contando nerviosamente «7-6-7-7-7-8-9». <<
[91] Según Charles B. MacDonald, en The Siegfried Line Campaign, p. 181, los alemanes que se encontraban en el puente tenían un armamento impresionante que incluía 34 ametralladoras, dos cañones antiaéreos de veinte milímetros y un cañón de 88 milímetros de doble uso. <<
[92] Se ha dicho que fue izada una bandera estadounidense en el extremo norte del puente del ferrocarril y que, entre el humo y la confusión, los tanquistas británicos creyeron que ondeaba en el otro extremo del puente de la carretera, indicando que los americanos se habían apoderado aquél. Tal vez sea cierto, pero en las decenas de entrevistas que he sostenido no he encontrado un solo participante que lo confirmara. He recorrido a pie toda la zona, y parece inconcebible que quien mire a lo largo del puente de la carretera pueda confundir una bandera ondeando más de un kilómetro al oeste con el final de ese puente. <<
[93] Éste es el primer relato del intento alemán de destruir el puente de carretera de Nimega. El general Harmel jamás había concedido a nadie una entrevista sobre este tema. El fallo de la carga de demolición sigue constituyendo un misterio. Muchos holandeses creen que el puente fue salvado por un joven obrero de la Resistencia, Jan van Hoof, que había sido enviado a Nimega el día 19 por el oficial de enlace holandés de la 82.a, capitán Arie Bestebreurtje, como guía de las fuerzas aerotransportadas. Se cree que Van Hoof logró atravesar las líneas alemanas y llegar al puente, donde cortó los cables conectados con los explosivos. Tal vez sea cierto. En 1949, una comisión holandesa que investigaba sobre el particular llegó a la conclusión de que Van Hoof había cortado algunos cables, pero no pudo confirmar que sólo eso salvara al puente. Las cargas y los cables de contacto estaban en el lado del Waal orientado hacia Lent, y los detractores de Van Hoof sostienen que le habría sido imposible llegar hasta ellas sin ser visto. La controversia se mantiene viva todavía. Aunque todas las pruebas están en contra de él, yo personalmente quisiera creer que el joven holandés, que fue fusilado por los alemanes a causa del papel que desempeñó en la batalla, fue realmente el autor del hecho que se le atribuye. <<
[94] Dice el general Gavin: «No puedo expresarle la cólera y la amargura de mis hombres. Al amanecer, encontré a Tucker tan furioso que casi no podía hablar. No hay soldado en el mundo al que yo admire más que al británico, pero los jefes de la infantería británica no comprendían la camaradería de las tropas aerotransportadas. Para nuestros hombres, allí solamente había un objetivo: salvar a sus hermanos de Arnhem. Era trágico. Yo sabía que Tucker quería ir, pero nunca hubiera podido permitírselo. Tenía las manos atadas. Además, Tucker y mis otros oficiales no captaban algunos de los problemas que los británicos tenían en aquel momento». <<
[95] Al día siguiente, Mackay y otros tres huyeron de la ciudad alemana de Emmerich. Uno de los hombres que iban con él era el teniente Dennis Simpson, que había encabezado la salida del pequeño grupo desde la escuela. Los cuatro hombres se abrieron paso a través del campo y llegaron al Rin. En un bote robado, se dirigieron remando hasta las líneas aliadas en Nimega. <<
[96] La consolidación del extremo sudoriental del perímetro debió mucho a la agilidad mental del coronel Sheriff Thompson quien, en la confusión de la batalla, cuando los hombres que se retiraban de Arnhem el 19 de septiembre se encontraron sin jefes, los organizó rápidamente en defensa del último trozo de tierra alta ante sus posiciones artilleras. Estas fuerzas juntamente con otras que se habían separado anteriormente de sus unidades —unos 150 pilotos de planeadores y sus propios artilleros, unos 800 en total— fueron conocidas por el nombre de «Fuerza Thompson». Incrementado con posterioridad su número, fueron situados bajo el mando del comandante Lonsdale. Se retiraron al final del 20 de septiembre y fueron desplegados por Thompson a lo largo de sus posiciones artilleras. A causa de los cambios de mando y de la situación general, ha continuado existiendo cierta confusión con respecto a estos acontecimientos, pero inmediatamente antes de que Thompson resultara herido el 21 de septiembre, toda la infantería de la zona artillera quedó agrupada en lo que más tarde se conocería con el nombre de «Fuerza Lonsdale». Los pilotos de planeadores continuaron bajo el mando de la 1.a Brigada de Desembarco Aéreo. <<
[97] Munford destruyó su aparato de radio poco después del amanecer del jueves, cuando los alemanes empezaron a apresar a los pocos hombres que todavía intentaban aguantar. «Los blindados y la infantería enemigos estaban en el puente —recuerda Munford—. Ayudé a varios heridos a llegar a un punto de reunión y entonces destrocé a golpes la radio. El coronel Thompson no podía hacer nada más por nosotros, y todos los que podían querían regresar a la división, en Oosterbeek». Munford fue capturado en las afueras de Arnhem cuando intentaba alcanzar las líneas británicas. <<
[98] Ésta es la primera vez que se publica la verdadera historia del transbordador. Incluso la versión oficial dice que fue hundido. Otras versiones dan a entender que para impedir su uso, los alemanes o destruyeron el transbordador con fuego de artillería o lo llevaron a otro punto situado bajo su control. En ningún Diario de guerra alemán ni en ningún informe posterior a la acción existe la menor base para estas conjeturas. En entrevistas con oficiales alemanes —tales como Bittrich. Harzer, Harmel y Krafft—, descubrí que ninguno de ellos podía recordar haber ordenado tal acción. Suponiendo que los alemanes quisieran apoderarse del transbordador, yo creo que habrían encontrado las mismas dificultades que las citadas por Edwards para su localización. De todas formas, ningún oficial alemán recuerda haber ordenado cortar el cable para impedir que los británicos lo usaran. <<
[99] Stanislaw Sosabowski, Freely I Served, p. 124. <<
[100] Algunas versiones aseguran que Cora era miembro de la Resistencia y fue enviada para informar a Sosabowski de que el transbordador se encontraba en manos alemanas. «Nada podría estar más lejos de la verdad —dice Cora—. Yo no pertenecí jamás a la Resistencia, aunque mis hermanos trabajaban con ella. Los británicos no confiaban en la Resistencia, y, desde luego, no tuvimos en Driel la menor noticia del lanzamiento hasta ver a los polacos ante nosotros». <<
[101] El teniente Rupert Mahaffey, de los Guardias Irlandeses, recuerda que, poco después de que los blindados fueran detenidos en Elst, un oficial de la Brigada holandesa Princesa Irene fue a cenar al comedor de los Guardias. Paseando la vista por la mesa, el oficial holandés dijo: «Habéis suspendido el examen». Explicó que uno de los problemas del examen de la Escuela de Estado Mayor holandesa se refería exclusivamente a la forma correcta de atacar Arnhem desde Nimega. Había dos opciones: a) atacar por la carretera principal; b) avanzar por ella durante dos o tres kilómetros, torcer a la izquierda, atravesar el Rin y realizar un movimiento de flanqueo. «Los que eligieron avanzar directamente por la carretera suspendieron el examen —dijo el oficial—. Los que torcieron a la izquierda y, luego, remontaron el río, aprobaron». <<
[102] Chester Wilmot, The Struggle for Europe, p. 516. <<
[103] Los nombres de los famosos regimientos británicos originaban siempre confusiones a los americanos, en particular sus abreviaturas. Al Cuartel General del 1.er Ejército Aerotransportado Aliado llegó un mensaje referente al Regimiento de Infantería Ligera Duque de Cornualles (5th Duke of Cornwalls Light Infantry) que decía: «5DCLI va a establecer contacto con 1.a División Aerotransportada…». El desconcertado oficial de servicio de desembarco descifró el mensaje. Informó: «Cinco patos transportando infantería ligera (Five Duck Craft Landing Infantry)» se dirigían hacia Urquhart. <<
[104] Wyllie no volvió a ver nunca a los Voskuil ni supo tampoco sus nombres. Durante años, estuvo preocupado por la mujer del sótano y por el niño que creyó muerto. En la actualidad, el pequeño Henri Voskuil es médico. <<
[105] Algunos de los mejores reportajes de guerra salieron de Arnhem. El equipo de Prensa compuesto por diez hombres agregado a la 1.a División Aerotransportada, se hallaba integrado por el comandante Rey Oliver, oficial de información pública, los censores, teniente de aviación Billy Williams y capitán Peter Brett los fotógrafos militares, sargentos Lewis y Walter, y los corresponsales Alan Wood, del Daily Express de Londres: Stanley Maxted y Guy Byam, de la BBC; Jack Smyth, de la agencia Reuter, y Marek Swiecicki, corresponsal polaco agregado a la Brigada de Sosabowski. Aunque limitados por las esporádicas comunicaciones a sólo unos centenares de palabras al día, estos hombres plasmaron los sufrimientos de los hombres de Urquhart dentro de la mejor tradición del periodismo de guerra. Me ha sido imposible localizar un solo corresponsal del grupo original. Presumiblemente, todos han muerto. <<
[106] Inexplicablemente, algunas versiones oficiales y semioficiales británicas sostienen que el mal tiempo impidió toda actividad aérea el sábado 23 de septiembre. Los informes meteorológicos posteriores a la acción del Cuerpo y de las Fuerzas Aéreas aliadas dan cuenta de que el tiempo fue bueno el sábado y se realizaron más misiones aéreas que ningún día desde el martes 19. En la semioficial Struggle for Europe, Chester Wilmot se equivocó al manifestar que el sábado «el aprovisionamiento aéreo se había visto frustrado por el mal tiempo». La frase alteró en lo sucesivo su cronología de la batalla. Otras versiones, siguiendo a Wilmot, han aumentado las inexactitudes. <<
[107] La versión de Skalka de que tuvo lugar algún intercambio de mensajes es probablemente exacta. Sin embargo, el contenido de los mensajes es, sin duda, discutible, especialmente su respuesta con respecto a la Luftwaffe, que se hallaba en acción durante la mañana, hostigando los lanzamientos británicos. Constituye además un desprecio a las fuerzas de su propio país. Tal despectiva valoración del propio bando ante un enemigo era poco frecuente en las SS. <<
[108] Tanto Lathbury como Hackett se convirtieron en «cabos» en el hospital. Se le advirtió al sargento Dave Morris, que donó sangre a Hackett antes de su operación, de que no debía revelar la identidad del general de brigada. Lathbury, que se encontraba en el hospital desde el día 19, recibió sus primeras noticias de la División cuando llegaron los heridos de Oosterbeek, incluyendo la información de que Urquhart había logrado reunirse con la División y de que los hombres de Frost habían ocupado el puente de Arnhem durante casi cuatro días. Ambos generales de brigada escaparon posteriormente del hospital con la ayuda de los holandeses y se ocultaron. Lathbury acabó reuniéndose con el incorregible comandante Digby Tatham-Warter, quien, vestido de paisano y trabajando con la Resistencia holandesa, «andaba por todas partes con entera tranquilidad y en una ocasión, ayudó a sacar un coche oficial alemán de la cuneta en la que había quedado atascado». Con un grupo de aproximadamente 120 soldados, médicos y pilotos que habían sido ocultados por los holandeses, y dirigido por un guía holandés, Lathbury llegó hasta las tropas estadounidenses que se encontraban al sur del Rin al anochecer del 22 de octubre. El increíble Tatham-Warter ayudó a escapar a unos 150 soldados británicos. Incidentalmente, el autor tardó siete años en descubrir su paradero, y acabó haciéndolo por casualidad. Mi editor británico se lo encontró en Kenya, donde ha estado viviendo desde el final de la guerra. Tatham-Warter dice «que llevaba el paraguas durante la batalla más con fines de identificación que por ninguna otra cosa, porque siempre me estaba olvidando el santo y seña». <<
[109] En otros relatos de la batalla han aparecido varias versiones distintas de este mensaje. La que aquí se incluye es la original. El teniente Neville Hay conservó sus libros de mensajes Phantom y me permitió consultarlos. Le estoy sumamente agradecido por su cooperación. <<
[110] Una de las granadas le golpeó a Tilly en la cabeza e hizo explosión. Increíblemente, sólo sufrió heridas leves y sobrevivió como prisionero de guerra hasta el fin de las hostilidades. <<
[111] «Los blindados llegaron en las primeras horas de la mañana», dice el general Harmel en el anexo número 6 de su Diario de guerra del 24 de septiembre, añadiendo que «el Cuartel General del II Cuerpo Panzer asignó el grueso de este destacamento, 45 carros de combate Tiger, a la 10.a División Frundsberg, de las SS». <<
[112] Los niños nunca lo verían. El 27 de septiembre, en una brutal represalia contra los holandeses, los alemanes ordenaron la evacuación de toda la zona de Arnhem. Arnhem y los pueblos próximos quedarían deshabitados hasta los últimos días de la guerra, cuando las tropas canadienses llegaron el 14 de abril de 1945. <<
[113] Doctor John C. Warren, Airborne Operations in World War II, European Theater, p. 146. <<