Notas conclusión

[1] Entre ellos se puede mencionar a Ian Gibson, que últimamente ha declarado que «comprende» los asesinatos en masa realizados por el Frente popular en Paracuellos; Santos Juliá, que fue cargo público en los últimos tiempos —y peores— de la administración socialista de Felipe González; a Paul Preston, cuya biografía de Franco constituye un cúmulo de inexactitudes; o a Julián Casanova, autor de alguna obra de sesgo acentuadamente anticlerical en la que convierte en capellán del ejército de Franco a algún niño de la época de la guerra civil que, ¡por supuesto, no había sido ordenado sacerdote! Un análisis muy atinado sobre este último en A. D. Martín Rubio, Mitos…, pp. 226, 243 y ss. <<

[2] Véase C. Vidal, Las Brigadas internacionales, Madrid, 2006. <<

[3] Una colección de los mismos en C. Vidal, Recuerdo 1936… Una historia oral de la guerra civil española, Madrid, 1996. <<

[4] D. Abad de Santillán, Por qué perdimos la guerra, 1940, pp. 295-300. <<

[5] J. Gorkín, Caníbales políticos. Hitler y Stalin en España, México, 1941, pp. 48-56. <<

[6] J. Hernández, La Grande Trahison, París, 1953, pp. 149-153. Existen versiones en castellano de los testimonios de J. Hernández: Yo fui ministro de Stalin, México, 1953 y En el país de la gran mentira, Madrid, 1974. <<

[7] Delgado E. Castro Delgado, Hombres made in Moscú, Barcelona, 1963. <<

[8] Comunista en España y antistalinista en la URSS, México, 1952, pp. 32-37. No resulta casual que este libro fuera en realidad redactado por Julián Gorkín partiendo de diversas conversaciones con «el Campesino». <<

[9] Véase especialmente Mis recuerdos, México, 1954, pp. 239-241. <<

[10] Especialmente revelador resulta, al respecto, el discurso redactado por él para anunciar la capitulación llevada a cabo por la Junta de Casado. El mismo aparece reproducido en S. Casado, Así cayó Madrid, Madrid, 1968, pp. 304-306. <<

[11] Vid supra. <<

[12] D. Ibarruri «La Pasionaria», El único camino, París, 1965, pp. 482-484. <<

[13] De Guernica a Nueva York pasando por Berlín, Buenos Aires, 1943, pp. 79-83. <<

[14] F. Ayala, España, a la fecha, Buenos Aires, 1965, pp. 30-33. <<

[15] Incluida en el volumen Causas de la guerra de España, Barcelona, 1986, pp. 93-104. <<

[16] Fueron publicadas en El Socialista, 30 de octubre de 1937. <<

[17] De especial interés también por hacer referencia a los entresijos del bando republicano resulta también I. Prieto, Convulsiones de España, México, 1968, II, pp. 27 y ss. <<

[18] Reproducida en J. Aspizún, J. Cachinerp, J. Molina y J. Tusell, «Vicente Rojo: el final de la guerra civil», pp. 12-22 en Historia 16, 156, abril de 1989. <<

[19] Reproducido en J. I. Martínez Paricio (coordinador), Los papeles del general Rojo, Madrid, 1989, 2.a ed., p. 81. <<

[20] Vid supra, pp. 152 y ss. <<

[21] C. Sarmiento, Sánchez Albornoz. 40 años después, Madrid, 1976, p. 40. <<

[22] G. Howson, Armas para España. La historia no contada de la guerra civil española, Barcelona, 2000. <<

[23] S. Juliá, «Abandono y estafa de la República», en El País, 20 de enero de 2001. <<

[24] De manera especial véase el excelente artículo A. Mortera Pérez, «Armas para España… pese a Howson», en REM, volumen II, marzo 2001, pp. 83 y ss. y J. Salas Larrazabal, «A vueltas con Howson… Aviones soviéticos para la República», REM, vol. II, mayo 2001, pp. 248 y ss. <<

[25] G. Howson, Oc., p. 16. <<

[26] Ídem, ibídem, p. 16. <<

[27] Ídem, ibídem, p. 17. <<

[28] Ídem, ibídem, p. 119. <<

[29] Ídem, ibídem, p. 18. <<

[30] Ídem, ibídem, p. 25. <<

[31] Ídem, ibídem, p. 37. <<

[32] Ídem, ibídem, p. 145. <<

[33] Ídem, ibídem, p. 19. <<

[34] Referencias detalladas en A. Mortera, Oc, pp. 85 y ss. <<

[35] Ídem, ibídem, p. 290. <<

[36] Ídem, ibídem, p. 200. <<

[37] Ídem, ibídem, p. 205, n. 18. <<

[38] Ídem, ibídem, p. 199. <<

[39] Howson además tiene la peculiaridad de excluir de ese epígrafe los cañones antiaéreos o antitanques… <<

[40] Ídem, ibídem, p. 350. <<

[41] Ídem, ibídem, p. 203. <<

[42] La expresión, totalmente ajustada a la realidad, es de A. Mortera, Oc., p. 85. <<

[43] 23 dice Howson en ídem, ibídem p. 299. <<

[44] Ídem, ibídem, p. 298. <<

[45] A. Mortera, ibídem, p. 92. <<

[46] A. Mortera, ibídem, p. 86, menciona alguno de esos casos. <<

[47] FO 371/20586 W16561/9549/41. <<

[48] FO 371/21351. <<

[49] CAB 23/96, 30 de noviembre de 1938. <<

[50] Akademia nauk CCCP, Solidarnost narodov s Ispanikoy respublikoy, Moscú, 1974. Apartado «CCCP». Las cifras dadas por la Academia de Ciencias de la URSS se basaban además en diversos estudios entre ellos uno publicado en 1971 en la Istorichesko-militarskaya gazeta, 7, p. 75. <<

[51] A. Mortera Pérez, «España… ¿traicionada?», en REM, vol. IX, julio-agosto, 2004. pp. 83 y ss. e ídem, ibídem, vol. IX, septiembre, 2004, pp. 148 y ss. <<

[52] E. Beringer, H. Hattaway, A. Jones y W. N. Till, Jr., Why the South lost the Civil War, Athens, 1986, pp. 336 y ss. <<

[53] El «Detente» era un símbolo de contenido católico —por ejemplo, un sagrado corazón— que llevaba las palabras «Detente, bala» como imperativo frente a las armas enemigas. Solía coserse al uniforme de los combatientes del bando rebelde. <<

[54] Gil Robles, No fue posible, p. 776. <<

[55] Un estudio muy sugestivo, aunque marcadamente tendencioso, sobre el tema en C. Blanco Escolá, Franco y Rojo. Dos generales para dos Españas, Barcelona, 1993. <<

[56] L. Suárez, Francisco Franco y su tiempo, t. II, p. 312. <<

[57] Claridad, 11 de agosto de 1936. <<

[58] Efectivamente el 7 de agosto se cesó a todos los consejeros del Banco Hipotecario; el 8 quedaron en suspenso todos los funcionarios del Tribunal de Cuentas; el 9 les tocó el turno a los empleados de correos; el 16 a la Junta de ampliación de estudios; el 24 era cesado todo el personal subalterno y auxiliar de la Facultad de medicina, etc. Ni siquiera el Comité de la Cruz Roja se salvó de la política de depuración del Frente popular. Más detalles con referencias a personajes concretos en M. Vázquez y J. Valero, La guerra civil en Madrid, Madrid, 1978, pp. 108 y ss. <<

[59] Se trataba de Dolores Caro, Andrea Calle y sor Concepción Pérez. Las dos primeras hallaron la muerte en un lugar conocido como los Toriles y la tercera en el pozo del Tío Raimundo. <<

[60] Sus nombres eran Cristino Roca, Proceso Ruiz, Eutimio Aramendia, Canuto Feanco, Dositeo Rubio, Cesáreo Niño, Benjamín Cobos, Carmelo Gil, Cosme Brun, Cecilio López, Rufino Laceras y Faustino Villanueva. <<

[61] La historia la cuenta María Teresa León, Memoria de la melancolía, Buenos Aires, 1970, p. 161, que apostilla «¡Ah, qué Madrid éste!». De sobra lo sabía ella como tendremos ocasión de ver en las páginas siguientes. <<

[62] Claridad, 11 de agosto de 1936. <<

[63] Política, 29 de septiembre de 1936. Las afirmaciones fueron pronunciadas en un mitin de la Asociación de Escritores Antifascistas celebrada el 27 de septiembre de 1936 en el teatro de la Zarzuela. <<

[64] Juventud libre, 3 de octubre de 1936. <<

[65] Mundo Obrero, 12 de septiembre de 1936. <<

[66] J. Villar Salinas, Repercusiones demográficas de la última guerra española, Madrid, 1942. El estudio de Villar impresiona porque, examinando las listas de muertes civiles y de bajas de guerra, Villar realizó en 1940 una estimación de la población española que sólo se diferenciaba del censo oficial de 1941 en 17 000 personas. <<

[67] H. Thomas, La guerra…, p. 993 ss. <<

[68] Me refiero, por ejemplo, a las más que dudosas de J. Casanova (et al.), El pasado oculto. Fascismo y violencia en Aragón, Madrid, 1992 y, sobre todo, a S. Julia (et al.), Víctimas de la guerra civil, Madrid, 1999. La crítica verdaderamente irrefutable que Martín Rubio realiza de ambas obras en Los mitos de la represión en la guerra civil, Madrid, 2005, lleva a pensar que algunos de los cálculos que aparecen en ellas no sólo adolecen de graves prejuicios ideológicos sino que además han sido realizados a ojo de buen cubero. Por ejemplo, en S. Julia, Víctimas…, los 742 fusilados por los nacionales en algunas poblaciones de Extremadura se elevan a 885 en el balance final y a 975 en la p. 408. <<

[69] Una cifra muy superior implicaría un porcentaje de bajas (y de muertes) extraordinariamente elevado para el número de combatientes que intervinieron en los diferentes combates de la guerra civil. <<

[70] Bien distante de los 20 000 de G. Jackson, La República…, 459 y ss., calculados de manera nada científica y seguidos por otros autores. <<

[71] A. D. Martín Rubio, Mitos…, pp. 82. <<

[72] A. D. Martín Rubio, Mitos…, pp. 86 y ss. <<

[73] La cifra está a una enorme distancia de los 200 000 fusilados que apuntó G. Jackson para ser seguido, entre otros, por R. Tamames. <<

[74] A. Montero, Historia de la persecución religiosa en España, 19361939, Madrid, 1961. <<

[75] The War of the Rebellion, v. 92, p. 13. <<

[76] The War of the Rebellion, v. 92, p. 799. <<