A sus veintitrés años, Renard intenta abrirse camino en el mundo literario de París y se gana precariamente la vida como profesor particular de los hijos de un novelista, mientras empieza la redacción de una novela, Les Cloportes, que se publicará varios años después de su muerte. Es el autor de un poemario, Les Roses, y colaborador esporádico de varias revistas y diarios.
[Sin fecha.] La frase densa, y como cargada de fluidos eléctricos, de Baudelaire.
El talento es cuestión de cantidad. El talento no se demuestra escribiendo una página, sino escribiendo trescientas. No hay novela que una inteligencia mediana no pueda concebir, ni frase tan hermosa que no la pueda construir un principiante. Pero hay que empuñar la pluma, preparar el papel, ir llenándolo pacientemente. Los fuertes no dudan. Se sientan a la mesa, dispuestos a sudar. Llegarán al final. Acabarán la tinta, gastarán el papel. Esta es la única diferencia entre los hombres de talento y los cobardes que nunca empezarán. En literatura, solo existen los bueyes. Los genios son los más gordos, los que penan dieciocho horas al día de forma infatigable. La gloria es un esfuerzo constante.
La mujer, con sus piernas abiertas como tijeras, corta la gavilla de nuestros deseos.
20 de junio. Nuestra nostalgia de países que no conocemos quizá sea el recuerdo de regiones que visitamos en viajes anteriores a esta vida.
1 de julio. Como todos los periodistas políticos, lamenta haber escrito más que Voltaire y no haber dejado ni una línea para la posteridad.
20 de julio. El ingenio es a la verdadera inteligencia lo que el vinagre al vino fuerte y de buena añada: un brebaje para cerebros estériles y estómagos enfermizos.
22 de julio. Nunca me siento lo bastante maduro para una obra poderosa. Aparentemente, espero a caer en ruinas.
13 de septiembre. Lo propio del artista no será consagrarse a una gran obra, como por ejemplo la fabricación de una novela, en que todo el talento debe someterse a las exigencias de un tema absorbente que él se ha impuesto; lo propio del artista será escribir a salto de mata sobre cien temas que surjan de improviso; desmigar, por así decirlo, el pensamiento. Así, nada es forzado. Todo tiene el encanto de lo involuntario, de lo natural. No se provoca: se espera.
19 de octubre. ¿Qué suerte adversa impide a cierto señor encontrar en Les Roses la señal de futuras maravillas, y enviarme una renta anual de dos mil cuatrocientos francos?
21 de octubre. Que no te engañen los rostros altivos y silenciosos: son tímidos.
23 de octubre. En mí, la necesidad casi incesante de hablar mal de los demás, y una gran indiferencia por hacérselo.
30 de octubre. Hay momentos en que odias a muerte a todas las chicas jóvenes con las que te cruzas, porque no te entregan su corazón y veinte mil libras de renta.
2 de noviembre. Si vinieras a besarme mientras estoy leyendo un soneto de Baudelaire, sería capaz de no interrumpir la lectura; y si me anunciaran la muerte de mi padre entre dos estrofas de Hugo, diría: «Espere».
27 de diciembre. El trabajo piensa, la pereza sueña.
Ella tiene un modo maligno de ser buena.