No habría podido escribir este libro sin la admirable paciencia y el apoyo incondicional de mi marido, Jin. Desde la inicial expresión de sorpresa en su cara cuando le comuniqué mi deseo de escribir un libro sobre las geiko, hace ya muchos años, basta el día de hoy, me ha animado continuamente a expresar mis pensamientos.
Entre lágrimas, risas y discusiones, he valorado por encima de todo su amabilidad y sus consejos.
También debo dar gracias a mi hija Koko, por ayudarme a analizar los interrogantes que me habían acompañado durante décadas.
Me entregó las llaves para abrir las puertas del entendimiento, y le estoy muy agradecida por ello.
También quiero manifestar mi más sincera gratitud a Rande Brown, por su maravillosa capacidad para traducir al inglés las complejidades de la lengua y la cultura japonesas. Fue un gran placer trabajar con ella.
Finalmente, estoy en deuda con Emily Bestier, de Atria Books, quien me asesoró con gran acierto a la hora de corregir y dar forma al texto. Sus inteligentes preguntas sobre la cultura tradicional japonesa han aportado una inestimable dosis de claridad y coherencia al manuscrito.