Vas a ver nuestra España de la hora azul
después de las negras horas pasadas;
la España que está naciendo
como una aurora intacta
de la frente sin empañadura,
de las clarísimas miradas
y del ágil aplomo
del Caudillo, que no cabalga
pomposamente
para el vulgo patán de la Prensa diaria,
¡del Caudillo infalible
y seguro en su marcha
de a pie, fija, precisa, eficaz,
marcha de infantería castellana,
de muchacho español, resucitado
a la divina Voz que se levanta… y anda!
Vais a ver la España tenaz
del martirio y la audacia;
vais a ver la España de Franco;
sencillamente: vais a ver ¡España!
EDUARDO MARQUINA,
«Prólogo para una fiesta de cine y de versos»
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
…
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo a cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
MIGUEL HERNÁNDEZ, «El herido»