Sábado, 21 de julio, 2001
Cuando despertó, Ben no vio su habitación, como cada mañana. Las sombras del desván se cernían sobre él, con los haces luminosos ahora transformados en diminutas nubecillas flotando aquí y allá. Las vio por todas partes, incluso en las paredes.
Lentamente, alzó su cuerpo haciendo fuerza con los brazos. En sus manos húmedas se marcó el diseño astillado de la madera. Se sentía atontado, pero no lo suficiente como para no comprender dónde había pasado la noche. Como si hiciera falta, la primera prueba contundente de su estancia en el desván se presentó de inmediato; al torcer la espalda para erguirse, una llamarada dolorosa lamió la parte baja de su espalda y se extendió con rapidez hacia los hombros y el cuello. Tuvo que permanecer quieto unos segundos; luego reanudó sus movimientos con lentitud, lo que no hizo más que racionar el dolor en cuotas.
Se sentó con dificultad. Al dolor en la espalda se le sumó una palpitación en la sien y una ligera hinchazón en la vejiga.
¿Realmente había pasado la noche allí arriba?
La idea le resultaba tan inverosímil que no le hubiera otorgado crédito en otras circunstancias. Los acontecimientos de la noche anterior le resultaban lejanos, similares a un recuerdo de su niñez temprana o a un sueño. No tenía manera de saber la hora, pues no tenía reloj, pero era probable que fuera entrada la mañana. El dolor era una prueba de haber dormido un tiempo considerable en una mala postura.
Pensó, alarmado, que tenía que abandonar el desván cuanto antes. No era capaz de comprender la razón por la que había decidido subir en primer lugar, pero no importaba. No se le ocurría en ese momento un motivo para permanecer allí, y eso era suficiente. Miró a su alrededor. Las perforaciones diminutas en el desván se multiplicaban ahora en toda su extensión. Alcanzó a distinguir también un bulto a su izquierda, en la parte más baja, que recordaba vagamente haber visto la noche anterior, pero tampoco ahora pudo precisar qué era.
Apoyó las rodillas y las manos en el suelo de madera y se desplazó en dirección al baño. Cuando se encontraba sobre la habitación de sus padres, escuchó sonidos que reconoció al instante.
Voces.