Catorce
Reportaje de Critique

Este reportaje realizado por David Jay Brown y Rebecca McClen apareció en Critique en verano de 1989. Desde entonces, la revista se llama Sacred Fire (Fuego Sagrado).

DB: Es un placer estar nuevamente con usted, Terence. Nos gustaría comenzar pidiéndole que nos cuente cómo nació su interés por el chamanismo y la exploración de la conciencia.

TM: Descubrí el chamanismo a través de mi interés por la religión tradicional tibetana. El Bon-Po, la religión prebudista del Tíbet, es una especie de chamanismo. Al ir de lo particular a lo general con ese interés, estudié el chamanismo como fenómeno general. Todo comenzó como un interés histórico artístico por la iconografía prebudista de los thankas.

DB: ¿Cuánto tiempo hace de esto?

TM: Fue en 1967, cuando apenas estaba en el segundo año de la universidad. Y el interés por los estados alterados de la conciencia simplemente surgió en mí: no sé si yo era un niño precoz o qué, pero muy pronto me encontré participando en los escenarios literarios de Nueva York, y a pesar de que vivía en una ciudad pequeña en Colorado, me suscribí al Village Voice y a The Evergreen Review, donde descubrí propaganda sobre el LSD, la mescalina y todos esos experimentos de los que participaban los beatniks, los jóvenes bohemios de la época. Después leí The Doors of Perception (Las puertas de la percepción) y Heaven and Hell (Cielo e Infierno), y a partir de entonces se desenvolvió todo. Eso fue lo que en verdad me convenció. Yo respetaba a Huxley como escritor, y de a poco leía todo cuanto él había escrito, y cuando llegué a Las puertas de la percepción me dije: «No hay dudas de que acá pasa algo».

DB: Hace poco tiempo usted habló ante casi dos mil personas en el Teatro John Anson Ford en Los Angeles. ¿A qué atribuye su popularidad en ascenso, y qué papel considera que desempeña en la esfera social?

TM: Bueno, sin pretender ser cínico, lo que atribuyo principalmente a mi popularidad en ascenso son las mejores relaciones públicas. En cuanto al papel que desempeño, no lo sé. Quiero decir, supongo que cualquiera que tenga algo constructivo para decir sobre nuestra relación con las sustancias químicas, naturales y sintéticas, tendrá un papel que desempeñar, porque el tema de las drogas va a ir apareciendo cada vez con mayor frecuencia en la agenda social hasta que logremos darle algún tipo de resolución, y con resolución no quiero decir supresión o simplemente decir que no. Auguro una nueva liberalidad nacida de la desesperación por parte del establishment. Las drogas son parte de la experiencia humana, y tenemos que crear una manera más sofisticada de manejarnos con ellas que exhortar a la abstinencia, porque esto ha fracasado.

RM: Usted ha dicho que la expresión Nueva Era trivializa la importancia de la próxima fase de la evolución humana y se ha referido en cambio al surgimiento de un Renacimiento Arcaico. ¿Cuál es la diferenciación que hace entre estas dos expresiones?

TM: La Nueva Era es un estilo esencialmente humanístico y psicológico de los ochenta, con el agregado del neo chamanismo, canalización, curación con cristales e hierbas y ese tipo de cosas. El Renacimiento Arcaico es un fenómeno mucho más extenso, más global, que asume que estamos recuperando las formas sociales del último período del neolítico, y el Renacimiento Arcaico se remonta en el siglo veinte hasta Freud, hasta el surrealismo, el expresionismo abstracto, incluso a un fenómeno como el nacionalsocialismo, que es una fuerza negativa. Pero el énfasis puesto en los rituales, en la actividad organizada, en la conciencia raza/ancestros… son temas que han sido elaborados durante todo el siglo veinte, y el Renacimiento Arcaico es una expresión de todo esto.

RM: En el libro que escribió junto con su hermano Dennis, El paisaje invisible, y en conferencias y talleres recientes, usted habló de un nuevo modelo de tiempo y de sus esfuerzos por modelar la evolución de la innovación basándose en el antiguo sistema oriental de adivinación, el I Ching. ¿Podría explicarnos brevemente cómo desarrolló este modelo, y cómo un individuo puede utilizar este sistema para regular su propia perspectiva sobre la naturaleza del tiempo?

TM: No es fácil de explicar. Si tuviera que hacer un resumen muy breve, diría que el nuevo concepto del tiempo es que el tiempo es holográfico, fractal, y que se mueve hacia un final definitivo, en oposición al modelo histórico de tiempo, que tiene un final abierto, que tiende a fluctuar incesantemente, y que en términos prácticos es infinito. Lo que se propone es un modelo en espiral de la historia que contemple a la historia como un proceso que en realidad se dirige hacia un final. Pero los detalles son bastante complejos.

DB: De acuerdo con su modelo de onda temporal, la innovación alcanza su máxima expresión y la historia parece finalizar en el año 2012. ¿Podría explicarnos que quiere decir con esto, y cuáles son las connotaciones globales o evolutivas de lo que usted llama el «final del tiempo»?

TM: Lo que quiero decir es esto: La teoría describe el tiempo con lo que llamamos ondas innovadoras; dado que las ondas tienen longitudes de onda, hay que asignarle un punto final a la onda innovadora, de modo que el final del tiempo no es nada más que el punto en la continuidad histórica designado como el punto final de la onda innovadora. La innovación es algo que ha ido maximizándose lentamente a través de la vida del universo, algo que alcanza una densidad infinita, o una contracción infinita en el punto donde se genera la onda. Resulta difícil tratar de imaginar cómo sería el tiempo cerca de la singularidad temporal porque estamos muy lejos de allí, en otro campo de las leyes físicas. Tendrán que ocurrir varias cosas antes de que logremos concebir correctamente el final del tiempo, pero lo que podemos decir con respecto a la singularidad es esto: es obviar la vida en el espacio tridimensional, todo lo que conocemos se termina, todo lo que puede describirse en el espacio euclidiano es reemplazado por modos de ser que requieren una descripción más complicada que la que hoy somos capaces de dar.

DB: De sus libros pude deducir que usted adhiere a la noción de que los hongos de psilocibina son una especie de inteligencia superior, que llegaron a este planeta como esporas que emigraron a través del espacio exterior y que intentan establecer una relación simbiótica con los seres humanos. Desde una perspectiva más holística, ¿cómo considera que esta noción puede insertarse en el contexto de la teoría de Francis Crick sobre la panspermia, la hipótesis de que toda la vida de este planeta y su evolución dirigida fue sembrada, o tal vez fertilizada, por esporas diseñadas por una inteligencia superior?

TM: Según lo que entiendo de la teoría de Crick sobre la panspermia, es una teoría que habla del modo en que la vida se esparció por el universo. Lo que yo sugería, y no creo en ello con toda la convicción que usted insinúa, sino que la abrigo como posibilidad, es que la inteligencia, no la vida sino la inteligencia, puede haber llegado aquí en esta forma de vida traída por esporas. Se trata de una versión más radical de la teoría de la panspermia de Crick y Ponnamperuma. En verdad, creo que es probable que esa teoría sea reivindicada. Dentro de cien años, si se estudia biología, la gente pensará que es una tontería que alguna vez se creyera que las esporas no pudieran ser transportadas de una galaxia a otra por medio de una presión leve. En cuanto al papel del hongo de psilocibina, o a su relación con nosotros y la inteligencia, es algo que es preciso considerar. En realidad no importa que yo sostenga que se trata de un extraterrestre: lo que necesitamos es un grupo de gente que lo sostenga, o un grupo de gente que lo niegue, porque estamos hablando de la experiencia del hongo. Hay pocas personas que estén capacitadas para juzgar el potencial extraterrestre del hongo, porque son pocas las personas de las ciencias ortodoxas que han experimentado todo el espectro de los efectos psicodélicos que se desencadena. No es posible que alguien decida si hay o no hay una inteligencia extraterrestre en el interior del hongo a menos que esté dispuesto a ingerir el hongo.

DB: Usted tiene una teoría especial sobre el rol que los hongos de psilocibina desempeñan en la evolución humana. ¿Nos puede decir algo al respecto?

TM: Ya sea que los hongos hayan provenido del hiperespacio o no, la presencia de sustancias psicodélicas en la dieta de los seres humanos primitivos generó una cantidad de cambios en nuestra situación evolutiva. Cuando una persona ingiere pequeñas cantidades de psilocibina, mejora la agudeza visual. En realidad la persona puede ver un poco mejor, y esto quiere decir que los animales que incluyeran la psilocibina en su cadena alimenticia serían mejores cazadores, lo que significa más cantidad de comida, lo que significa una mejor reproducción, que es lo fundamental en la evolución. El organismo que triunfa es aquel que logra propagarse numéricamente. La presencia de psilocibina en la dieta de los primeros primates que cazaban en manadas hizo que los individuos que ingerían la psilocibina tuvieran una mayor agudeza visual. A dosis apenas más elevadas se produce la estimulación sexual y la erección, y todo lo relacionado con la estimulación del sistema nervioso central. Una vez más se fortalece un factor que multiplicaría el éxito reproductivo.

DB: ¿No es cierto que la psilocibina inhibe el orgasmo?

TM: No. Nunca escuché algo así. No a las dosis de las que hablo. A una dosis psicodélica puede ser, pero a una dosis apenas superior a «puedo sentirlo», actúa como estimulante. Estimulación sexual significa prestar atención, significa nerviosidad, indica un cierto nivel de energía del organismo. Y luego, por supuesto, a dosis aún más elevadas la psilocibina dispara su actividad en la capacidad de formación de lenguaje del cerebro que se manifiesta como música y visión. Es como si fuera una enzima que estimulara la vista, el interés sexual y la imaginación. Y estas tres condiciones juntas producen monos que utilizan un lenguaje. La psilocibina puede haber sinergizado la aparición de formas superiores de organización psíquica a partir de los animales protohumanos primitivos. Puede considerársela como una especie de enzima evolutiva, o de catalizador evolutivo.

DB: Durante sus travesías chamánicas, ¿cómo diferencia —si es que diferencia— entre el diálogo literal y metafórico yo/tu que parece ocurrir en ciertos estados de conciencia? En otras palabras, ¿cómo diferencia entre la posibilidad de estar comunicado con entidades extraterrenas de existencia independiente y la posibilidad de estar comunicado con grupos neuronales aislados del inconsciente de su propio cerebro?

TM: Cuesta mucho diferenciarlo. ¿Cómo podría hacer la misma distinción en este momento? ¿Cómo sé que hablo con usted? Es sólo una suposición relativa el hecho de que usted sea lo suficientemente normal como para que yo no necesite cuestionarme si usted está aquí, pero si usted tuviera dos cabezas, yo me cuestionaría el hecho de que usted estuviera aquí. Investigaría para tratar de descubrir si usted es verdaderamente lo que aparenta ser. Es muy difícil explicar de qué se trata esta relación yo/tu, porque es muy difícil definir la parte «yo» de la relación, sin mencionar el «tu». No he encontrado la manera de probar, de embaucarlo, por así decirlo, para saber si es un extraterrestre o la parte de atrás de mí propia cabeza.

DB: Pero generalmente la manera de probarlo es recibir verificación mutua de otras personas, y obtener información de diversa índole. Usted puede tocarme. Puede verme. Puede escucharme.

TM: Bueno, esto es sólo una voz, por lo que se trata del tema del llamado telefónico misterioso. Si en medio de la noche uno se despierta por un llamado telefónico, levanta el receptor y alguien dice «Hola», lo primero que uno haría no es preguntar «¿Hay alguien allí?», porque hay alguien que dijo «Hola». Eso establece que hay alguien allí, pero que uno no puede verlo, tal vez no haya nadie, tal vez nos llame una máquina. A mí me han llamado máquinas. Levanto el receptor y la máquina dice: «Hola, hablamos de Sears y lo llamamos para informarle que puede pasar a retirar su pedido 16312», y uno dice: «Bien, gracias». «Por nada». No, el tema de identificar al otro con certeza es engañoso, incluso en el intercambio cotidiano.

RM: En la actualidad hay un gran interés por el arte antiguo de la tecnología del sonido. En un artículo de reciente aparición usted dijo que en ciertos estados de conciencia es capaz de crear una especie de resonancia visual y de manipular un «complejo topológico» mediante vibraciones sónicas. ¿Puede decirnos algo más sobre esta técnica, sus orígenes étnicos y sus aplicaciones potenciales?

TM: Sí, se relaciona con el chamanismo en que se basa en el uso de DMT en plantas. La DMT es una sustancia neurotransmisora que, al ingerirla y hacer que se acumule en cantidades inusualmente grandes en las sinapsis del cerebro, permite que uno vea el sonido, de modo que se puede utilizar la voz para producir no ya composiciones musicales sino composiciones pictóricas y visuales. Esto, a mi parecer, indica que estamos en la cúspide de una especie de transición evolutiva en el campo de la formación del lenguaje, por lo que vamos a pasar de un lenguaje que se escucha a un lenguaje que se ve, mediante un cambio en el procesamiento interno. El lenguaje estará compuesto por sonidos, pero será procesado como transportador de la impresión visual. Esto es lo que hacen en la actualidad los chamanes del Amazonas. Las canciones que cantan tienen el sonido que tienen para ser vistas de determinada manera. No son composiciones musicales tal como estamos acostumbrados a concebirlas. Son arte pictórico generado por señales de audio.

DB: Terence, usted es reconocido por muchos como uno de los grandes exploradores del siglo veinte. Ha recorrido todas las selvas amazónicas y se ha remontado hasta las regiones inexploradas del cerebro, pero tal vez sus travesías fundamentales se sitúen en el futuro, cuando la humanidad haya dominado la tecnología espacial y el viaje a través del tiempo. ¿Qué posibilidades de viajar en estas dos dimensiones prevé usted, y cómo cree que estas nuevas tecnologías afectarán la evolución futura de la especie humana?

TM: Buena pregunta. Supongo que la mayoría de la gente cree que los viajes espaciales están a la vuelta de la esquina. Yo espero que sea así. Creo que todos tendríamos que aprender a hablar en ruso antes de que eso suceda, porque aparentemente el gobierno de los Estados Unidos es incapaz de respaldar un programa espacial. La cuestión de viajar a través del tiempo es más interesante. Es posible que el mundo esté experimentando una comprensión de la innovación tecnológica que va a conducir experiencias que se asemejen en mucho a lo que imaginaríamos que puede ser el viaje a través del tiempo. Tal vez estemos cerca de desarrollar la habilidad de transmitir información hacia el futuro, y de crear un terreno informativo de comunicación entre varios puntos en el tiempo. Cómo se hará, es algo difícil de imaginar, pero cosas tales como las matemáticas fractales, la superconductividad y la nanotecnología ofrecen enfoques nuevos y originales para hacer realidad estos viejos sueños. No tendríamos que presuponer que es imposible viajar a través del tiempo nada más que porque nunca se hizo. Hay mucha latitud en las leyes de la física cuántica que permiten mover información a través del tiempo de diversas maneras. Aparentemente, se puede mover información a través del tiempo, siempre y cuando la velocidad del movimiento a través del tiempo no sea superior a la velocidad de la luz.

DB: ¿Por qué es así?

TM: No tengo ni la menor idea. ¿Quién soy yo, Einstein?

DB: Bien. Terence, ahora me pregunto ¿cuál piensa usted que es el objetivo final de la evolución humana?

TM: Eh… una linda fiesta.

DB: ¿Ha tenido alguna experiencia con sueños lúcidos —el proceso por el cual uno puede darse cuenta y tomar conciencia de que sueña dentro de un sueño— y si así fuera, cómo la compara con sus otras experiencias chamánicas?

TM: En realidad nunca he experimentado un sueño lúcido. Es algo que me interesa mucho. Soy un tanto escéptico con respecto a ello. Espero que sea cierto, porque sería algo maravilloso.

DB: ¿Nunca tuvo un sueño lúcido?

TM: He tenido sueños lúcidos, pero no tengo una técnica que me permita repetirlos cuando quiero. El estado del sueño es lo que posiblemente anticipe esta frontera cultural hacia donde nos dirigimos. Nos acercamos a algo muy parecido a un sueño eterno, a internarnos en la imaginación y quedarnos allí, y sería como un sueño eterno que no tuviera fin… pero qué solución definitiva y simple. Una de las cosas que me interesan con respecto a los sueños es esta: yo sueño que fumo DMT, y funciona. Me resulta interesante en extremo, porque esto parece implicar que no es necesario fumar DMT para tener la experiencia. Sólo hace falta convencer al cerebro de que uno ha fumado DMT para que se produzca este estado alterado.

DB: Asombroso.

TM: ¿Cuántas personas que han probado DMT sueñan en ocasiones que están fumando y hacen que suceda? ¿Las personas que nunca han fumado DMT tienen este tipo de experiencias en los sueños? Apuesto a que no. Apuesto a que hay que hacerlo en la vida para establecer el conocimiento de su existencia y la imagen de cómo es posible, pero luego es algo que puede suceder sin intervención química. Es más poderoso que cualquier yoga, por lo que tomar el control del estado de sueño sería sin dudas algo ventajoso y nos permitiría recorrer una gran distancia hacia el tipo de transformación cultural de la que hablamos. Cómo hacerlo exactamente, no estoy seguro. Los psicodélicos, la experiencia cercana a la muerte, los sueños lúcidos, las ensoñaciones meditativas… todas son piezas de un rompecabezas sobre cómo crear una nueva dimensión cultural en la que todos podamos vivir un poco más sanamente de lo que vivimos en estas dimensiones.

DB: ¿Tiene alguna opinión sobre lo que sucede con la conciencia humana después de la muerte biológica?

TM: He pensado en ello. Cuando pienso en ello me siento solo. El Logos no quiere ayudarme con este tema. El Logos no tiene nada que decirme sobre la muerte biológica. Lo que imagino que sucede es que para el ego el tiempo comienza a fluir hacia atrás, incluso antes de la muerte: el acto de morir es el acto de volver a vivir toda una vida, y al final del proceso de muerte la conciencia se reparte entre la conciencia de los padres y de los hijos de uno, y luego pasa por estas modalidades, y luego vuelve a repartirse. Es trasladarse hacia el futuro a través de las personas que vienen atrás de uno, y hacía el pasado a través de los ancestros. Cuanto más lejos del momento de la muerte esté, más rápidamente se traslada, por lo que después de un período de tiempo, los tibetanos dicen 42 días, uno vuelve a conectarse con todo lo que alguna vez vivió, y la existencia previa señalada por el ego puede disolverse, retornar al océano, al campo morfogenético o al Uno de Plotino… cada uno es libre de elegir. Una persona es una ilusión de ser, y la muerte se produce cuando ya no se alimenta la ilusión de ser. Entonces todo comienza a fluir, sale y se aleja del estado de desequilibrio que es la vida. Es un estado de desequilibrio, aunque se mantiene durante décadas, pero finalmente, como todos los estados de desequilibrio, debe someterse a la Segunda Ley de la Termodinámica, y en ese punto se acaba, su carácter específico se disuelve en el carácter general del mundo que lo rodea. Ha retornado entonces al vacío/plenum.

DB: ¿Qué pasa si uno no tiene hijos?

TM: Bueno, entonces uno fluye hacia el pasado, hacia los padres, y hacia los padres de los padres, y hacia los padres de estos, y finalmente hacia toda la vida, y hasta los protozoos primordiales. Resulta muy interesante que en la celebración de los misterios eleusinos, cuando tomaban el sacramento, lo que el dios decía era: «Procreen, procreen». Parece raro el modo en que la historia queda determinada por quién se acuesta con quién, quién nace, cuáles son las características que permanecen, cuáles las tendencias que se aceleran. La mayoría de la gente experimenta lo que llaman magia sólo en la dimensión de la búsqueda de pareja, y es aquí donde incluso las personas más aburridas tienen coincidencias asombrosas, y ocurren cosas increíbles… es casi como si se tocaran cuerdas ocultas. Existe una tradición esotérica que dice que los genes, los apareamientos, son el origen de todo. Así es como creo que intervendría un superextraterrestre. No intervendría; haría de nosotros lo que ese ser querría que fuéramos controlando la sincronicidad y la coincidencia en cuanto a la elección de la pareja.

RM: Hace poco tiempo, Rupert Sheldrake refinó la teoría del campo morfogenético, un campo no material que organiza la memoria colectiva que afecta a todos los sistemas biológicos. Este campo puede ser concebido como un reservorio de información hiperespacial que rebosa y se derrama dentro de una región de influencia mucho mayor cuando se alcanza la masa crítica, un punto que se conoce como resonancia mórfica. ¿Cree usted que esta resonancia mórfica podría ser considerada como una explicación posible del fenómeno de los espíritus y de otras entidades metafísicas, y es posible que el método de evocar a seres del mundo espiritual funcione simplemente quebrando el código mórfico?

TM: Parece correcto. Es algo así. Si lo que quiere saber es si creo que los campos morfogenéticos son algo bueno o si existen, sí creo que hay una necesidad clara de una especie de teoría de ese tipo, y que el próximo gran paso a dar en la conquista intelectual de la naturaleza, por así decirlo, es una teoría sobre cómo suceden en efecto ciertas cosas a partir de la clase de cosas posibles.

RM: ¿Cree usted que esto puede estar en relación con el fenómeno de los espíritus?

TM: Los espíritus son la presencia del pasado, en una expresión específica. Cuando uno viaja a ruinas como las de Angkor Wat, o Tikal, la presencia está allí. Hay que ser muy necio para no ver cómo era todo, dónde estaban los puestos del mercado, la gente y sus animales y las mercancías. Es bastante extraño. Estamos metidos convencionalmente en el presente sólo a través de nuestras suposiciones lingüísticas, pero si pudiéramos detener nuestra maquinaria lingüística, la mente se esparciría por el tiempo y se comportaría de maneras poco convencionales.

DB: ¿Cómo ve usted la creciente ola de máquinas diseñadoras de psicodélicos y de intensificación cerebral en el contexto de la teoría de Rupert Sheldrake sobre los campos morfogenéticos?

TM: Bueno, soy optimista pero tengo algunas dudas. Creo que los psicodélicos tienen que provenir del mundo natural y que su utilización debe ser probada en las culturas orientadas hacia el chamanismo; luego tienen un campo morfogenético muy profundo, porque durante miles y miles de años han sido utilizados en contextos mágicos. Una droga producida en laboratorio y repentinamente distribuida a todo el mundo simplemente amplifica la incertidumbre global presente en las crisis históricas. Y también está la consideración muy práctica de que no se pueden predecir los efectos a largo plazo de una droga producida en laboratorio. El hashish, la maravilla y los hongos han sido utilizados durante vastos períodos de tiempo sin consecuencias sociales perjudiciales. Sabemos que es así. En lo que se refiere a la cuestión tecnológica, las máquinas cerebrales y todo eso, les deseo suerte. Estoy dispuesto a probar cualquier cosa que me envíen, pero soy escéptico. Creo que es algo parecido a la máquina de escribir operada a través de la voz. Hará una regresión en el futuro. Se descubrirá que los problemas eran mucho más complejos de lo que se supuso en un principio.

DB: Es interesante el modo en que usted anticipa cada pregunta. El reciente desarrollo de las imágenes fractales parece implicar que las visiones y alucinaciones pueden descomponerse en un código matemático preciso. Con esto en mente, ¿cree usted que las habilidades de la imaginación humana puedan ser copiadas por un supercomputador?

TM: Sí. Decir que los componentes de una alucinación pueden ser descompuestos y duplicados por un código matemático no significa quitarles nada. La realidad puede ser dividida y reduplicada con el mismo código matemático; esto es lo que hace que la idea fractal sea tan poderosa. Se puede tipiar media página de códigos y en la pantalla obtener sistemas fluviales, cadenas de montañas, desiertos, helechos, arrecifes de coral, todo generado a partir de media página de códigos de computador. Esto parece implicar que finalmente vamos descubriendo reglas matemáticas sumamente poderosas que se ocultan detrás de apariencias visuales. Y sí, pienso que los supercomputadores, los gráficos de computación y los ambientes simulados, todos son cosas muy prometedoras. Cuando el mundo esté regido por las máquinas, todos podremos ir a ver películas al cine. ¡Qué bueno!

RM: O hacer películas.

TM: O ser películas.

RM: Pareciera que el lenguaje humano evoluciona a un paso mucho más lento que la capacidad de la conciencia humana para navegar en niveles más complejos y profundos de realidad. ¿Cómo ve usted el desarrollo y la evolución del lenguaje para que pueda convertirse en un elemento tranceptor más sensible que permita compartir la experiencia consciente?

TM: En realidad, la conciencia no puede evolucionar a mayor velocidad que el lenguaje. La velocidad de evolución del lenguaje determina con qué rapidez evoluciona la conciencia; de otro modo nos veríamos perdidos en lo que Wittgenstein llamó lo indecible. Podemos sentirlo, pero no podemos hablar de ello, por lo que se convierte en una realidad completamente personal. ¿Ha notado la poca cantidad de palabras con que contamos para transmitir emociones? Te quiero, te odio, y luego básicamente hacemos variaciones sobre lo mismo. Te quiero mucho, te odio mucho.

RM: ¿Cómo te sientes? Bien.

TM: Sí, cómo te sientes, bien. Y sin embargo tenemos miles y miles de palabras sobre alfombras, y artefactos, y esto y aquello, por lo que necesitamos crear un lenguaje de emociones mucho más rico. Hay momentos —y esto daría lugar a que alguien hiciera un estudio en profundidad—; el inglés tuvo períodos en que hubo emociones que dejaron de existir, porque las palabras se habían perdido. Esto se relaciona de cerca con el tema de cómo la realidad es organizada por el lenguaje. ¿Podemos recuperar una emoción perdida creando una palabra? Hay colores que ya no existen porque las palabras se han perdido. Pienso en la palabra jacinto. Es un cierto tono de anaranjado. Una vez conocida la palabra jacinto, siempre podremos reconocerla, pero si no la tenemos, todo cuanto podemos decir es un color anaranjado más oscuro que otro. Nunca hemos tratado de hacer evolucionar el lenguaje de manera consciente, simplemente hemos dejado que evolucione, pero ahora tenemos este nivel de percepción, y este nivel de necesidad cultural en el que realmente debemos planificar dónde hay que generar palabras nuevas. Hay áreas en las que habría que deshacerse de palabras que facultaran un pensamiento político equivocado. Los propagandistas de los fascistas ya comprendían esto: comprendían que si hacían que algo fuera imposible de decir, hacían que fuera imposible de pensar. Para que no volviera a importunar al individuo. Por lo que la evolución planificada del lenguaje es el modo de acelerar el lenguaje para que exprese la frontera de la conciencia.

DB: A veces he pensado que lo que usted considera una simbiosis entre los humanos y los vegetales psicoactivos corresponda tal vez a que las plantas tomen el control de nuestras vidas y nos obliguen a obedecer sus órdenes. ¿Qué piensa al respecto?

TM: Bien, simbiosis no significa parasitismo: la simbiosis es una situación de beneficio mutuo para ambas partes, entonces tenemos que suponer que las plantas sacan tanta ventaja de esto como nosotros. Lo que nosotros obtenemos es información de otro nivel espiritual. Ellas nos ofrecen su punto de vista. Lo que nosotros les brindamos es cuidado, alimentación, propagación y supervivencia, para que ellas puedan ofrecernos su tan distinto punto de vista. A nuestra vez, nosotros respondemos facilitándoles el camino en el mundo físico. Y me parece un intercambio razonable. Es obvio que ellas tienen dificultades en el mundo físico; las plantas no pueden moverse. Usted se refirió al Tao, una planta tiene el Tao. Ni siquiera corta madera ni transporta agua.

RM: Las predicciones futuras suelen basarse en el estudio de modelos y tendencias anteriores que luego se extienden como los contornos de un mapa para extrapolar la forma de las cosas por venir. El futuro también puede considerarse como una interacción creativa dinámica continua entre el pasado y el presente; la interpretación actual de los hechos pasados presta un servicio activo en la formulación de estos modelos y tendencias futuras. ¿Ha logrado usted reconciliar estas dos perspectivas de modo que la humanidad sea capaz de aprender de sus experiencias sin verse limitada por los hábitos de la historia?

TM: Las dos perspectivas son antiéticas. No debemos vernos limitados por los hábitos de la historia si queremos aprender de la experiencia. Fue Ludwig von Bertalanffy, el inventor de la teoría de sistemas generales, el que hizo aquella famosa afirmación: «Las personas no son máquinas, pero en situaciones donde se les brinda la oportunidad, actúan como máquinas», por lo que hay que importunar a la gente de manera permanente, para que no se afirmen en una rutina. Entonces los modelos históricos son terriblemente cíclicos, pero no por completo: finalmente hay un nivel superior del modelo, que no se repite, y que es la parte responsable del avance hacia la innovación verdadera.

RM: La parte que no se repite. Hmm. Los futuristas positivos tienden a integrar dos grupos. Algunos visualizan que el futuro tiene una progresión cada día más brillante y piensan que se producirá la iluminación global como resultado de esta progresión: otros imaginan un período de devolución real —una edad oscurantista— que la conciencia humana debe atravesar antes de alcanzar etapas más avanzadas. ¿Qué escenario considera usted que tiene más probabilidades de emerger, y por qué opina de ese modo?

TM: Creo que soy un oscurantista templado. Creo que habrá una edad oscurantista mediana. No creo que sea en nada parecida a la edad oscurantista que duró miles de años: creo que durará alrededor de cinco años y que será una época de retracción económica, de fundamentalismo religioso, un regreso a las comunidades cerradas por parte de ciertos segmentos de la sociedad, de conflictos feudales entre los Estados menores, de escasez de recursos y ese tipo de cosas. Pero creo que abrirá el camino al final de los años noventa hacia el futuro global que todos anhelamos, y luego habrá básicamente un período de quince años en el cual todas estas cosas se unirán con una sofisticación progresiva cada vez mayor, de manera similar al modo en que la ciencia y las filosofías modernas adquirieron una sofisticación cada vez mayor en un sentido único a partir del Renacimiento. En algún momento de finales del 2012 todo esto se reducirá a una especie de destilación alquímica de la experiencia histórica que será el portal hacia la vida de la imaginación.

RM: La resonancia mórfica de Rupert Sheldrake, la teoría del caos de Ralph Abraham y su modelo de onda temporal parecen contener modelos complementarios que operan bajo principios implícitos similares —que los sistemas de energía almacenan información hasta llegar a cierto nivel y que la información se transduce luego a un marco mayor de referencia, como el agua en una fuente de tableros—. ¿Ha elaborado estas teorías para llegar a una metateoría totalmente abarcativa de cómo funciona y opera el universo?

TM: No, pero estamos trabajando en eso. Bueno, es verdad que los tres —y yo incluiría a Frank Barr, que es menos conocido pero que también cuenta con una pieza del rompecabezas— somos todos complementarios. La teoría de Rupert es, para el caso, una hipótesis. No hay ecuaciones, no hay una maquinaria profética: es una manera de hablar de los enfoques experimentales. Mi teoría de la onda temporal es como un ejemplo extremadamente formal y específico de lo que él observa desde una perspectiva general. Y lo que Ralph hace es trazar un puente desde el tipo de cosas que Rupert y yo hacemos hacia atrás, hacia la rama fronteriza de las matemáticas comunes llamada diseño dinámico. Y Frank es experto en la repetición de procesos fractales. Él puede mostrar cómo sucede lo mismo en muchísimos niveles, en muchísimas expresiones distintas. Por lo que nos he bautizado Compresionistas, o Compresionistas Psicodélicos. El Compresionismo sostiene que el mundo es cada vez más complejo, comprimido, entrelazado y por lo tanto holográficamente completo en todo lugar, y allí es básicamente donde nos ubicamos los cuatro, creo, aunque desde diferentes puntos de vista.

DB: ¿Puede hablarnos sobre Dimensiones Botánicas, y de otros proyectos en los que esté trabajando?

TM: Dimensiones Botánicas es una fundación sin fines de lucro que intenta rescatar las plantas que hayan sido consumidas por los chamanes y los seres humanos a través de la historia en los trópicos cálidos, y rescatar la información sobre cómo se consumen, almacenar la información en computadores y trasladar las plantas a un terreno de treinta hectáreas en Hawaii, en un cinturón de bosques tropicales que reproduce razonablemente las condiciones del Amazonas. Allí las tendremos hasta el día en que alguien quiera hacer una investigación seria sobre ellas. Como fundación sin fines de lucro, solicitamos donaciones, publicamos un boletín, tenemos recaudadores directos y nos encargamos de hacer este trabajo, que nadie más realiza. Se lleva a cabo un gran trabajo de conservación de las selvas tropicales, pero se hace muy poco por conservar la tradición de los pueblos nativos. Los pueblos del Amazonas emigran hacía los aserraderos y aprender a reparar motores fuera de borda, y todo el conocimiento sobre las plantas quedará en el olvido para la próxima generación. Nosotros preservamos ese conocimiento, y guardamos las plantas en un jardín botánico en Hawaii.