Porque tiro la barrena

me llaman el barrenero.

Y me importa tres cominos

cualquier gobierno extranjero.

Ciérrenos Blum sus fronteras,

siga Plymouth con su cuento,

déjennos quienes decían

que querían protegernos,

y, al vernos en la estacada,

se alejan con viento fresco.

Tres puñetas nos importan

los extranjeros gobiernos,

mientras la entraña del mundo

guarde el gran volcán obrero,

que algún día estallará

viniendo en apoyo nuestro…

A. AGRAZ, «Mineras»

Un general, descendiente

de los héroes de Troya,

de genio napoleónico

y contextura de roca,

sube al altar de la Fama,

abre un surco en las memorias

de los hechos colosales,

donde clava su tizona,

que germina en romanceros

de una era luminosa…

Es Aranda, hijo del Cid,

quien, como rayo que ahonda

y acuchilla la negrura

de la noche de la Historia,

vivirá siempre, nimbado

de legendaria aureola.

JORGE JUAN, «Poema de Oviedo»