En enero de 1907, Klara fue diagnosticada de cáncer de pecho por el doctor Eduard Bloch, un médico judío que era conocido como «el médico de los pobres» y que era muy apreciado por la familia Hitler. Bloch quedó impresionado por la reacción del hijo al saber que su madre estaba gravemente enferma: «Su rostro largo y delgado se demudó y sus ojos se le llenaron de lágrimas». Adolf preguntó al doctor si su madre no tenía ninguna posibilidad. «Sólo en ese momento percibí la intensidad del afecto que existía entre madre e hijo», diría Bloch.
Klara fue operada por otro médico ese mismo mes, siéndole extirpado un pecho. La tía Johanna acudió desde Spital para hacerse cargo de la casa. Durante casi tres semanas, Klara permaneció convaleciente en una sala del hospital de las Hermanas de la Caridad. Pudiendo costearse una sala mejor, Klara prefirió una de tercera clase por tres coronas diarias, para no suponer una carga a la economía familiar. Como el pequeño apartamento de la Humboldtstrasse resultaba incómodo para Klara en esas circunstancias, ya que, además de que era reducido, había que subir tres pisos, la familia se mudó a otro más amplio en el barrio de Urfahr. El nuevo apartamento contaba con tres habitaciones y estaba en una primera planta. Desde ahí, a Adolf le bastaría un pequeño trayecto de tranvía para llegar al centro de la ciudad.