Notas capítulo 1

[1] C. Vidal, La ocasión perdida, Barcelona, 2005; R. Pipes, The Russian Revolution, Nueva York, 1990; ídem, The Formation of the Soviet Union, Cambridge, MA, 1964; R. A. Wade, The Bolshvik Revolution and Russian Civil War, Watport y Londres, 2001, y O. Figes, A People’s Tragedy, Nueva York, 1997. <<

[2] Documents of the PG, III, pp. 1452 y ss. <<

[3] Hay varias ediciones españolas de esta obra esencial del leninismo. La oficial, sin embargo, era la realizada por la Editorial Progreso que aparece incluida, por ejemplo, en Lenin, Obras escogidas, Moscú, varias ediciones. <<

[4] Documents of the PG, pp. 1670 y ss. <<

[5] Miembros del Partido social-revolucionario (SR). De base agraria, los eseristas no habían dudado en utilizar el terrorismo en su búsqueda de implantar un régimen socialista. <<

[6] Literalmente: los minoritarios, en contraposición a los bolcheviques (mayoritarios). En realidad, los mencheviques constituían el ala mayoritaria del socialismo ruso. Medularmente marxistas, habían abogado empero por una política muy similar a la del resto de los partidos socialistas durante la primera guerra mundial. <<

[7] Constitucional-demócratas (KD). Un partido de centro-izquierda. <<

[8] Relatos directos sobre el golpe bolchevique de octubre de 1917, véase: Kérensky, Memorias, pp. 451 y ss.; L. Trotsky, Mi vida, pp. 241 y ss.; ídem, Historia de la revolución rusa, París, 1972, vol. 3, pp. 187 y ss. <<

[9] En Petrogrado, por ejemplo, los eseristas los superaron en estas mismas elecciones pero, a su vez, los bolcheviques obtuvieron más votos que los kadets y los mencheviques. <<

[10] S. Oldenbourg (de), Le Coup d’Etat Bolchévique, París, 1929, p. 70. <<

[11] Un testimonio muy interesante sobre la confianza del Gobierno en S. P. Melgunov, Kak Bolsheviki Zajavatili Vlast, París, 1953, pp. 48 y ss. <<

[12] L. Trotsky, Uroki Oktyabiya, p. 43. <<

[13] En realidad, Kérensky había marchado al frente en un automóvil americano prestado para intentar reunir algunas tropas leales con las que detener el golpe. Sin embargo, el hábil engaño de los bolcheviques había dado unos resultados que excluyeron de raíz las posibilidades de éxito. <<

[14] Op. cit. <<

[15] Op. cit. <<

[16] Sobre la Asamblea Constituyente, véase: M. Vishniak, Vserossiskoye Uchreditelnoye Sobraniye, París, 1932. <<

[17] Lenin, Sochinenia, t. 30, pp. 230-251. <<

[18] Entre ellos se encontraban Nikolai Avxentiev, presidente del Soviet panruso de Diputados de los campesinos, Andrei Argunov, Alexandr Gukovsky o Pitirim Sorokin. No resulta extraño que a la vista de aquellos acontecimientos un número nada despreciable de dirigentes socialistas optara por ocultarse para evitar la detención. <<

[19] Op. cit. <<

[20] D. Shub, Lenin, p. 436. <<

[21] Sobre este episodio, véase: J. Degras, Soviet Documents on Foreign Policy, 1917-1941, 3 vols, Nueva York, 1951-1953; L. Fischer, The Soviets in World Affairs, 1917-1929, Princeton, 1951; G. F. Kennan, Soviet Foreign Policy, 1917-1941, Princeton, 1960; L. Trotsky, Mi vida, pp. 279 y ss. <<

[22] J. S. Curtiss, Oc, p. 101. <<

[23] La literatura sobre el terror bolchevique es muy extensa. Puede consultarse: J. Baynac, El terror bajo Lenin, Barcelona, 1978; B. Levytsky, The Uses of Terror. The Soviet Secret Police, 1917-1920, Nueva York, 1972; L. Shapiro, The Origins of the Communist Autocracy, Cambridge, Mass., 1955; A. Soljenitsyn, Archipiélago Gulag, Barcelona, 1975. <<

[24] Adoratsky, Vospominaya o Lenine, Moscú, 1939, pp. 66 y ss. <<

[25] L. Trotsky, Terrorismo y comunismo, Madrid, 1977. <<

[26] Trotsky, Lenin, pp. 101 y ss. <<

[27] La cursiva es del autor. <<

[28] N. Zubov, Dzerzhinsky, Moscú, 1933, pp. 9 y ss y 49 y ss. <<

[29] A. Z. Okorokov, Oktiabr’ i kraj russkoi burzhuazhnoi pressy (Octubre y el fracaso de la prensa burguesa rusa), Moscú, 1971; V. N. Brovkin, The Mensheviks after October, Londres, Cornell University Press, 1987. <<

[30] Ibid., p. 67. <<

[31] G. Leggett, op. cit., p. 7. <<

[32] Estos expedientes pueden consultarse en el GARF (Archivos estatales de la Federación rusa), fondos denominados «Archivos de Praga», legajos 1 a 195. Para la época en cuestión, legajos 8, 2, 27. <<

[33] P. G. Sofinov, Ocherki Istorii vserossiskoi chezvychainoi komissii (Historia de la Comisión panrusa extraordinaria), Moscú, 1960, pp. 43-44; G. Leggett, op. cit., p. 35. <<

[34] V. Brovkin, op. cit., pp. 220-225. <<

[35] La primera condena a muerte legal, pronunciada por un tribunal revolucionario, tuvo lugar el 21 de junio de 1918: el almirante Chastny fue el primer «contrarrevolucionario» fusilado «legalmente». Con todo, la Cheká no se sometería a ningún tipo de control a la hora de exterminar a los que consideraba adversarios. <<

[36] GARF (Archivos estatales de la Federación rusa), 13012/98a126-32. <<

[37] V. I. Lenin, Polnoie sobranie sochinenii (Obras completas), vol. L, p. 142. <<

[38] CRCEDHC, 76/3/22. <<

[39] V. I. Lenin, Polnoie sobranie sochinenii (Obras completas), vol. L, p. 143. <<

[40] CRCEDHC, 76/3/22/3. <<

[41] R Abramovich, The Soviet Revolution, 1917-1939, Londres, 1962, p. 312. <<

[42] M. I. Latsis, op. cit., p. 25. <<

[43] Vlast’Sovetov (El poder de los sóviets), 1992, n. 1-2, p. 41; L. D. Gerson, The Secret Police in Lenin’s Russia, Filadelfia, 1976, p. 149 y ss; G. Leggett, op. cit., p. 178; GARF, 393/89/18; 393/89/296. <<

[44] Ver en el cuadernillo de fotos de C. Vidal, Checas de Madrid, la reproducción de esa parte del manual de la Cheká. <<

[45] Acerca de la guerra civil rusa, véase: D. Footman, Civil War in Russia, Nueva York, 1961; R. Luckett, The White Generals, Nueva York, 1987; W. G. Rosenberg, A. I. Denikin and the Anti-Bolshevik Movement in South Russia, Amherst, 1961; G. Stewart, The White Armies of Russia, Nueva York, 1933. <<

[46] V. Maksakov y A. Turunov, Jronika grazhdanskoi voiny v Sibiri, 1917-1918, Moscú, 1926, pp. 52 ss. <<

[47] A. M. Spirin, Klassy i partii v grazhdanskii voine v Rossii, Moscú, 1968, pp. 420 ss. <<

[48] En el caso de los bolcheviques, los letones; en el de sus adversarios, la Legión Checa. <<

[49] Los bolcheviques no le agradecieron aquel gesto. Al terminar la campaña, ordenaron el fusilamiento de los cinco mil soldados de Majnó que habían sobrevivido a la misma. La respuesta de Majnó fue hacer lo mismo con todos los bolcheviques capturados en Ucrania por sus fuerzas. En 1921, el Ejército rojo logró derrotar finalmente a Majnó y liquidar el anarquismo ucraniano. Refugiado en Occidente, Majnó acabó sus días en París donde, curiosamente, le conoció el anarquista español Durruti. Sobre la trayectoria de Majnó, véase: C. Vidal, Durruti: la furia libertaria, Madrid, 1996. <<

[50] Esta afirmación es sólo exacta sobre la base de considerar guerra civil a las operaciones militares. Como ha señalado acertadamente R. Pipes, Three…, p. 61, siguiendo a Vladimir Brovkin, en realidad, la guerra civil no había hecho sino empezar. En los meses siguientes, los bolcheviques aplastarían a centenares de miles de campesinos, a los rebeldes de Kronstadt (ver infra), a los huelguistas de Petrogrado y a un largo etcétera similar que no tenían ninguna posibilidad objetiva de triunfo pero que, no obstante, prefirió seguir combatiendo la dictadura. <<

[51] La primera referencia rusa al uso del gas fue reproducida ya en los años noventa del siglo pasado por Dmitri Volkogonov en su biografía de Lenin (Anaya-Muchnik publicó una versión resumida de la misma). En esa misma década publiqué, por primera vez en castellano, una amplia documentación sobre el Terror bolchevique a partir de los documentos recientemente desclasificados en La ocasión perdida, Barcelona, 1997. De especial interés también es la documentación contenida en VV. AA., El libro negro del comunismo, Madrid y Barcelona, 1998.

De especial interés en la historia de la represión sufrida en la URSS son los análisis recientes realizados en relación con el campesinado. Efectivamente, fueron los humildes agricultores los que se opusieron con mayor decisión a los bolcheviques en una lucha que ha sido silenciada precisamente porque la dictadura comunista tenía interés en negar la resistencia popular contra sus medidas. De entre las obras sobre el tema la más interesante a nuestro juicio es la de Vladimir N. Brovkin, Behind the Front Lines of the Civil War. Political Parties and Social Movements in Russia, 1918-1922, Princeton, 1994. <<

[52] Op. cit. <<

[53] Pipes, Russia under…, p. 81. <<

[54] E. Mawdsley, The Russian Civil War, Boston, 1987, pp. 213 y ss. <<

[55] W. S. Graves, America’s Siberian Adventure, Nueva York, 1931, p. 92. <<

[56] Pipes, Russia under…, p. 65. <<

[57] El estudio esencial sobre este tema es el de A. G. Kavtaradze, Voennye spetsialisty na sluzhbe Respubliki Sovietov, 1917-1920 g, Moscú, 1988. <<

[58] L. Trotsky, Kak vooruzhalas revoliutssia, Moscú, 1923, I, pp. 186 y ss. Las minutas del VIII Congreso del Partido (marzo de 1919) en donde se discutió el tema no ha sido accesibles hasta hace poco tiempo. Al respecto, véase IzvTsK, n.°/296, septiembre 1989, 135-190; n. 10/297 (octubre 19189), 171-189; n. 11/298, noviembre 1989, 144-178. <<

[59] Kavtaradze, Oc, pp. 175 y ss. <<

[60] Ídem, p. 210. <<

[61] D. Volkogonov, Trotsky: politischeskiy portriet, Moscú, 1994, 2 vols. La obra de Volkogonov resulta hoy por hoy indispensable para el estudio de este período y, muy especialmente, para el análisis del papel de Trotsky durante la guerra civil. <<

[62] Pipes, Russia under…, p. 60 citando de fuentes rusas. <<

[63] Izvestiia, 14 de agosto de 1918. <<

[64] Op. cit. <<

[65] ARR, 18, 1926, pp. 270-271. <<

[66] Iu. I. Korablev, Revvoensoviet Respubliki, Moscú, 1991, pp. 48 y ss. <<

[67] ARR, 18, 1926, pp. 272 y ss. <<

[68] La amenaza fue expresada por Lenin en febrero de 1920, TP, II, pp. 80 y ss. <<

[69] Este tipo de actuaciones no tuvo paralelo en los Ejércitos blancos. De hecho, los desertores del Ejército rojo se sorprendían de la escasa disciplina que existía en éstos. E. Mawdsley, Oc, p. 181. <<

[70] G. Krivosheev (ed), Grif sekretnosti sniat, moscú, 1993, p. 54. <<

[71] En 127 000 los ha calculado B.Ts. Urlanis, Voina i narodonaselenie Evropy, Moscú, 1960, pp. 185 ss. <<

[72] Iu. A. Poliakov, Sovietskaya strana posle okonchaniia grazhdanskoi voiny, Moscú, 1986, p. 113. <<

[73] Es la dada por Orlando Figes en Past and Present, n. 129, Noviembre de 1990, p. 172. <<

[74] Poliakov, Oc, p. 119. <<

[75] Ídem, ibidem. <<

[76] Ídem, ibidem. <<

[77] Acerca de Kronstadt, véase: O. Anweiler, Oc; P. Avrich, Kronstadt 1921, Princeton, 1970. <<

[78] Sobre la guerra de los cristeros, véase: J. Meyer, The Cristero Rebellion: The Mexican People between Church and State, 1926-1929, Cambridge, 1976; J. Purnell, Popular Movements and State Formation in Revolutionary Mexico: The Agraristas and Cristeros of Michoacan, Durham, 1999; Jim Tuck, The Holy War in Los Altos: A Regional Análisis of Mexico’s Cristero Rebellion, University of Arizona Press, 1982. <<

[79] C. Vidal, Los masones, Barcelona, 2005. <<

[80] Sobre el tema, véase C. Vidal, Los masones…, pp. 125 y ss. <<

[81] Sobre el tema, véase C. Vidal, De Isabel a Sofia, Barcelona, 2004, pp. 211 y ss., y pp. 221 y ss. <<

[82] Sobre el tema con bibliografía, véase C. Vidal, De Isabel…, pp. 239 y ss. <<

[83] Sobre el tema con bibliografía, véase C. Vidal, De Isabel…, pp. 261 y ss. <<

[84] En ese mismo sentido, véase D. R. Ringrose, España, 1700-1900: el mito del Fracaso, Madrid, 1996. <<

[85] Véase al respecto, J. Velarde, Flores de temas ante la economía española, Madrid, 1961. <<

[86] Sobre el tema con bibliografía, véase C. Vidal, De Isabel…, pp. 239 y ss. <<

[87] Sobre el tema con bibliografía, véase C. Vidal, De Isabel…, pp. 261 y ss. <<

[88] Véase C. Vidal, Los masones…, pp. 221 y ss. <<

[89] Véase C. Vidal Pablo Iglesias, Madrid, 2004. <<

[90] Ídem, p. 47. <<

[91] Diario de sesiones de las Cortes, 21 de diciembre de 1910. <<

[92] C. Seco Serrano, «España en la Edad Contemporánea», en J. R. Salis, Historia del Mundo Contemporáneo, Madrid, 1966, p. 526. <<

[93] Un magnífico resumen con excelente conocimiento de las Fuentes, en P. Moa, Los personajes de la República vistos por ellos mismos, Madrid, 200, pp. 143 y ss. Sobre la Segunda República, véase: J. Arrarás, Historia de la II República española, Madrid, 1963-1968; M. Azaña, Memorias políticas y de guerra, Barcelona, 1978; A. Balcells, Crisis económica y agitación social en Cataluña, 1930-1936, Barcelona, 1971; J. Bécarud, La II República española, Madrid, 1967; G. Brenan, El laberinto español, Esplugues, 1984; J. M. Gil Robles, No fue posible la paz, Barcelona, 1968; G. Jackson, The Spanish Republic and the Civil War, Princeton, 1965; P. Preston, La destrucción de la democracia en España, Madrid, 1979; M. Tuñón de Lara, La II República, Madrid, 1976. <<

[94] Indispensable la descripción de M. Maura, Así cayó Alfonso XIII…, Barcelona, 1955, pp. 249 y ss. <<

[95] Véase C. Vidal, Los masones…, pp. 251 y ss. <<

[96] N. Alcalá Zamora, Los defectos de la Constitución de 1931, p. 14. <<

[97] Ídem, ibídem, p. 46. <<

[98] Ídem, ibídem, p. 50. <<

[99] P. Moa, Los Personajes… p. 24 y ss. <<

[100] Ídem, ibídem, p. 285 y ss. <<

[101] Ídem, ibídem, p. 251 y ss. y 284 y ss. <<

[102] Al respecto, véase: C. Vidal, Durruti. La furia libertaria, Madrid, 1996, pp. 131 y ss. <<

[103] Según el anarquista Ángel Pestaña, Leviatán, Madrid, 1934, n. 1, p. 62, de abril de 1931 a junio de 1932 la CNT expidió 1 200 000 carnets de los que, como mínimo, un millón eran nuevos afiliados. <<

[104] Así quedaría establecido en el curso de un proceso con jurado y acabaría teniendo consecuencias que examinaremos más adelante. Vid: pp. y ss. <<

[105] Se ha discutido repetidamente la dirección en que se decantó el voto femenino. Ciertamente, no puede negarse que, en buena medida, se dirigió hacia las derechas impulsado por la influencia clerical y el temor inspirado por ésta hacia normas como la ley del divorcio. Con todo, tal desplazamiento no fue uniforme. Así en Madrid (con más del 52 por 100 de mujeres en el censo electoral) se produjo un triunfo socialista. Más significativo resulta el hecho de que el derecho de sufragio concedido a las mujeres viniera impulsado desde el partido radical —que pertenecía al centro-derecha— ya que el PSOE y los republicanos de izquierdas temían que las mujeres, influidas por el clero, votaran a favor de las derechas. Esto se tradujo en 204 escaños para las derechas, 168 para el centro (incluida la Lliga) y 94 para la izquierda (61 socialistas). <<

[106] En paralelo, los anarquistas continuaban su búsqueda de la revolución. En diciembre de 1933, volvieron a provocar una insurrección armada en la que murieron 11 guardias civiles, 3 guardias de seguridad y 75 paisanos llegando los heridos a casi doscientos. Al respecto, véase: C. Vidal, Durruti…, pp. 157 y ss. <<

[107] En paralelo, los anarquistas continuaban su búsqueda de la revolución. En diciembre de 1933, volvieron a provocar una insurrección armada en la que murieron 11 guardias civiles, 3 guardias de seguridad y 75 paisanos llegando los heridos a casi doscientos. Al respecto, véase: C. Vidal, Durruti…, pp. 157 y ss. <<

[108] El Socialista, 3 de enero de 1934. <<

[109] El Socialista, 29 de julio de 1934. <<

[110] Renovación, 25 de agosto de 1934. <<

[111] Texto íntegro reproducido en F. Aguado Sánchez, La revolución de octubre de 1934, Madrid, 1972, pp. 485 y ss. <<

[112] El décimo fue San Manuel Barbal Cosán (Hermano Hilario Jaime), salesiano martirizado en Tarragona en 1937. <<

[113] Reproducido íntegramente en F. Aguado Sánchez, Oc, p. 500. <<

[114] Ramón y Jesús Salas Larrazabal, Historia general de la guerra de España, Madrid, 1986, pp. 18 y ss. <<

[115] Salvador de Madariaga, España, Buenos Aires, 1964, p. 416. <<

[116] La obra fundamental al respecto en P. Moa, Los orígenes de la guerra civil, Madrid, 1999. <<

[117] Ídem, ibídem. <<

[118] Citado por J. Pabón, Gambó, Barcelona, 1952, vol. II-b, p. 449. <<

[119] Así lo indicaba Claridad el 2 de noviembre de 1935. <<

[120] Lo que no implica que no tuviera una posición clara en medio de la radicalización de la vida política. Así, en mayo de 1935, en una reunión de la plana mayor de Falange celebrada en el parador de Gredos, José Antonio afirmó claramente que su deber era «ir, por consiguiente, y con todas sus consecuencias, a la guerra civil». <<

[121] El relato es del mismo Gil Robles en No fue posible la paz, Barcelona, 1968, pp. 364-367. <<

[122] ABC, enero de 1936. <<

[123] El Liberal de Bilbao, 20 de enero de 1936. <<

[124] El Liberal de Bilbao, 21 de enero de 1936, p. 21. <<

[125] El Liberal de Bilbao, 11 de febrero de 1936. <<

[126] Reproducido en Communist International, 13, n. 6, junio de 1936, p. 406. <<

[127] En Cataluña adquirió la forma de Front d’Esquerres e incluyó a la Esquerra, Acció Republicana Catalana, P.N. Republicano Catalá, Unió Socialista de Catalunya y las organizaciones de la Alianza obrera. <<

[128] En él se incluía la amnistía de los presos políticos y la aplicación de la legislación republicana suspendida por los gobiernos de centro-derecha (reforma agraria, estatutos de autonomía, etc). <<

[129] Hemos seguido para estas cifras el estudio de R. Salas Larrazábal, Los datos exactos de la guerra civil, Madrid, 1980, p. 42 y ss., que corrige muy acertadamente los errores deslizados en la obra de J. Tusell, Las elecciones del Frente popular, Madrid, 1971. <<

[130] Journal de Geneve, 17 de enero de 1937. <<

[131] Minuta 23.III.1936, FO 371-20561 W2015 y 371-20520 W2387. <<

[132] Chilton a Eden, 24 y 25-1II-1936, FO 371-20520 W2868, W2678. <<

[133] Citada en J. Edwards, The British Government and the Spanish Civil War, Londres, 1979, p. 5. <<

[134] Muy interesante en R. de la Cierva, Franco, Barcelona, 1986, pp. 140 y ss. <<

[135] Al respecto, véase Maíz, p. 63. <<

[136] Maíz, pp. 78 y ss. <<

[137] Maíz, p. 98. <<

[138] Maíz, p. 103. <<

[139] Chilton a Eden, 2-V-1936, FO 371-20521 W3947. <<

[140] FO 371-20522 W5693. Los textos en bastardilla son subrayados en el original. <<

[141] Maíz, p. 112. <<

[142] Maíz, p. 172. <<

[143] Maíz, p. 130. <<

[144] R. Serrano Suñer, Memorias, pp. 38, 58. Véase también C. Vidal, José Antonio. La biografía no autorizada, Madrid, 1996. <<

[145] La mejor biografía de José Calvo Sotelo es A. Bullón de Mendoza, José Calvo Sotelo, Madrid, 2004. <<

[146] Véase infra, pp. 110 y ss. <<

[147] A favor de la tesis de una implicación absoluta de Franco en el golpe ya en aquella época, véase R. de la Cierva, Franco, Barcelona, 1986, pp. 144 y ss. De la Cierva sólo puede aducir en favor de su tesis —que queda desmentida por los documentos de la época— las afirmaciones contrarias, y posteriores al estallido de la guerra, de partidarios rotundos de Franco. En esos testimonios, habría que ver, en nuestra opinión, más bien un intento de salvar la imagen de un personaje que se caracterizó por no asumir riesgos hasta el último momento y sólo después de que el presidente del Gobierno no respondiera a su carta de 23 de abril de 1936. <<

[148] Maíz, pp. 199 y ss. <<

[149] Maíz, p. 199. <<

[150] Maíz, p. 216. <<

[151] News Chronicle de 9 de julio de 1936; The Times, 14 de julio de 1936, y The Morning Post de 13 de julio de 1936. <<

[152] Sobre el tema, véase: C. Vidal, José Antonio. <<

[153] B. Félix Maíz, Mola, aquel hombre. Diario de la conspiración 1936, Barcelona, 1976, pp. 259 y ss. <<

[154] Maíz afirma que la comunicación fue recibida por Mola durante la mañana del 14 de julio. Véase: R. y J. Salas Larrazábal, Historia…, p. 30. <<

[155] Véase al respecto, A. Bullón de Mendoza, José Calvo Sotelo…, pp. 673 y ss. <<

[156] Ricardo de la Cierva en Nueva Historia, 2 de marzo de 1977, p. 20. <<

[157] El País, 26 de septiembre de 1978. <<

[158] R. y J. Salas Larrazábal, Historia…, p. 30. <<