Agradecimientos

Para todos los muchachos que no lograron salir con vida, y sobre todo para Jock, por sus habilidades culinarias con lo poquito de más que podía yo aportar a la cazuela. Y para Rose, por hacer que mi vida como prisionero fuera un poco más soportable. Pero sobre todo para mi mujer, Brenda, que me animó en la escritura de este libro. Por los cuidados y atenciones incondicionales que me ha dispensado a lo largo de nuestro matrimonio y sobre todo en los últimos ocho años, cuando me ha fallado la salud. Sin ella no seguiría aquí ahora para contar esta historia.

Brenda, este libro es para ti.