Notas capítulo 4

[1] Testimonios orales de la batalla de Madrid en C. Vidal, Recuerdo 1936… Una historia oral de la guerra civil española, Madrid, 1936, pp. 135y ss. Sobre el mismo tema, aparte de las secciones en obras generales, véase: R. Salas Larrazábal, Historia…, pp. 542 y ss. M. Aznar, Historia militar de la guerra de España, Madrid, 1940, pp. 277 y ss.; A. Castells, Las Brigadas Internacionales de la guerra de España, Esplugues de Llobregat, 1974, pp. 98 y ss.; R. Colodny, El asedio de Madrid, París, 1970 (una versión en la línea propagandística de la Komintern); O. Conforti, Guadalajara, Barcelona, 1977; G. Hills, ¡No pasarán! Objetivo Madrid, Madrid, 1978; D. Kurzman, Milagro en noviembre, Madrid, 1981; E. Líster, Memorias de un luchador, vol I: los primeros combates, Madrid, 1977, pp. 163 y ss.; L. M. de Lojendio, Operaciones militares de la guerra de España, Barcelona, 1940, pp. 176 y ss.; A. G. London, España, España…, 1965, Praga, pp. 156 y ss.; J. Llarch, La muerte de Durruti, Barcelona, 1973; J. Modesto, Soy del Quinto Regimiento, París, 1969, pp. 58 y ss. S.H.M., La lucha en torno a Madrid en el invierno de 1936-1937, Madrid, 1984; ídem, La marcha sobre Madrid, 1982; V. Rojo, España heroica, Esplugues de Llobregat, 1975, pp. 43 y ss.; ídem, Así fue la defensa de Madrid, México, 1967; M. Tagüeña, Testimonio de dos guerras, México, 1973, pp. 137 y ss.; M. Vázquez y J. Valero, La guerra civil en Madrid, Madrid, 1978. <<

[2] La relación comprende un hermano de la congregación de San Vicente de Paúl, asesinado en Hortaleza; tres religiosos redentoristas del convento de San Miguel de Madrid, asesinados en la Casa de Campo; un hermano marista fusilado en la misma zona de Madrid; un carmelita descalzo; dos dominicos; un sacerdote agustino muerto junto a su domicilio en la calle de Porlier y cuatro escolapios, uno del colegio Calasancio y otro del colegio de San Fernando. <<

[3] Relación completa en Apéndice I de C. Vidal, Checas de Madrid, Barcelona, 2003. <<

[4] Están documentados entre otros los casos de Fernando García Bastarrica, Miguel Blanco Rodríguez, Teresa Pérez Villaverde o Jesús Pedrero García Noblejas que moriría poco después en la cárcel Modelo de Madrid a consecuencia de las torturas sufridas en la checa. Véase CG, pp. 66 y ss. <<

[5] CG, p. 67. <<

[6] CG, p. 68. <<

[7] Un ejemplo de ese punto de vista, insostenible a la luz de las fuentes, en F. Moreno Gómez, El terrible secreto del franquismo en La aventura de la Historia, 3, 1999, pp. 12-25. Un análisis muy fundamentado en contra de este tópico en A. D. Martín Rubio, Los mitos…, pp. 153 y ss. <<

[8] La carrera de Muñoz Martínez en la masonería fue realmente notable. Ingresó en ella en 1924 cuando tan sólo contaba treinta y seis años de edad. Conspirador contra la monarquía y a favor de la república, el día de la proclamación de ésta fue promovido al grado 24 de la masonería. En 1933 es designado vocal del gran consejo federal simbólico y en agosto de 1935 es designado candidato a la elección de Gran Maestre nacional. No lo consiguió al quedar el cuarto pero ese mismo año se le confirió el grado 33 (AHN-CG, 1530 (1) Pieza 4 Checas Ramo 23, folios 187-190). <<

[9] Al respecto son de especial interés los testimonios de Manuel Rascón Ramírez que fue miembro de uno de los tribunales de la checa y de Julio Diamante Menéndez. Diamante era un ingeniero afiliado a Izquierda Republicana y decidió abstenerse de participar en las tareas del Comité al comprender que éste iba a entregarse sin control alguno a la práctica del asesinato político. Al terminar la guerra, fue juzgado por un consejo de guerra y, precisamente, su voluntad de salir del Comité le aseguró una sentencia relativamente leve. <<

[10] Sobre este y otros aspectos de la actuación de la checa de Fomento, véase CG, pp. 71 y ss. <<

[11] Testimonio de Federico Arnaldo Alcover, CG, pp. 75 y ss. <<

[12] El número de brigadillas no fue inferior al medio centenar, es decir, no menos de cinco por cada grupo del Frente popular. En ese mismo sentido, véase R. Casas de la Vega, El terror…, p. 113. <<

[13] Testimonio de Manuel Rascón Ramírez, AHN-CG-Legajo 1530 (1) Pieza 4 Ramo separado 3 Folio 91. <<

[14] Ídem, ibídem. <<

[15] Declaración de Cándida García Nuño, ídem, fol. 151. <<

[16] Ídem, Fol. 108. <<

[17] Fue el caso de Miguel Talavera, fusilado el día 28 de octubre de 1936. <<

[18] Véase páginas y ss. <<

[19] Diario de sesiones de 20 de marzo de 1935. <<

[20] Documentación en AIDCIP 182-183. <<

[21] Ídem, folio 135. <<

[22] Reproducción fotográfica de todos los documentos en AIDCIP, frente a página 190. <<

[23] AHN-GC-Legajo 1530 (1). Pieza 4 Checas Ramo separado 23 folios 179 a 190 r y v. <<

[24] El Heraldo de Madrid de 13 de agosto de 1936 publicó, por ejemplo, un reportaje pletórico de elogios a la Escuadrilla del Amanecer en el que se indicaba que hasta esa fecha había llevado a cabo cuatrocientas ochenta y seis detenciones amén de unos doscientos registros. Entre los detenidos de mayor relevancia se citaban al republicano Melquíades Álvarez, al doctor Albiñana, al capitán Valdivia que había sido director de seguridad durante la república, al capitán Gándara y al general Araujo. Todos ellos serían asesinados posteriormente. <<

[25] De manera bastante significativa, los efectivos de la checa no sólo saquearon los pisos del citado edificio, uno de los cuales pertenecía al marqués de Corpa, sino también la vivienda particular de Manuel Miguel González, administrador del citado marqués, que fue saqueada. Al respecto, véase CG, pp. 90 y ss. <<

[26] Ídem, ibídem. <<

[27] De especial interés es el reportaje publicado por el periódico madrileño Política el 30 de septiembre de 1936 con el título «Organismos regenerados — La nueva Policía de la República», donde se realizaba un verdadero panegírico de García Atadell y sus chequistas. <<

[28] El número del semanario Crónica de 13 de septiembre de 1936 publicaba, por ejemplo, una fotografía en la que aparecían en compañía de García Atadell y algunos de sus chequistas, los diputados socialistas Almoneda, Bujeda y Alvar así como el citado ministro Anastasio de Gracia. <<

[29] A título de ejemplo no exhaustivo puede mencionarse a José Agulló Lloret, Julián Apesteguía Urra, Carlos Bartolomé Capelo, Ricardo Beltrán Flores, Diego Benjumea Burín, Rafael Benjumea Medina, Rafael Calvo de León y Torrado, Mariano Carrascosa Jaquotot, Doroteo Céspedes Marañón, Agustín Corredor Florencio, Antonio Cumellas Alsina, Luis Chico Montes, Víctor Delgado Aranda, Miguel Fermín Imaz, Pedro Fernández Molina, Juan Galduch Guerra, Aurelio García Contento, Luis García Dopico, Francisco Gonzalo Herrera, León López de Longoria y Morán, Julio Martínez Jaime, Emilio Picón Hernández, Mariano Poyuelo Mollán, Luis Rodríguez Villar, Pedro Sáinz Marqués, Simón Serrano Benavides, Antonio Vidal Díaz, Bernardo Vidal Díaz, José Villanueva Torno y las mujeres Emiliana Castilblánquez Amores y Dolores Flores Castilblánquez. <<

[30] Así lo informaba en curiosa paradoja histórica el 26 de noviembre de 1936 el periódico Política, que tanto había alabado la labor de la checa de García Atadell. <<

[31] CG, p. 117. <<

[32] Entre ellos pueden mencionarse los de Manuel Albite Antero, Pedro Ardura Gallo, Antonio Arenas Ramos, Rafael Bartolomé y Fernández de Ángulo, Tomás Bueno Romero, Rodolfo del Castillo Martí, Teófilo Chico García, Francisco Cobos Carmona, Antonio Dávila Avalos, Juan José Echevarría Orejón, Ángel Esteve Jimeno, Marino Fernández de la Cruz, Antonio Flores Guillamón, Basilio Gamo, Germán Garibaldi González, Antonio Gil Varela, Manuel Grande Magdalena, Joaquín Grau y Crespo, Severino Gurpegui Suescun, Miguel Lahoz Burillo, Julio Llantada Martínez, Joaquín Martín Criado, Rafael Mondria Merín, Ricardo Nárdiz Zubía, Carlos Navarro y Díaz Agero, José O’Mulryan y García Loygorri, Pedro Onsurbe Molinero, Joaquín Pérez Linares, Juan Ramis Meas, Manuel Ramos Roales, Enrique Rodríguez Hurtado, Tomás Rodríguez Losada, Juan Tomás Rodríguez Romero, José Rico Martín, Manuel Sánchez Peláez, Domingo Soria Andrés, Miguel de la Torre de Traviena, José Velázquez Tílez, Guillermo Villamora Pablo, y las mujeres María Gómez, María Iribarren Martínez y Teresa Polo Jiménez. <<

[33] A. D. Martín Rubio, Los mitos…, pp. 82 y 86. Una relación nominal de buena parte de las víctimas del Frente popular en Madrid en C. Vidal, Checas de Madrid, Barcelona, 2003, pp. 305 y ss. <<

[34] Al respecto, véase: C. Vidal, Durruti, Madrid, 1996. <<

[35] Entre éstas se encontraron la creación del Comisariado político (órdenes 211 y 212 de 15 y 16 de octubre), del saludo militar con el puño cerrado (orden de 4 de octubre) y de la estrella roja de cinco puntas como signo distintivo (orden de 31 de octubre). <<

[36] La militarización de las milicias no se produjo hasta el 20 de diciembre de 1936. <<

[37] Ver más adelante pp. 236 y ss. <<

[38] Éstas habían tomado mientras tanto Navalperal, Hoyo y San Bartolomé de Pinares, el puerto de Arrebatacapas y Cebreros. <<

[39] DDF, Tomo III, doc., 374, 405, 407 y 504. <<

[40] Sobre el mismo, véase especialmente R. Salas Larrazábal, Historia del Ejército popular de la República, Madrid, 1973, pp. 548 y ss. <<

[41] En orden de eficacia de los cazas habría que señalar el mosca, el italiano Fiat, el chato y, finalmente, a mucha distancia el Heinkel. Por lo que se refiere a los bombarderos, el mejor era el Katiuska soviético, seguido por el S-81 y luego el Ju-52 alemán. Finalmente, en aviones de reconocimiento los mejores eran los rasantes y natachas seguidos de cerca por el Ro-37 y a bastante distancia por el germano He-46. <<

[42] Sobre estos episodios, véase: C. Vidal, Checas de Madrid, pp. 119 y ss y 126 y ss. <<

[43] H. E. Knoblaugh, Corresponsal en España, Madrid, 1967, p. 113. La edición original inglesa es de 1937 existiendo otra con un apéndice escrito en septiembre de 1938. <<

[44] En un sentido idéntico, R. Salas Larrazábal, Historia…, I, p. 611 y ss. <<

[45] Milicia Popular, 8 de octubre de 1936. <<

[46] La famosa frase no se originó, sin embargo, en la guerra civil española sino en 1916 en relación con el Verdún atacado por el ejército alemán. Los aviones alemanes bombardeaban la Ciudad Universitaria para facilitar el avance de las fuerzas nacionales. <<

[47] Los mandos de las fuerzas republicanas eran los siguientes: en ViIlaverde-Entrevías, el comandante Lister; en Vallecas, el teniente coronel Bueno; bajo el mando del coronel Mena: en el Puente de la Princesa, el coronel Prada; en Carabanchel, el comandante Rovira; en la Carretera de Extremadura, el coronel Escobar y, al ser éste herido, el teniente coronel Arce; bajo el mando del coronel A. Coque: en la Casa de Campo y el Puente de la República, el coronel Clairac, y al ser este herido, el teniente coronel Galán; en el Puente de los Franceses, el comandante Romero; en Humera-Pozuelo, el comandante Galán; en Boadilla del Monte, el coronel Barceló; bajo el mando del comandante Zamarro: la defensa artillera; bajo el mando del coronel Aldir: la dirección de los trabajos de fortificación; bajo el mando del doctor Planelles: el servicio sanitario. Antes del día 15 de noviembre fueron llegando las siguientes unidades de refuerzo: bajo el mando del coronel Alzugaray: 4.a Brigada (Arellano) en la Estación del Norte; Columnas Ortega, Durruti, Tierra y Libertad y Motorizada socialista, después 5.a Brigada (Sabio) en la Ciudad Universitaria. I Brigada Internacional (luego XI) y columnas Mera, Perea y Cavada en el Frente Oeste desde la Ciudad Universitaria hasta Humera; II Brigada (Martinez Aragón) en el Clínico; II Brigada Internacional (luego XII). <<

[48] Sobre las Brigadas Internacionales, véase: C. Vidal, Las Brigadas internacionales, Madrid, 2006; R. de la Cierva, Las Brigadas Internacionales, Toledo, 1996; J. L. Alcofar Nassaes, «Spansky», Barcelona, 1973; A. Bessie y A. Prago (eds.), Our Fight, Nueva York, 1987 (una visión oficialista); A. Castells, Las Brigadas Internacionales de la guerra de España, Esplugues, 1974 (el libro presenta muchos errores fácticos, pero fue un hito en su época); J. Delperrie de Bayac, Las Brigadas internacionales, Gijón, 1982; C. Geiser, Prisoners of the Good Fight, Westport, 1986; W. L. Katz y M. Crawford, The Lincoln Brigade, Nueva York, 1989; M. Felsen, TheAntiwarrior, Iowa, 1989 (memorias de un interbrigadista); A. Landis, Spain! The Unfinished Revolution, Baldwin Park, 1972; ídem, Death in the Olive Groves, Nueva York, 1989; L. Lee, Moment of War, Nueva York, 1991; M. Merriman y W. Lerude, American Commander in Spain, Reno, 1986; S. Nelson, The Volunteers, Nueva York, 1953 (una version propagandística de un comunista); E. Rolfe, The Lincoln Batallion, Nueva York, 1939 (similar al anterior). <<

[49] El estudio más completo sobre este episodio en C. Vidal, Paracuellos-Katyn, Madrid, 2005. Ian Gibson ha reeditado recientemente su libro de 1983, Paracuellos: cómo fue. De manera absolutamente incomprensible, Gibson no ha revisado el texto a la luz de la documentación soviética exhumada en los últimos años. De esa manera, no pocos de los errores de su texto relativos a los responsables, a la cifra de asesinados o al papel del Terror en la España del Frente Popular, comprensibles hace más de dos décadas, resultan ahora totalmente carentes de justificación. Por ejemplo, sorprende que pueda calificar a Muñoz Martínez, director general de Seguridad, como «conocido por su valor y hombría de bien y, cabe pensarlo, incapaz de acción tan baja» (p. 116). El juicio raya con lo disparatado si se tiene en cuenta el terrible papel representado por Muñoz Martínez en el Terror rojo sufrido por Madrid. No obstante, indica los prejuicios ideológicos de Gibson —que ha llegado a afirmar recientemente que «comprende» los asesinatos de Paracuellos— y, especialmente, su más que defectuosa metodología histórica sustentada de manera fundamental en la lectura de la prensa y la realización de entrevistas. <<

[50] M. Koltsov, Diario de la guerra de España, Madrid, 1978, pp. 1911993 y 208. <<

[51] Según confesión de S. Carrillo, Memorias, p. 85, que veía con exce¬lentes ojos los supuestos éxitos soviéticos. <<

[52] S. Carrillo, Memorias, p. 86. <<

[53] Ídem, ibídem, p. 91. <<

[54] Al respecto, véase el testimonio de F. Claudín, Santiago Carrillo, Barcelona, p. 22. <<

[55] J. S. Vidarte, El bienio negro y la insurrección de Asturias, Barcelona, 1978, pp. 185 y ss. <<

[56] En el mismo sentido, véase E. Líster, ¡Basta!, p. 173 y ss. <<

[57] Citado en D. Jato, Oc, p. 517. <<

[58] E. Líster, Oc, p. 173 y ss. <<

[59] Los datos proceden de las memorias inéditas de Jesús Sánchez Posadas reproducidas por R. de la Cierva, Carrillo miente, Madridejos, 1994, p. 166. <<

[60] E. Castro Delgado, Hombres made in Moscú, p. 430. <<

[61] En qué iba a concluir aquella petición resultaba obvio para los que vivían en el Madrid del Frente popular. De hecho, Portes Alcalá, un funcionario de la prisión, sabedor de que los presos militares superaban el millar y consciente de que los iban a asesinar, decidió abandonar su trabajo y refugiarse ese mismo día en la embajada de Austria. Al respecto, véase Portes Alcalá, Oc, p. 96. <<

[62] M. Koltsov, Diario, pp. 191 y ss. I. Gibson, Paracuellos, pp. 54 y ss., ha puesto de manifiesto con notable claridad el desdoblamiento de personalidad que Koltsov realiza en su Diario entre él mismo y un tal Miguel Martínez —también el mismo Koltsov— cuando señala su papel en las matanzas de Paracuellos, sus contactos continuados con el socialista Álvarez del Vayo o sus relaciones privilegiadas con el Comité central del PCE. <<

[63] E. Castro Delgado, Hombres…, p. 438 y ss. <<

[64] Éstos serían Manuel Rascón Ramírez de la CNT, Antonio Molina Martínez del PCE, Manuel Ramos Martínez de la FAI, a Félix Vega Sanz de la UGT y a Arturo García de la Rosa de las Juventudes socialistas unificadas. <<

[65] Juan Alcántara, Ramón Torrecilla Guijarro y Santiago Álvarez Santiago. <<

[66] Gibson, Oc, p. 49 <<

[67] Declaración de Ramón Torrecilla Guijarro reproducida en I. Gibson, Oc, p. 260 <<

[68] Declaración de R. Torrecilla transcrita en I. Gibson, p. 262 <<

[69] Ídem, ibídem. <<

[70] El alcalde de Paracuellos le insistiría varias décadas después en el hecho de que las fosas no estaban abiertas con antelación cf.: I. Gibson, Para-cuellos, pp. 13 y ss., sino que los cadáveres se habían acumulado y, posteriormente, se procedió a darles sepultura. La declaración del alcalde es obviamente un intento de asegurar que nadie en Paracuellos, incluido su padre, sabía nada de lo que estaba sucediendo (p. 13). Gibson afirmó (p. 14) que la mirada del alcalde le convenció de la veracidad de sus afirmaciones, pero lo cierto es que la realización de asesinatos masivos sin previamente proceder a cavar las fosas donde irían a parar los cadáveres no es verosímil y choca con la práctica habitual en este tipo de casos. <<

[71] Algunos de los sepultureros obligados llegarían a sobrevivir a la guerra y podrían prestar su testimonio de lo ocurrido. Tal fue el caso de Gregorio Muñoz Juan y de Valentín Sanz, que serían alcalde y secretario del municipio de Paracuellos. <<

[72] A título de ejemplo puede señalarse que la cuarta medía 160 metros de longitud por cuatro de anchura, que la quinta contaba con una capacidad de ocho metros de ancho por 60 de longitud y la sexta con unas dimensiones de ocho por 120 m. <<

[73] Schlayer, Oc, p. 84. <<

[74] Datos bien documentados en R. Salas Larrazábal, Historia del Ejército popular de la República, Madrid, vol. I, p. 610. <<

[75] Referencia a los cuatro testigos presenciales en I. Gibson, Oc, p. y en R. de la Cierva, Carrillo, p. 209. <<

[76] El testimonio de Ramón Torrecilla sobre esta reunión aparece reproducido en I. Gibson, Oc, p. 264. <<

[77] Reproducido en ABC, 13 de noviembre de 1936, p. 13. <<

[78] De manera nada extraña Carrillo omite en sus Memorias los tres hechos que acabamos de mencionar. R. de la Cierva, Carrillo, pp. 213 y ss. <<

[79] Reproducida en CG, p. 239. <<

[80] No deja de ser revelador el silencio absoluto que Carrillo guarda en sus Memorias sobre esta segunda fase de las sacas. <<

[81] El texto aparece reproducido en I. Gibson, Oc, pp. 170 y ss. <<

[82] Entre los ciento trece muertos de la primera se hallaban, como ya hemos indicado, Pedro Muñoz Seca, Angel Cos-Gayón, Diego MacCrohon, Gerardo, Javier y Ramón Osorio de Moscoso, Alvaro y Guillermo Sainz de Baranda y Carlos Súnico. En la segunda se hallaba un joven falangista de quince años llamado Ricardo Rambla Madueño, que llegó incluso a recibir el tiro de gracia junto a la zanja de Paracuellos pero al que la bala se le quedó alojada en la boca sin causarle la muerte. Huiría finalmente del lugar y, tras permanecer oculto tres días, llegaría a casa de su madre, que se ocupó de él. Al respecto, véase I. Gibson, Oc, pp. 145 y ss.; C. Fernández, Oc, p. 198; R. de la Cierva, Carrillo, pp. 221-222. <<

[83] El ayuntamiento de Madrid, siendo alcalde el socialista Enrique Tierno Galván, intentaría años después ocultar el crimen refiriéndose a la muerte de Arturo Soria hijo «en extrañas circunstancias», una afirmación que provocaría en Luisa Soria Clavería, hija del asesinado, una solicitud de rectificación que nunca se produjo. Véase una descripción del incidente en R. de la Cierva, Carrillo, pp. 222 y ss. <<

[84] Un listado nominal de más de cuatro mil en C. Vidal, ParacuellosKatyn…, p. 327 y ss. Gibson insiste en 2400 (p. 223 y ss.), pero, como suele ser habitual, con otras afirmaciones, dista de justificar sus conclusiones que, por añadidura, son equivocadas. <<

[85] La responsabilidad de Carrillo en las matanzas ha sido afirmada por todos los que han estudiado con rigor las matanzas de Paracuellos. Al respecto, puede verse: C. Fernández, Paracuellos: ¿Carrillo culpable?, Barcelona, 1983, p. 104; I. Gibson, Paracuellos, (especialmente en lo relativo a la segunda oleada de sacas); R. Casas de la Vega, El terror rojo, y R. de la Cierva, Carrillo. Dada la contundencia de las pruebas y testimonios, resulta chocante la voluntad exculpatoria que se aprecia en J. Cervera, Madrid en guerra. La ciudad clandestina 1936-1939, pp. 92, así como la manera en que pasa por alto algunos de los aspectos esenciales en este episodio. <<

[86] Jesús de Galíndez, Los vascos en el Madrid sitiado, Buenos Aires, 1945, pp. 66 y ss. <<

[87] RGVA, c.33987, i. 3, d. 1015, pp. 92-113. <<

[88] Se ha publicado en castellano una traducción del texto que, incomprensiblemente, se encuentra mutilada a pesar de proceder del texto de R. Radosh, M. R. Habeck y G. Sevostianov (eds.), España traicionada, Barcelona, 2002. Hemos optado, por lo tanto, por realizar nuestra traducción a partir del original. <<

[89] Así en el original ruso. <<

[90] C. Vidal, Paracuellos…, pp. 191 y ss. <<

[91] F. Largo Caballero, Correspondencia…, p. 238. <<

[92] Se trataba de un Heinkel He 10, un Henschel Hs 123 y un Junker Ju 87. <<

[93] A base de refuerzos procedentes de África y de otros frentes, se creó en esos días la División Reforzada de Madrid. Ésta, a las órdenes del general Orgaz, pasó a constituir un Cuerpo de Ejército unida a las Divisiones de Avila y Soria. El mismo tenía la misión de coordinar las operaciones en torno a Madrid y fue puesto a las órdenes del general Saliquet. <<

[94] Un estudio completo del episodio en C. Vidal, Paracuellos…, pp. 207 y ss. De manera inexplicable, Gibson (p. 127 y ss.) da un relato del episodio confuso y vago, en el que no aparece mención alguna del relevante papel representado por los agentes de Stalin en España. <<

[95] La noticia recibió lógica cobertura en la prensa republicana. Al respecto, véase: Política, 10 de diciembre de 1936. <<

[96] Así lo indicó Política, el 10 de diciembre de 1936. <<

[97] Delmer recogería este testimonio en Trail Sinister, Londres, 1961, pp. 322 y ss. <<

[98] A. García Lacalle, Mitos y verdades, México, 1973. <<

[99] Un relato de la entrevista en C. Vidal, Intrépidos, pp. 77 y ss. <<

[100] Sobre la batalla del Jarama, véase: R. de la Cierva, Historia actualizada…, pp. 664 y ss. Aróstegui y J. A. Martínez, La Junta de Defensa de Madrid (muy tendencioso y con abundantes errores), Madrid, 1984; M. Aznar, pp. 331333; R. Colodny, El asedio de Madrid, París, 1970, pp. 107 y ss.; G. Hills, pp. 195 y ss.; E. Líster, Memorias, pp. 187; A. G. London, pp. 213 y ss.; J. Modesto, Soy del Quinto Regimiento, París, 1974, pp. 80 y ss.; V. Rojo, Así fue la defensa de Madrid, México, 1967, pp. 152; ídem, España heroica, pp. 57 y ss. M. Vázquez y J. Valero, pp. 277 y ss. <<

[101] Sobre la Legión Condor, véase: L. Molina Franco y J. M: Manrique García, Legión Cóndor. La Historia olvidada, Valladolid, 2000 (el mejor en estudio) R. J. Bender, Legion Condor, San José, 1992; R. L. Proctor, Hitler’s Luftwaffe in the Spanish Civil War, Westport, 1983; C. Vidal, Intrépidos y sucios: los españoles vistos por Hitler, Barcelona, 1996. <<

[102] La XI de Hans Kahle, la XII de Lukacs y la XIV de Walter y cuatro españolas. <<

[103] La organización de las fuerzas del Jarama fue: Cuerpo de Ejército III: teniente coronel Burillo; jefe de Estado mayor, comandante D. Otero. División A (luego División 13) (teniente coronel Arce, luego el teniente coronel Castillo): Brigadas V, XII y XIV. División B (luego División 15) (Gal): Brigadas XI, XV y XVII. División 11 (Líster): Brigadas I, XVIII y XXIII. División C (luego División 16) (comandante Gúemes): Brigadas LXVI, XIX y XXIV. Sector Aranjuez (luego División 49) (teniente coronel Rubert): Brigada XLV y otras dos en formación. Comandancia general de Artillería (teniente coronel Cuesta). Servicios: destacados del Ejército del Centro. <<

[104] El cálculo de 50 000 contenido en R. Colodny, p. 127, resulta obviamente exagerado. <<

[105] Sobre las primeras unidades italianas en España, véase: J. L. Alcofar Nassaes, CTV los legionarios italianos en la guerra civil española, Barcelona, 1972, pp. 30 y ss.; y 42 y ss.; E. Faldella, Venti mesi di guerra in Spagna, Florencia, 1939, pp. 80 y ss. y 122 y ss. F. Belforte, La campagna dei volontari italiani, Milán, 1939, v. I, p. 51 y ss. <<

[106] Reproducido en J. L. Alcofar Nassaes, CTV, p. 53. <<

[107] Documentos secretos, pp. 21-23. <<

[108] Von Faupel, en un telegrama de 7 de enero de 1937, hace referencia a 4000 italianos en Sevilla y otros 2000 que venían en camino. <<

[109] Conforti, Oc. <<

[110] Sin embargo, eso es lo que Franco le dijo a Cantalupo (R. Cantalupo, Embajada en España, Barcelona, 1951, p. 97) aunque éste no creyó en sus palabras. <<

[111] Consistía el mismo en la primera Brigada de italianos con tres grupos de banderas o regimientos, los grupos 4.° y 5.° de banderas independientes, dos compañías de carros de combate, una compañía de blindados y los grupos de artillería, ingenieros, transmisiones y servicios. <<

[112] Pese a la importancia del aporte, hubo sectores en el bando de Franco que no se mostraron, en algunos casos, especialmente entusiasmadas con su llegada. <<

[113] Telegrama de von Faupel a sus superiores en Berlín de 12 de enero de 1937. <<

[114] En el mismo estaban incluidos enclaves como Albendín, Valenzuela, Santiago e Higuera de Calatrava, Cañete de las Torres, Bujalance, El Carpio, Pedro Abad, Villafranca de Córdoba, Montor, Villa del Río, Lopera y Porcuna. <<

[115] Véase nota 32 del capítulo 8. <<

[116] La afirmación de S. G. Payne (Los militares y la política en la España contemporánea, Madrid, 1986, p. 400) en el sentido de que fueron los italianos los que idearon la ofensiva sobre Málaga resulta por lo tanto insostenible desde un punto de vista histórico. <<

[117] Es absolutamente insostenible la cifra de 20 000 dada por Tuñón de Lara, La España del siglo xx, París, 1966, p. 521. <<

[118] Ha sido objeto de controversia la participación exacta de italianos en la ofensiva. J. Cleugh (Furia española, Barcelona, 1964) consideró que la misma había sido muy reducida, G. Hills (Franco, Madrid, 1968, p. 275) señaló que las unidades italianas estaban reforzadas por falangistas y requetés y F. Borkenau (El reñidero, p. 171) incluso defendió que no hubo italianos. Lo cierto es que las tres columnas, de importancia, eran completamente italianas. <<

[119] Las fuerzas italianas eran las siguientes: Columna de la derecha o de Antequera (coronel Carlo Rivolta, después console Francisci): 3.er grupo de Banderas (Rivolta), 2.a Compañía de carros de asalto (Paladini) y 1.er Pelotón de autos blindados. Columna del Centro o de Loja (general Edmondo Rossi «Arnaldi»): 1.er Grupo de Banderas (Balestrieri), la Compañía de carros de asalto (Oreste Fortuna) y Agrupación de Artillería. Columna de la Izquierda o de Alhama (coronel Guassardo, según algunas fuentes general Gusberti): 4.° Grupo de Banderas (Francesco Gidoni) y 5.a Batería de Acompañamiento de 65/17 mm. Columna de Reserva en Villanueva de Tapia (coronel Constantino Salvi «Antonio Ramaglio»): 2.° Grupo de Banderas (Salvi) y 3.er Pelotón de Autos blindados. <<

[120] Las mismas estaban al mando del comandante Gallego desde Archidona, la del comandante Baturone en el centro y la del coronel González Espinosa en el extremo izquierdo, desde la zona de Orgiva. <<

[121] La afirmación de Aznar, p. 341, de que defendían Málaga tres Brigadas Internacionales constituye un auténtico disparate. Sólo una Brigada Internacional llegaría a la zona y con posterioridad a la caída de Málaga. <<

[122] Ha sido objeto de controversia quiénes fueron los primeros en entrar en la ciudad. Mientras Belforte, p. 97, atribuye tal mérito a una patrulla italiana mandada por el mayor De Blasio, Lojendio, p. 128, hace lo mismo con las avanzadillas de la columna de Avarez Rementería. Efectivamente, fueron los españoles los primeros que entraron en la ciudad pero el italiano Rossi fue el primero en asumir el poder civil y militar, poder que cedió sólo unas horas más tarde al duque de Sevilla. <<

[123] V. Teodorani, Storia del Movimento Fascista, p. 10. <<

[124] Testimonios orales de Guadalajara en C. Vidal, Recuerdo 1939: Una historia oral de la guerra civil española, Madrid, 1996, pp. 158 y ss. Sobre la batalla de Guadalajara, véase: J. L. Alcofar Nassaes, CTV, pp. 75 y ss.; M. Aznar, pp. 369 y ss.; O. Conforti, Guadalajara, Barcelona, 1977; G. Hills, pp. 195 y ss.; A. London, pp. 229 y ss.; J. Líster, pp. 201 y ss.; J. Modesto, pp. 87 y s.; V. Rojo, Asífue la defensa de Madrid, pp. 170 y ss.; ídem, España heroica, pp. 71y ss.; M. Vázquez y J. Valero, pp. 297 y ss. <<

[125] Martínez Bande, p. 123 da la cifra de 35 222. <<

[126] Mañana en Guadalajara, pasado mañana en Alcalá de Henares y dentro de tres días en Madrid. <<

[127] Las tropas republicanas quedaron dispuestas de la siguiente manera: División 12 (Nino Nanetti): Brigadas 35, 49, 50, 71 y 48. División 11 (Líster): Brigadas 1, 11, 12 y Campesino. División 14 (Mera): Brigadas 65, 70 y 72. <<

[128] Brigadas 1, 65, 70, 71, 72 y 12. <<

[129] Aún así el 2.° Regimiento de la Littorio siguió en línea hasta el 8 de abril. <<

[130] Ciano cifró las bajas en 3000, Díaz de Villegas, p. 102, en 4300. <<