Once
Entrevistas para «Nuevas Dimensiones»

Micahel Toms me entrevistó para su show radiofónico «New Dimensions» en algún momento de 1985. Lo que sigue es una transcripción corregida de esa entrevista.

MT: La búsqueda del autoconocimiento bajo múltiples aspectos ha preocupado a la humanidad durante milenios. En nuestra moderna cultura de información técnica el significado profundo pasa a menudo desapercibido mientras corremos confusos hacia un fin desconocido. Cuestiones de valores, ética y significado personal se reprimen bajo los estandartes de lo práctico y del sentido de realidad. John Nasbitt, el autor de Megatrends (Grandes tendencias) señala que nos ahogamos en medio de la información pero sufrimos hambre de conocimiento. Y, sin embargo, al mismo tiempo, un investigador estima que el 80 por ciento del público está interesado en algún tipo de autosatisfacción. Otra paradoja sobre la cual reflexionar puesto que ambas son verdad. La búsqueda de la liberación es un viaje a través de la paradoja y puede ser que por la observación de la forma en que otras culturas y medios sociales han incorporado la búsqueda podamos aprender más sobre nosotros mismos. Vivimos tiempos muy estimulantes en los que la realidad que percibimos cataliza ímpetus renovados hacia la exploración de nuestra realidad interior.

Nuestro huésped hoy es Terence McKenna, uno de los escritores puntales de nuestra cultura que reclama nuestra atención, no tanto por las respuestas que pueda encontrar como por las preguntas que plantea. Es el coautor con su hermano Dennis McKenna de The Invisible Landscape: Mind, Hallucinogens, and the I Ching (El paisaje invisible: La mente, los alucinógenos y el I Ching), quien generalmente trabaja como periodista freelance, conferenciante e investigador.

Mi nombre es Michael Toms. Seré vuestro presentador durante la próxima hora.

Bienvenido, Terence.

TM: Gracias, es un placer estar aquí.

MT: Bien, ¿crees que estamos en un estado de transición? ¿Estamos pasando de una cultura a otra?

TM: De seguro estamos en un período de transición. Llegamos nada menos que al final de la historia. Sin embargo, no hay nada por qué alarmarnos. Imagino que es simplemente la situación normal prevalente cuando una especie se prepara a partir hacia las estrellas.

MT: ¿Piensas que nos preparamos para ir hacía las estrellas?

TM: En la escala de cien años o mil, creo que es una conclusión inevitable. Ese período temporal en términos geológicos es un parpadeo. En efecto, desde esa perspectiva, toda la historia del hombre parece una preparación para la trascendencia humana de la existencia planetaria.

MT: ¿Queremos dejar el planeta?

TM: Pienso que tenemos que partir de la visión de que el planeta es la cuna de la humanidad pero que inevitablemente uno no puede permanecer en la cuna para siempre. La imaginación humana en conjunción con la tecnología se ha convertido en una fuerza de tal potencia que no puede mantenerse desatada, con resguardo de seguridad, en la superficie del planeta. La imaginación humana ha ganado tanto poder que el único ambiente que puede serle favorable es el vacío del espacio profundo. Allí es donde podremos erigir los sueños arquitectónicos que nos condujeron a producir Los Ángeles o Tokio y hacerlo en escala, y de tal modo que resulte enriquecedor en lugar de degradante. Si, pienso que no podemos seguir avanzando en el conocimiento sin aceptar como consecuencia que tenemos que dejar el planeta. No somos más los monos bípedos que fuimos una vez. Hemos llegado a ser casi una fuerza nueva en la naturaleza. Pienso en el lenguaje y la cibernética como una amalgama de computadoras y cerebros humanos y estructuras sociales que tienen un impulso hacia adelante tan enorme, que el único lugar donde pueda expresarse a sí misma sin destruirse, según el decir de James Joyce, es «up n’ent».

MT: Hace tanto, tanto tiempo, en una lejana galaxia una sociedad al estilo de la Guerra de las Galaxias ¿será el futuro de la nuestra? ¿Cómo opuesto a nuestro pasado?

TM: Está en nuestro presente, creo yo. Nuestro futuro es casi inimaginable. Yo pienso que la transformación que producirá dejar el planeta también traerá una transformación de nuestra conciencia. No vamos a ser seres humanos al estilo 1950. Tenemos que transformar nuestra mente antes de ser capaces de dejar el planeta con gracia. Creo que es aquí donde entran los psicodélicos porque son anticipaciones del futuro. Parecen canalizar información que no está todavía disponible por las leyes o la simple causalidad, por lo que la experiencia es realmente de dimensión profética, un vislumbre del potencial de lejanas centurias futuras a través de esos compuestos. Un cambio cultural de esta magnitud no puede dejar de ser ambiguo. Como especie, la sola idea de dejar el planeta detrás sacude como sacudiría a un niño la idea de dejar el hogar. Obviamente se trata de dejar algo que nunca será recobrado. Sin embargo este es el sentido de ir hacia adelante en la afirmación del ser, una serie de autotransformaciones, el sentido de cambio de niveles. Y justamente ahora apenas alcanzamos el momento de levantarnos a un nuevo nivel que está ligado a dejar la superficie planetaria físicamente y reconectarnos con el contenido del inconsciente colectivo de nuestra mente. Estas dos cosas se darán simultáneamente. De eso trata la última mitad del siglo veinte, me parece a mí.

MT: Por ahora los psicodélicos no han sido aceptados en la vida diaria. ¿Ve usted algún cambio?

TM: No particularmente. Ellos ejercen cierta fascinación sobre una persistente minoría y de ese modo cumplen una actividad catalítica en la sociedad, que es introducir nuevas ideas y liberar cierto tipo de energía creativa. Ciertamente no querría ver una vuelta a la histeria psicodélica de los años sesenta. Pienso que es bueno que éstos sean temas de interés de pequeños grupos con un alto grado de compromiso y una idea seria de lo que son. Es realmente la misma gente, sólo que un grupo menor que además ha acumulado experiencia en los últimos veinte años, aunque seguramente yo no pienso que todas las fronteras psicodélicas se han conquistado.

Uno de los temas sobre los que yo escribo y hablo es un fenómeno que mucha gente experimenta con los alucinógenos de la familia de la psilocibina, que no ha sido incluida en el modelo estándar de sustancias psicodélicas. Me refiero al fenómeno del símil de Logos (Dios o sabiduría), de una voz interior que parece ser casi una agencia sobrehumana, una especie de genus loci. Yo lo considero una inteligencia extraña, una entidad mucho más allá de la estructura normal del yo que, si no es extraterrestre, bien podría serlo. La rareza y su lejanía de las expectativas ordinarias sobre la realidad son tan grandes, que si mañana llegaran acá platos voladores provenientes de las Pléyades comparativamente no harían este misterio menos poderoso. Me parece gracioso que la comunidad científica haya emprendido la búsqueda de la inteligencia extraterrestre y su definición y hayan destinado radiotelescopios a explorar la galaxia en busca de señales. El radiotelescopio más grande del mundo está en Arecibo, en Puerto Rico y dentro de las sombras que proyectan las instalaciones crecen los hongos psicodélicos en los campos y el ganado pace tranquilamente bajo el sol. Es una maravillosa interpenetración de lo próximo y lo lejano. Creo que el lugar para buscar extraterrestres es la dimensión psíquica y el problema allí no es la ausencia de comunicación sino la abundancia de señales que tienen que ser filtradas, porque lo real es que los chamanes y místicos y visionarios han estado oyendo voces y hablando a los dioses desde el Paleolítico y aún antes. No podemos descartar esta aproximación a la comunicación. Me parece mucho más probable que una civilización avanzada se comunicara interdimensional y telepáticamente y los períodos de tiempo disponible para que una especie inteligente haya evolucionado este tipo de comunicación son muy vastos.

Pienso que es muy interesante entonces que las triptaminas, la psilocibina y el DMT a dosis efectivas, con mucha confiabilidad desencadenen lo que sólo puede describirse como fenómeno tipo contacto, no sólo la voz interior en la cabeza, sino también el clásico motivo de los platos voladores, del disco giratorio, el objeto volador con forma de lente, la aproximación de lo extraño. Esto parece estar muy insertado en la psicología humana y me gustaría saber por qué. Pienso que es un hecho raro de la psicología humana y yo no acepto ninguna de las teorías actuales que van desde afirmar que no sucede nada a las que dicen que, en efecto, hay una especie de un mundo de otra estrella que quiere establecer contacto. Pienso que esta inteligencia extraña (alien) es algo tan raro que actualmente se disfraza de extraterrestre para no alarmarnos por las verdaderas implicaciones de lo que es.

MT: Su exposición implica que se trata de algo externo a nosotros y yo me pregunto qué es.

TM: Este dualismo del interior y el exterior puede ser superado. Obviamente trasciende lo individual. Pero yo sospecho que es algo como una Supermente de la especie y que la más elevada forma de organización humana no se cumple en el individuo democrático. Se da en la dimensión que ninguno de nosotros ha penetrado nunca: la mente de la especie. Es la mano al timón de la historia. No es gobierno, ni grupo religioso, es lo que llamamos inconsciente humano: sin embargo no es inconsciente, y no es un repositorio cibernético de mito y memoria. Es una entelequia organizada, de algún tipo y aunque la historia humana tiene su firma en los primates, es muy diferente de ellos. Es como una criatura de información. Está hecha de lenguaje. Libera ideas en la corriente fluente de la historia para reforzar al primate hacia niveles más y más altos de autoreflexión. Ahora hemos alcanzado el punto en que las máscaras empiezan a caer y descubrimos que hay un ángel dentro del mono, luchando para liberarse. Este es el centro de la crisis histórica. Yo soy muy optimista. Yo lo veo como un caos necesario que nos conducirá hacia un nuevo orden más atractivo.

MT: Terence, usted hablaba de realidades extraordinarias y me parece que hay un enorme prejuicio en contra de los psicodélicos y el uso de sustancias alucinógenas, casi como si hubiera un desmedido miedo a que se abra el armario que estas sustancias descubrirán. ¿Qué pasa con el prejuicio? ¿Cómo se resolverá? ¿Cuál es la solución?

TM: Pienso que es mucho más complicado que un prejuicio. Es el prejuicio nacido del respeto porque mucha gente siente que estos compuestos probablemente hacen lo que sus adherentes dicen que hacen. Es posible ver el crecimiento humano total de los años 70 como el deseo de continuar la búsqueda interior sin tener que ponerse uno mismo en la línea del modo que se hace cuando se toman 250 gamas de LSD. Pienso que estos otros métodos son eficaces, pero creo que es la pura capacidad alucinógena lo que inquieta a la gente. Uno los odia o los ama. Y eso sucede porque disuelven la cosmovisión. Si a uno le gusta la experiencia de que la totalidad de su estructura ontológica desaparezca de debajo de sus pies —si uno piensa que esto es interesante— posiblemente uno los ame. Por otra parte, para algunos es la peor cosa que puede sucederles, lo más horrible que pueden imaginar. Ellos navegan la realidad a través de varias formas de fe; en tanto que con los psicodélicos las puertas de la percepción se limpian y uno ve muy, muy profundamente.

Yo pasé tiempo en la India y siempre visitaba a los sadhus locales de gran reputación. Encontré mucha gente que tenía lo que llamo sabiduría de viejo, pero la sabiduría de viejo es una especie de tao de cómo se vive. No dice nada sobre las dimensiones que muestran los psicodélicos. Para ello hay que ir a los lugares donde se practica el chamanismo alucinogénico, específicamente la cuenca del Amazonas y entonces usted descubre que detrás de la sabiduría de vivir simplemente la realidad ordinaria hay una sabiduría sobre cómo navegar la realidad extraordinaria. Esta realidad es tan extraordinaria que nosotros no podemos aproximarnos a lo que esta gente está haciendo con ningún tipo de afectación, porque el hecho concreto es que no tenemos una teoría más viable que ellos acerca de lo que es la Mente. Las creencias de un chamán Witoto y las creencias de un fenomenologista de Princeton tienen iguales posibilidades de ser correctas y no hay árbitros acerca de quién tiene razón. Esto es algo que nosotros no hemos asimilado. Hemos estado en la luna, cartografiamos las profundidades del océano y el corazón del átomo, pero tenemos miedo de mirar en nuestro interior porque sentimos que es donde todas las contradicciones flotan juntas. La clase de prejuicio dirigido contra los psicodélicos se dirigió contra el psicoanálisis en las décadas del veinte y treinta cuando se pensaba que era superfluo y frívolo. Los psicodélicos tocan un nervio muy sensitivo, el asunto de la naturaleza humana y algunas personas se sienten incómodas con esto.

MT: ¿Cuál es el valor de explorar las realidades extraordinarias?

TM: Creo que el mismo valor que tiene la exploración de las realidades ordinarias. Hay un alquimista que dice que uno tendría que leer los libros más antiguos, escalar las montañas más elevadas y visitar los desiertos más vastos. Yo pienso que la existencia nos impone cierto tipo de obligación de encontrar qué es lo que pasa y puesto que toda la información primaria sobre lo que sucede pasa por los sentidos, cualquier planta o compuesto que altere los sentidos tiene que ser observada cuidadosamente. A veces he puntualizado que desde el punto de vista químico uno puede tomar una molécula que es completamente inactiva como psicodélico, reponer un átomo en uno de los anillos y súbitamente obtener un poderoso psicodélico. Me parece que esta es una prueba perfecta de interpenetración de la mente y la materia. El movimiento de un solo átomo de una posición conocida a otra, cambia una experiencia de la nada a sobrecogedora. Esto significa que mente y materia al nivel de mecánica cuántica giran juntas. Es simplemente que hay más y más realidad y alguna parte de ella está en el interior de nuestra cabeza y otra parte está extendida en el espacio tridimensional newtoniano.

MT: Pienso que la mayoría de nosotros aceptamos la realidad de cada día como única. Usted viaja a las regiones del mundo subterráneo, regiones que la mayoría de la gente no concibe ni desea.

TM: Pienso que hay un temperamento chamánico que se caracteriza por un deseo vehemente de conocimiento… conocimiento en el sentido griego de la palabra. En otras palabras, conocimiento diferente del de quien se suscribe al Scientific American, y revalora lo que cree, más bien cosmologías construidas en base a la experiencia inmediata que se encuentra siempre que son aplicables. Sabe, yo no creo que el mundo esté hecho de quarks y ondas electromagnéticas o estrellas y planetas o cualquiera de estas cosas. Creo que el mundo está hecho de lenguaje y que éste es el primer hecho que se pasa por alto. La construcción del plato volador no es tanto un problema de hardware como sí un desafío poético. Para muchos es difícil saber de qué hablo. Lo que digo es que el hilo conductor de la realidad es la mente y la mente es primariamente el sustrato del ser. En el Oriente lo hemos dicho al revés por un milenio, pero una vez que esto se entienda claramente usando lo que aprendimos en la excursión a través del espacio tridimensional y la materia, crearemos una nueva visión de la humanidad que será una fusión de Oriente y Occidente.

MT: Usted sugiere que el mundo está hecho de lenguaje, todavía yo pienso en las extraordinarias realidades que están totalmente más allá de ningún lenguaje que usamos en el sentido ordinario.

TM: Así es, están más allá del lenguaje ordinario. Siempre pienso en Philo Judeaus escribiendo sobre el Logos. Él se planteó a sí mismo la pregunta «¿Qué sería más perfecto que el Logos?», y entonces se contestó diciendo que sería el Logos que no se escucha pero se ve. E imaginaba una forma de comunicación en que las orejas no fueran los primitivos receptores, sino los ojos. Un lenguaje donde el significado no se construiría a través del diccionario de palabras habladas, sino de objetos tridimensionales que en la realidad se generaban con una especie de hiperlenguaje tan perfecto que producía el entendimiento entre la gente. Esto puede parecer raro en la realidad ordinaria pero estas formas de sinestesia y glosolalia sinestésica son comunes en los estados psicodélicos.

MT: Terence, por favor identifique a Philo y díganos quién es.

TM: Era un judío de Alejandría, del siglo segundo, que viajaba por el mundo heleno discutiendo los mayores cultos y religiones y las teorías cosmogónicas de su época. Es una gran fuente de información helenística.

MT: ¿Cómo se relaciona usted con la cosmovisión socrática?

TM: Pienso que es difícil no seguir a Platón, pero que es algo contra lo cual habría que luchar o luchar para modificar. Yo me considero a mí mismo como un platónico Whiteheadiano. Por cierto la noción platónica central de las ideas —formas arquetípicas que están fuera del tiempo— es una idea que se confirma en la experiencia psicodélica. Los neoplatónicos —la escuela de Plotino y Porfirio— son filósofos psicodélicos. Su idea de la jerarquía ascendente de los estados crecientemente rarificados es una presentación sofisticada de la cosmología chamánica que uno descubre experimentalmente cuando usa psicodélicos.

MT: Pienso que muchos no nos damos cuenta de que la cultura griega y los misterios eleusinos incorporaron el uso de algo similar a los psicodélicos. Esencialmente, la civilización occidental está basada en una cultura que tenía en su centro una experiencia y un ritual que usaba psicodélicos.

TM: Sí, durante dos mil años todo el que tenía una personalidad en el mundo antiguo hacia la peregrinación y realizaba la experiencia que Gordon Wasson y Cari Ruck demostraron convincentemente era una intoxicación alucinógena producida por el cornezuelo de centeno o ergot. Pero por supuesto, en cuanto la Iglesia solidificó su poder, cerró las academias platónicas y se manifestó contra el conocimiento que calificó de herético y pagano. No sólo los platónicos, sino también las sectas gnósticas y las escuelas de misterio sufrieron la represión. Me gusta pensar que esta represión finalizó de un modo particular cuando en 1953 Gordon Wasson y su esposa Valentina descubrieron el culto del hongo de psilocibina en el pueblo de Huatla de Jiménez, en México. Fue como si Eros, martirizado en el Viejo Mundo, reapareciera dormido en el Nuevo, en las montañas de México, donde resucitó. La experiencia del hongo es de alguna manera la experiencia de un genus loci, un dios del modelo griego —no el dios que está entre las estrellas del cielo—, un dios local, precristiano, con un poder de naturaleza báquica que es muy extraña y todavía resuena con nuestras expectativas de lo que la experiencia podría ser.

MT: Es interesante que el hongo sea un símbolo, en nuestra cultura, de muerte y destrucción: el símbolo de la explosión nuclear.

TM: Sí, mi hermano ha marcado el punto preguntando: «¿Qué hongo crecerá al final de la historia? ¿Será el hongo de Fermi, Oppenheimer y Teller o el hongo de Wasson, Albert Hofmann y Humphrey Osmond?».

MT: De alguna manera pienso que es más seguro el último.

TM: No sólo puede ser más seguro, puede abrir una vía de escape del otro. Es como un chiste equivoco de la física que la fuerza de la liberación y la fuerza de la destrucción puedan tomar la misma forma. Es lo que los alquimistas llaman la coincidencia opositorum.

MT: Parece una sorprendente sincronicidad. Me interesaba hablar con Andy Weil, el autor de The Natural Mind (La mente natural) sobre el hecho de la aparición de un nuevo género de hongos contenedores de psilocibina que no habían sido vistos antes. Es casi como si ellos reaparecieran por alguna razón.

TM: Es sorprendente cuántas nuevas especies se han descubierto desde que la gente ha prestado atención a los hongos alucinógenos. Ha habido informes provenientes de Inglaterra y Francia sobre el uso de hongos de psilocibina, lugares en que, hasta donde sabemos, no existía historia cultural del uso de los mismos. Sin embargo, es curioso que el uso de estas sustancias aparece muy temprano en la historia. La alucinogénesis no es bien recibida en las sociedades agrícolas. Creo que fue Weston La Barre quien hizo notar que una vez que se aprende a cultivar, los dioses cambian, dejan de ser extáticos para convertirse en dioses del grano o el alimento y deja de ser importante en la vida adivinar el estado del tiempo o los resultados de la caza por la alucinación, y se vuelve primario levantarse todos los días para trabajar y segar la cosecha. Usted mencionaba antes el prejuicio contra los alucinógenos, pienso que la supresión se remonta al comienzo de la agricultura cuando existía competencia entre los dioses de las plantas que ejemplificaban estilos de vida ajenos uno a otro.

MT: ¿Es ilegal la psilocibina?

TM: Sí, es una droga de la Lista Uno (Registro oficial de psicofármacos). Fue clasificada al mismo tiempo que el LSD, aun cuando el tema se presentó al público en los términos de hacer ilegal el uso del LSD. Aunque parezca extraño, en esa época se clasificaron como ilegales una serie de compuestos a pesar de que no hubo debate público. Todos los psicodélicos fueron vistos de la misma manera y se usó el LSD como modelo. En la realidad, son sustancias con amplias variaciones. Hay un espectro de efectos psicodélicos y ciertos compuestos desencadenan algunos de ellos. Pero, sí, la psilocibina es ilegal.

MT: ¿Son ilegales los hongos?

TM: Los hongos también son ilegales puesto que contienen psilocibina.

MT: Recuerde a Andy Weil diciendo que caminaba por una zona residencial del centro de Seattle recogiendo hongos de psilocibina de los jardines de las casas.

TM: La ley inglesa tomó el punto de vista de que era absurdo considerar fuera de la ley a una planta de crecimiento natural. Tomaron la posición de considerar que sólo la sustancia química era ilegal, lo que me parece una posición muy sabia. Pero he observado que el Canadá prefirió recientemente la interpretación estadounidense a la británica.

MT: El tipo de conocimiento y la clase de información que usted adelanta no está generalmente disponible. No es el tipo de información y conocimiento que uno encontraría en el currículo antropológico académico, no obstante ser tan importante. De alguna manera está fuera de las entidades culturales institucionales. ¿Por qué piensa que pasa esto? Desde luego hay alguna respuesta lógica, pero, ¿cuál le parece el futuro de esta clase de información y conocimiento?

TM: Pienso que en un sentido señala el renacimiento de la institución del chamanismo en el contexto de la sociedad moderna. Los antropólogos siempre han puntualizado que los chamanes son catalizadores muy importantes de sus grupos, pero siempre periféricos a ellos —periféricos al poder político, y en realidad periféricos físicamente por lo general, viviendo a cierta distancia del pueblo—. Me parece que el chamán electrónico —la persona que lleva adelante la exploración de estos espacios— existe para retornar y hablarnos al resto de nosotros sobre eso.

Tengo la esperanza de que estamos accediendo a un período de madurez como especie. No podemos tener áreas prohibidas de la mente o maquinaria cultural insensata. Nos hemos hecho cargo de adquirir tanto poder que ahora tenemos que comprender lo que somos. No podemos viajar mucho más lejos con definiciones humanas heredadas de la tradición judeo-cristiana. Necesitamos verdaderamente explorar el problema de la conciencia, porque conforme los seres humanos ganan poder se convierten en el factor definitorio del planeta. La cuestión que se alza delante de nosotros es: ¿es bueno el hombre? y entonces, si la respuesta fuera sí, ¿para qué es bueno?

Los chamanes señalarán el camino porque son visionarios, poetas, arquitectos culturales, pronosticadores: todos esos roles que nosotros comprendemos en términos más convencionales, enrollados y elevados a la potencia n. Ellos son modelos culturales para los demás. Siempre ha sido verdad que el chamán tiene acceso a la dimensión sobrehumana y a la condición sobrehumana y por lo tanto afirma el potencial para la trascendencia de todos. El chamán es un ejemplo y yo observo la gran atención que se está dando a estas cosas, con lo cual se señala de parte de la sociedad el sentido de que necesitamos volver a estos modelos. Por eso, por ejemplo, el fenómeno Skywalker —nombre de un personaje importante de la Guerra de las Galaxias— es una traslación directa de la palabra chamán —proveniente de la lengua tungúsica, de donde se origina el chamanismo siberiano—. Así estos héroes que se están inculcando en el corazón de nuestra cultura son héroes chamánicos. Ellos controlan una fuerza que es superior a todos y mantienen la galaxia junta; en verdad esto es así. Conforme exploramos cuán verdadero es esto, las limitaciones de nuestra cosmovisión anterior se expondrán a nuestra vista. Creo que fue J.B.S. Haldane quien dijo: «El mundo puede no sólo ser más extraño de lo que nosotros suponemos, puede ser más extraño de lo que podemos suponer».

MT: Yo creo que el personaje de Yoda es de tipo chamánico.

TM: Mucho.

MT: Conforme hablamos de chamanes y chamanismo, vuelven las corrientes culturales cruzadas. ¿Ve usted que el chamanismo tome nuevas formas?

TM: Yo creo, junto con Gordon Wasson y otros, pero a diferencia de Mircea Eliade, quien es el máximo escritor sobre el tema, que el chamanismo alucinógeno es el principal. Cuando se usan técnicas chamánicas excluyentes de la ingestión de plantas alucinógenas, el chamanismo tiende a viciarse. Es más como la representación de un ritual que lo que es el chamanismo real. El chamanismo que viene aparecerá dentro de la gente de nuestra cultura que se siente confortable con las plantas psicodélicas y que, por viajar a esos espacios y volver con obras de arte o relatos poéticos o ideas científicas, están cambiando ya la faz de nuestra cultura.

Yo conecto la dimensión psicodélica a la dimensión de inspiración y ensueño y pienso que la historia ha progresado siempre por la ebullición de ideas desde la dimensión del mundo subterráneo hacia la mente de hombres y mujeres receptivos. Y sucede que en este momento con la herramienta de los alucinógenos podemos apretar el botón. No dependemos de cualquier factor previamente controlado para el ingreso de novedades en la historia humana. Hemos tomado las funciones a nuestro cargo y podremos intensificar y acelerar la crisis cultural hacia su última solución.

MT: Así, conforme continuamos avanzando hacia la exploración de esos espacios, ¿podemos esperar el cambio social como resultado del cambio personal?

TM: Un cambio social tremendo. En efecto, lo que sucede es una tendencia hacia lo que yo llamo tornar el cuerpo de dentro hacia afuera. A través de nuestros medios y la cibernética nos acercamos al punto en que la conciencia puede experienciarse en estado de desconexión del cuerpo. Hemos cambiado. No somos más monos bípedos. En su lugar somos una clase de arrecife de coral de componentes orgánicos e inorgánicos y compuestos tecnológicos. Nos hemos convertido en una fuerza que toma materia prima desorganizada y excreta objetos técnicos. Hemos trascendido la definición normal de humano. Somos como un enorme organismo colectivo con nuestras bases de datos, nuestras agencias de pronósticos y nuestras redes de computación, y los muchos niveles a los cuales estamos conectados con el universo. Nuestra autoimagen está cambiando; el mono no ha sido dejado atrás y en breve lo será.

De nuevo, tomo el plato volador como una imagen de futuro. Es un tipo de transformación milenaria del humano en la que el alma se exterioriza como la apoteosis tecnológica. Este es el evento escatológico que deja caer su sombra hacía atrás en el tiempo sobre el paisaje histórico. Es la sirena que canta al final de los tiempos llamando hacia sí a la humanidad, a través de los últimos centenares de milenios. Nos llama para que dejemos los árboles y entremos en la historia y a través de las transiciones culturales a múltiples niveles, hasta el punto en el que dentro del mono —la criatura de puro lenguaje y pura imaginación cuyas aspiraciones son enteramente titánicas en términos de autotransformación— esa cosa emerge ahora y emergerá conforme la humanidad deje el planeta. No es algo medido y claramente definido. Sin embargo, es lo que en los próximos cincuenta o más años sucederá. Al final, la especie estará fuera del planeta, transformada y completamente conectada desde lo profundo hasta lo más alto.

MT: ¿Estamos hablando de otra versión de la muerte y resurrección cristianas y la ascensión a los cielos?

TM: Excepto que entra en la historia. Lo que sucede es que el paraíso prometido al alma está entrando realmente en la historia. El hombre tecnológico tomó las aspiraciones apocalípticas de la cristiandad tan seriamente que vamos a hacerlas reales. Se ha convertido en la imagen que nos guía hacia lo que queremos ser. Me viene a la memoria el poema de William Butler Yeats «Sailing to Byzantium» (Navegando hacia Bizancio), donde él habla del artífice de la eternidad y dice:

Una vez fuera de la naturaleza yo nunca tomaré

mi forma corporal de ninguna cosa natural,

sino una forma como los joyeros griegos hacen

de oro moldeado y oro esmaltado

para mantener a un soñoliento Emperador despierto:

o me asentaré sobre una guirnalda dorada a cantar

a los caballeros y las damas de Bizancio

sobre lo que pasó, o pasando, vendrá.

Esta es la imagen de cómo el cuerpo humano ha llegado a ser un objeto cibernético indestructible, y todavía ese indestructible objeto cibernético es un transformado holográfico del cuerpo liberado en el sueño. Es una imagen del humano transformado y liberado en el hiperespacio de información, donde uno es una cosa con eternos circuitos pero parece estar caminando por una impoluta playa en el paraíso. Vamos a encontrar el poder de convertir en realidad nuestras más profundas aspiraciones culturales. Esta es la razón por la cual debemos encontrar cuáles son nuestras más profundas aspiraciones culturales.

MT: ¿Qué hay sobre la idea de que estos espacios sobre los que hemos estado hablando —los que usted ha estado iluminando— son espacios que puedan alcanzarse sin el uso de psicodélicos?

TM: Yo he recorrido la India y mi humilde opinión personal es que es muy improbable. Siempre me he acercado a la gente del espíritu con la pregunta: ¿Qué puede mostrarme? La sabiduría de los viejos hombres sabios es una cosa, pero el chamán consumidor de alucinógenos del Amazonas parece ser capaz de ir mucho más allá. Puede haber técnicas físicas para reproducir esto, pero la eficacia y la dependibilidad de los alucinógenos me parece a mí que los convierte en la elección obvia. Sólo una serie de tabúes culturales pueden obligarlo a uno a construir un circuito fuera del chamanismo alucinógeno. Es el camino obvio hacia la trascendencia. La gente tiene que encarar el hecho de que en un nivel, somos máquinas químicas. Eso no significa que lo somos a todos los niveles, pero sí que hay un nivel químico donde podemos intervenir para cambiar las imágenes que entran y salen a los niveles más altos.

MT: ¿Sugiere usted que la gente debe hacer esto por cuenta propia?

TM: ¿Tomar alucinógenos? Bien, no sé sobre tomarlos por si mismos; probablemente no, aunque yo siempre lo prefiero. Lo que sugiero es que los alucinógenos sean tomados en una situación de mínimo ingreso de estímulos. Yaciendo en la oscuridad, con los ojos cerrados resulta insuperable. La gente quiere música, quieren caminar en medio de la naturaleza y todas esas cosas. La naturaleza y la música son bellas de por sí. Son la sombra acompañante de la experiencia psicodélica con la que nos encontramos en la realidad ordinaria. En la confrontación con la profunda experiencia psicodélica éstos son poco menos que impedimentos. Muy interesantes son las cosas que suceden en la ultranegrura detrás de nuestros párpados cerrados mientras yacemos en la oscuridad silenciosa y allí es de donde el misterio va y viene.

MT: Mi pregunta se refería al uso o no de guía.

TM: Oh, no pienso que la gente podría hacer esto sin guía, a no ser que se sientan muy confiados por una larga experiencia.

MT: Terence, ha sido fascinante. Pienso que podríamos seguir por varias horas si tuviéramos el tiempo.

TM: Ha sido un placer hablar con usted sobre todo esto. Me gusta sacar fuera estas ideas. Pienso que es importante que discutamos todo esto que se hace ahora posible por la situación que se vivió en los años sesenta. Ahora tenemos que sacarnos todo aquello y mirar atrás y adelante y tratar de juzgar nuestra cultura con madurez, en base a los hechos sobre la materia.

MT: Gracias por estar con nosotros. Terence.

TM: Gracias a usted.