Seis
Amor extraterreno

Algo más sobre los OVNI, esta vez un tramo extraído de una charla en Shared Visions, en Berkeley. Luego se editó una transcripción corregida en Magical Blend, N° 17.

La idea de las relaciones sexuales entre seres humanos y no humanos es un subtema persistente en gran parte de la mitología. Ralph Metzner me hizo recordar que el Antiguo Testamento dice: «Y los dioses descubrieron que las hijas de los hombres eran adecuadas». El mito de Perséfone es un buen ejemplo de esto. Otro ejemplo que hay que mencionar son los íncubos y súcubos de la mitología medieval. Se trataba de espíritus masculinos y femeninos que durante la noche se acercaban a las personas, con quienes tenían relaciones sexuales. Se pensaba que esto hacía muy mal a la salud, y con frecuencia se invocaba este fenómeno para explicar las enfermedades devastadoras.

En los últimos tiempos el fenómeno de los platos voladores comenzó a adquirir una característica nueva: una dimensión erótica. No hay rastro de ello en la literatura del primer período, desde 1947 a 1960. Pero ahora parece un tema en ascenso. Aunque se trate de una idea defendida por un grupo de excéntricos, representa una interesante costumbre tradicional en desarrollo de la que podemos aprender algo.

Fue sólo durante los últimos sesenta años, desde el descubrimiento del ADN y de la ecuación de Hertzsprung-Russell, cuando comenzamos a tener una idea de la verdadera dimensión del universo. Hasta entonces, ni siquiera podíamos poner un marco coherente a la noción de la vida extraterrestre y de la inteligencia extraterrestre. Antes de este período, las relaciones de la humanidad con la inteligencia transhumana tendían a ser demoniacas o angélicas y caían dentro de esas categorías de seres que ocupaban niveles superiores e inferiores a nosotros en la jerarquía del ser. Estos seres eran terrestres en cierto sentido. Pero la ciencia, al clarificar la no-unicidad de la biología y al darnos a conocer qué pasaba en la galaxia y en el espacio exterior, validó la noción de que hay vida en todas partes y de que la inteligencia es una propiedad que acompaña a la vida y que probablemente sea común a todo el universo. Esto legitima la fantasía sobre la existencia de inteligencia extraterrestre. En la última mitad del siglo veinte se están forjando los lineamientos mitológicos de cómo debe ser un ser extraterreno. La expectativa de un público que ha recibido el conocimiento rudimentario de biología y astronomía permite concebir la cosa. La expectativa pública está forjando el arquetipo extraterrestre en un molde que lo contendrá hasta que un contacto extraterrestre concreto, cualquiera sea la forma que tome, lo confirme o lo desmienta.

Hoy sabemos lo suficiente como para fantasear realísticamente sobre cómo será un extraterrestre, y esto evoca polaridades en la psique colectiva que antes sólo veíamos a nivel del individuo. El significado del arquetipo en desarrollo del Otro extraterrestre, y el motivo de nuestra fascinación por él, es que, colectivamente, por primera vez comenzamos a anhelar. Este nuevo anhelo colectivo se da también en la religión a una escala mucho más amplia. Las preocupaciones del pasado por la salvación y la redención están quedando atrás para la mayoría de la gente, y lo que impulsa el sentimiento religioso es el deseo de tomar contacto, de relacionarse con el Otro. Es así que el ser extraterreno se ubica en ese lugar; el extraterrestre cumple su función. Creo que si la religión sobrevive durante los largos siglos del futuro, esta llegará a ser una preocupación apremiante: el intento por definir una relación colectiva con el Otro que aplaque nuestro anhelo y nuestra sensación de estar excluidos o, como dice Heidegger, de «estar atrapados en la materia, solos en el Universo».

Pareciera que al pasar a la fase psicodélica —la fase del viaje espacial— toda la especie pasara a la adolescencia y tomara conciencia de la posibilidad de algo así como una plenitud sexual con un Otro, con una especie inteligente no humana. Esta es una idea que previamente se nos presentara encubierta en nuestra fase colectiva preadolescente o fase polimórficamente perversa, durante la cual estábamos abstraídos en nosotros mismos. Una dimensión de la crisis cultural es el impulso erótico colectivo hacia una conexión con el Otro.

Para resumir lo que dije sobre religión, es como si la noción de Padre-Hijo estuviera siendo reemplazada por la noción extraterrestre-compañero. El extraterrestre-compañero es como el tetramorfo angélico. Es andrógino, hermafrodita, transhumano; es todo lo que el inconsciente elija proyectar sobre esa figura, hasta que contemos con la información suficiente que nos permita definir cómo será en realidad.

Finalmente se producirá este contacto. Ahora estamos en la etapa adolescente del anhelo, de formar una imagen de la cosa deseada. Esta imagen de la cosa deseada terminará por hacer que la cosa cobre vida. En otras palabras, la noción del amor extraterreno modifica nuestro rumbo cultural, noción que nos llega a través del renacimiento del uso de los alucinógenos vegetales. Las plantas de la visión chamánica parecen ser las portadoras de esta entelequia en propagación que habla y que puede presentarse a si misma ante nosotros de este modo tan particular.

El apetito que sentimos por esta fusión es lo que impele a la cultura global hacia una transformación apocalíptica. Todavía la cultura no la reconoce como tal, pero no obstante es esta fascinación por el Otro lo que nos impele hacia adelante. A medida que maduramos culturalmente, desarrollamos el potencial de enamorarnos, pero si luego no tenemos a nadie de quien enamorarnos este potencial puede transformarse en rencor y desilusión. Nos hemos embarcado en la exploración de una oportunidad histórica única en la cual por primera vez la especie se dedica de lleno a abordar el tema del Otro y a agruparlo en una constelación. La pregunta que formulamos es: «¿Estamos solos?», y aunque ahora nos concentremos en ella, debemos ir más allá en el pensamiento y preguntamos qué pasa si no estamos solos. Entonces, ¿cuál es la siguiente pregunta imperativa? Obviamente, es la exploración de la relación con el Otro, parte de la cual es de índole erótica.

Descubriremos, en cuanto la comunicación sea tan sólo remotamente posible, que estamos obsesionados por ese tema. Saber si estamos solos o no pasa a ser una cuestión fundamental. Abrir un diálogo, si algún diálogo fuera posible, pasa a ser una cuestión fundamental. Creo que en esta etapa los hechos son secundarios a la descripción de lo que sucede. En otras palabras, esta opción podría alejarse de nosotros. Es un potencial que ha quedado a la deriva en el ámbito de la continuidad histórica, y que si es invocado por una cantidad suficiente de personas se convertirá en un hecho. Pero también podría alejarse. Podríamos endurecernos; hay futuros dominadores e hipertecnológicos hacia los cuales partir que podemos consumar. Esto eliminaría la posibilidad de abrirnos al Otro.

Siempre trato de darme una definición de cuál es la importancia de los psicodélicos, porque sabemos que los chamanes utilizaron estas plantas durante milenios y que exploraron esas profundidades como individuos. Sin embargo, siempre intuyo que hay un impacto histórico de cierta clase, y creo que es que en verdad estamos en condiciones de intentar algo que jamás se ha intentado antes: abrir un diálogo como colectividad con el Otro y usar esa sinergia para acceder a un nuevo nivel cultural. No hay mucho que decir sobre esto; la intuición existe a nivel popular. Ninguno de los elementos administrativos o analíticos de la sociedad se dedica al tema en este momento. Pero es algo que se forma y se cristaliza en la trastienda.

El contacto con extraterrestres, las voces en la cabeza y los fenómenos del tipo Logos no forman parte de la mitología general del LSD. Tal vez algunos individuos excesivamente intensos lo lograran de manera intermitente, pero no es algo que se relacione con la noción de lo que puede hacemos el LSD. Por el contrario, si se relaciona decididamente con la psilocibina. La encuesta que realizamos nos mostró que a medida que se incrementan las dosis, la susceptibilidad de los individuos a este fenómeno aumenta notablemente. Mucha gente se ha iniciado en el tema del contacto con extraterrestres por medio de los hongos. Para muchos esto es bastante complicado, porque nuestras expectativas suelen referirse a que somos células de un vasto animal social y que las noticias sobre algo realmente importante nos llegarán a través de los medios electrónicos. Que si aterrizan platos voladores, el presidente y el secretario general de las Naciones Unidas se encargarán de damos la noticia. Pero el desafío de los psicodélicos es hacemos saber que hoy existe el potencial de una unión alquímica con un ser extraterreno. Es un fenómeno tribal que se desarrolla como una experiencia a nivel individual. Las personas confinadas en sus propios apartamentos se transforman en Magallanes del mundo interior, que buscan esta cosa extraterrestre, que comienzan a trazar los mapas de paisajes invisibles y que vuelven con historias que sólo pueden compararse al tipo de historias que los cronistas del Nuevo Mundo llevaban a España al final del siglo quince. Historias sobre dioses insectos, naves espaciales, sabiduría insondable, realidades infinitas.

Muchas veces al hablar de la experiencia psicodélica me he referido a ella como un paisaje y como un confidente, una especie de diosa del amor que le dice a uno cosas. Pero otra faceta de esta experiencia es el elemento erótico. No existe otra palabra que lo defina mejor, porque inspira una sensación de abrirse y de fusionarse que es, para nuestro condicionamiento cultural, lo que asociamos con Eros. Para distinguirlo del amor (love) común siempre lo llamé LUV. Es esa especie de amor que sentimos por lo extraterreno. Significa que podemos pensar que la relación con lo extraterrestre está modelada en base a las relaciones con el Otro que cada uno de nosotros se forma a través de su vinculación con otras personas. Es similar a la noción jungiana de la concunctio, una situación en la cual dos personas se juntan y tratan de funcionar como espejos alquímicos mutuos. Las prácticas sexuales tántricas y taoistas también se refieren a la fusión en diadas. En esa situación, cada uno asume la cualidad del otro. En un contexto no erótico esto se denomina transformarse en lo que uno contempla.

Somos extraordinariamente susceptibles a transformarnos en lo que contemplamos. Es por esto que nuestra imaginación siempre nos lleva hacia el futuro: porque soñamos y luego concretamos nuestros sueños. La realidad de nuestra condición de monos, al combinarse con una relación con una mente no terrestre, nos dice que nos convertiremos en lo que contemplamos. Esto es, en verdad, lo que creo que está sucediendo. Las curiosas insinuaciones del contacto cada vez más profundo con el Otro hacen que me parezca probable que estemos enamorados, pero creo que sólo lo percibimos de a poco porque nunca antes nos habíamos enamorado. Por lo tanto la articulación de este tipo de idea —una persona la transmite a otra y se habla del tema— es en verdad un intento por conjurar la idea para que cobre vida: originarla y hacer que esta suposición se convierta en realidad. Dado que todas las realidades son las suposiciones de una gran cantidad de personas, el destino de este arquetipo es incierto.

Hay cierta tensión en lo que se refiere a los platos voladores, además de la connotación erótica, porque el plato volador representa un desafío tremendo para la ciencia, tal vez el último desafío. Puede resultar tan complicado para la ciencia como la resurrección de Cristo lo fue para el empirismo griego y el imperialismo romano. El plato volador es en esencia un agente del cambio cultural. A nivel de la máquina, pone en peligro a nuestro más apreciado esquema explicativo, pero a nivel del extraterrestre como carne, presenta un desafío mucho más básico y fundamental, porque este fenómeno implica la redefinición del complejo erótico.

Hay mucha gente que toma LSD; no obstante, resulta muy difícil obtener números precisos porque la gente no habla de este tema. Sin embargo, en los últimos quince años los investigadores sexuales han tenido su época de gloria, ya que la gente demostró una gran predisposición para hablar de sus extravagantes peculiaridades sexuales y para colgar sus corazones en exposición ante los demás. Por eso es que ahora sabemos bastante sobre la sexualidad humana. Presiento que nuestros tabúes se han puesto en marcha. Están en marcha para que a medida que nos volvamos más sexualmente polimorfos y abiertos unos a otros y a medida que nuestro ego deje de identificarse con nuestra sexualidad, nos transformemos en seres reservados y restringidos, secretos y religiosos en cuanto a nuestras experiencias psíquicas, en particular a las experiencias psicodélicas. Tenemos una apertura mutua mucho mayor en el campo de la sexualidad y en el examen que hacemos de nuestros impulsos libidinales, pero el tabú está ahora en este mundo interior donde tenemos una sensibilidad adolescente en lo que concierne a nuestra relación en desarrollo con el Otro.

Estas actitudes son elementos del futuro humano emergente, un futuro humano que se acerca a una aceleración exponencial. No es una mera propagación lineal del presente; hay factores peculiares que interfieren: sustancias psicodélicas, la habilidad para erigir estructuras enormes en el espacio profundo, la presencia del Logos extraterreno en la mente colectiva, la presencia de la red cibernética que se está desarrollando, la política del feminismo… todo esto conduce a concederle a la humanidad la liberación por la imaginación. Hasta ahora, los ingenieros culturales no han puesto el énfasis suficiente en la necesidad de incluir el elemento erótico en el diseño del humano del futuro.

Permítaseme resumir diciendo que estamos ante el surgimiento de un zeitgeist[1] del hiperespacio. Lo llamo así porque la cultura electrónica agregará otra dimensión cuyos efectos reverberarán en todos los niveles. Vivimos hoy en una colectividad hiperdimensional, no sólo de tierra y espacio sino de información del pasado y del futuro, del consciente y del inconsciente. La culminación tecnológica de todo esto es la proyección de la conciencia humana hacia cualquier forma que busque tomar. El zeitgeist del hiperespacio que surge, en principio cargado de tecnología y cibernética, requiere que se lo sintonice conscientemente con un ideal erótico. Es importante articular con prontitud la presencia de este ideal erótico del Otro. Es una oportunidad para enamorarse del Otro, casarse y partir hacia las estrellas; pero es sólo una oportunidad, que no es necesaria desde la perspectiva de la evolución.

Si sólo vivimos con el ideal del Otro pero nunca encontramos al Otro ni nos fundimos con él, podremos seguir evolucionando por todos los caminos que se extiendan frente a nosotros. Pero si aprovechamos la oportunidad, si tomamos en serio la experiencia de los últimos diez milenios y completamos el programa moderno de concretar los ideales del Renacimiento Arcaico, reconociendo que lo que el siglo veinte está a punto de hacer es un esfuerzo por establecer y perfeccionar los ideales del chamanismo paleolítico de los últimos tiempos, entonces habremos actuado con integridad al haber aceptado esta oportunidad y nos garantizaremos una aventura histórica grandiosa y peculiar, aventura por la que brindo.

P: ¿Puede decirnos algo más sobre la función de la experiencia psicodélica?

TM: Una vez que nos aboquemos a la tarea de describir la experiencia psicodélica, notaremos que es más accesible, porque si cada uno de nosotros ofreciera su mejor metáfora y luego todos utilizáramos esas metáforas para producir una metáfora mejor, eventualmente reorganizaríamos nuestro lenguaje para ser capaces de manejar estas modalidades. Y es lo que sucederá. Históricamente, la experiencia psicodélica es un objeto nuevo para los idiomas occidentales. Resultará muy interesante ver lo que el inglés, el idioma de Milton, Chaucer y Shakespeare, será capaz de hacer con la experiencia psicodélica. Con William Blake se tiene la sensación de que el inglés puede hacer cosas asombrosas. Ciertos pasajes de Andrew Marvell también indican lo mismo.

La relación de la experiencia psicodélica con la literatura es todo un campo en si misma: hay ciertos momentos en los que la literatura importante le ha pasado cerca. La tentación de San Antonio, de Flaubert, captó la experiencia, muy sucintamente. Against the Grain (Contra la corriente) de Huysman, es una novela brillante sobre un hombre que tiene tanta sensibilidad a la percepción que no puede salir de su casa. Todas las paredes están recubiertas con fieltro y el hombre mantiene las luces muy bajas. Colecciona Redon cuando nadie ha escuchado jamás mencionar a Redon. Compra tortugas y les pega piedras preciosas en el caparazón. Luego permanece sentado en una habitación iluminada a medias y fuma hashish y observa a las tortugas que se desplazan por las alfombras persas. Sugiero que todos vayamos a nuestras casas y hagamos lo mismo.

P: Me gustaría saber si la inducción química es necesaria. Estuve explorando la visión por medio de trabajos con los sueños y parece que funciona. Durante el sueño vemos muchas cosas.

TM: Sí, creo que soñar y que los estados de intoxicación con psicodélicos, posiblemente el estado posterior a la muerte, posiblemente el estado postapocalíptico de la colectividad, se relacionan entre sí. No hay dudas de que los sueños son el punto natural de acceso, porque forman parte de la experiencia cotidiana. Pero estos lugares son lo que se dice limitados por el estado. Resulta muy difícil rescatar la información: es preciso tener una inclinación natural o una técnica. No importa si se utilizan psicodélicos, yoga o la manipulación de los sueños: se trata de explorar la mente con cualquier instrumento que funcione. He visto estudios que muestran que la parte más profunda del sueño es el punto más alto de producción de los alucinógenos endógenos, tales como la DMT y los betacarbolinos, en el cerebro humano. Sin embargo, sólo en los sueños más extraños, que son justamente los más difíciles de recordar, logramos pasar a lugares que se asemejan al éxtasis de la DMT y de la psilocibina. El yoga asegura que puede transportamos hacia estos espacios, pero la gente tiene proclividades diversas por estos estados alterados de conciencia. En mi caso, cuesta mucho sacarme de la línea de base de la conciencia. Soy muy impasible y me establezco en el aquí y ahora. Por eso las plantas funcionan en mi mejor que otras cosas. Recorrí toda la India y no logré convencerme de que no se trataba de una especie de engaño o de que fuera más real que los estados manipulados por las diferentes escuelas de psicoterapia de la Nueva Era.

Pero en el Amazonas y en otros lugares donde se comprenden y se utilizan los alucinógenos vegetales, uno se ve transportado a mundos que son sorprendentemente distintos de la realidad cotidiana. No hay palabras que puedan expresar la intensidad de esos mundos. Son más reales que lo real. Y eso es algo que uno siente intuitivamente. Establecen una prioridad ontológica. Son más reales que lo real, y cuando uno ya pasó por eso y permite que la experiencia reverbere en la mente, la rueda de la vida comienza a girar y uno toma conciencia de que no está de visita en la casa del Otro: es el Otro el que vino a visitarnos. Es un desafío tremendo a las estructuras intelectuales que nos han llevado tan lejos durante los últimos mil años. Podemos hacer travesuras con los átomos, sin duda alguna. Pero estas travesuras nos inmolan. La estructura de orden superior de las moléculas, sin hablar de las organelas y ese tipo de cosas, es para nosotros una tierra virgen intelectual: no tenemos idea de cómo funcionan estas cosas ni de lo que sucede. Sin embargo, es a partir de esos niveles que se dictan las modalidades constitutivas de la realidad. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que podemos entender toda la química nuclear refinada sobre el átomo pero, ¿dónde te coloca esto si eres un intelectual? La historia que uno se cuenta a si mismo acerca del modo en que funciona el mundo no puede explicarnos cómo el hecho de tener el deseo de cerrar la mano abierta y convertirla en un puño hace que eso suceda. Este es el verdadero estado de la ciencia en la actualidad. Yo no puedo ofrecer más que un indicio de cómo es que sucede. Los científicos saben cómo se contraen los músculos; todo eso lo saben. Es el fenómeno inicial, eso que decide «Voy a cerrar la mano». Saben lo mismo —y tal vez menos— de cuanto sabía la filosofía occidental u oriental en el siglo doce.

Y es en ese nivel, en el nivel de la experiencia física y de la experiencia mental, donde operamos. Podemos vivir en el sistema social y religioso de la Grecia helenística y ofrecer sacrificios a Deméter, o podemos vivir en la América del siglo veinte y mirar los noticiarios televisivos de la tarde, pero jamás vamos a estar seguros de saber la verdad sobre la realidad. Existen simples contextos históricos que sólo pueden ser trascendidos por la adquisición de gnosis, conocimiento que se experimenta como de una certeza autoevidente. A la gente incluso le cuesta darse cuenta de lo que digo porque creen que el modo de juzgar la eficacia de una idea es con algo parecido a una coherencia lógica o a la capacidad de reducir la idea a un formalismo matemático. Ideas como esta son lo que nos ha conducido a este estado extremadamente alienado. No hemos exigido que las historias que nos contamos a nosotros mismos sobre el modo en que funciona el mundo confirmen nuestra experiencia directa de cómo funciona el mundo. Las sustancias psicodélicas, al concentrar la atención en las interacciones mente-cuerpo-cerebro, brindan un nuevo marco a estas preguntas. Y para nada con demasiada premura, porque la capacidad cibernética y técnica de esta sociedad exige que observemos todo esto con mucha claridad para no apartarnos bruscamente de los lineamientos morales de las cosas y caer al abismo.

P: ¿Puede decirnos algo más sobre la interacción entre los distintos yogas sexuales y la experiencia o intoxicación con psicodélicos como herramientas, como herramientas potenciales efectivas para lograr el acercamiento a esta clase de erotismo extraterrestre al que se refiere?

TM: Seguro. Cuando la gente tiene relaciones sexuales suceden todo tipo de cosas. El estado psicológico es de activación, hay producción de feromonas. Noté que con la psilocibina se produce la desaparición de la resistencia normal en una membrana, en especial si se genera transpiración, por lo que dos personas que tienen una gran cantidad de piel en contacto se transforman en una entidad. Estoy tan convencido de esto que le sugeriría a Masters y Johnson, o a quien tenga la licencia para hacer este tipo de cosas, que investigaran para comprobar si las feromonas tienen una participación real en la validación de la telepatía. Se trata de un experimento muy simple.

Las prácticas sexuales taoistas ponen mucho énfasis en la generación de sustancias extrañas en los genitales o en la transpiración, tema que está ausente en el yoga de la India pero que es rescatado por el chamanismo amazónico, donde se habla mucho sobre las formas mágicas de la transpiración, objetos mágicos que se generan fuera del cuerpo o que se colocan en los cuerpos de otras personas.

En cuanto al tema de la alquimia taoista, parece que hubo un lenguaje de control erótico, por lo que gran parte de cuanto parece ser prescripciones para prácticas sexuales son en realidad recetas para combinaciones de plantas, porque las palabras que se utilizaban con connotaciones sexuales también eran palabras en código para nombrar plantas y hongos. La asociación que hacía la mente taoista entre los hongos y los genitales femeninos era muy cercana. Las palabras y los conceptos son lo mismo. Es una figura prevaleciente en las denominadas escuelas esotéricas de erotismo chino, aquellas escuelas donde en realidad nada parecía suceder, pero la presencia de ciertas plantas y de ciertos objetos en una composición indican que en verdad se trata de cierto tipo de criptograma erótico.

P: ¿Puede suceder que los psicodélicos naturales que existen en el planeta sean una especie de ofrecimiento de amor que nos hace el Otro y que, cuando lo aceptamos, nos permiten desarrollar ese vínculo buscado por el Otro?

TM: Me he referido al contacto extraterrestre y a la relación con los hongos de psilocibina. He dicho que la psilocina, que es la transformación rápida que realiza la psilocibina cuando penetra en nuestro metabolismo, es 4 hidroxi dimetiltriptamina. Es el único indol de 4 sustituciones de toda la naturaleza orgánica. Permitan que este concepto reverbere en sus mentes por un momento. Es el único indol de 4 sustituciones de cuya existencia se tenga conocimiento en la Tierra. Resulta que es esta sustancia psicodélica que se da en alrededor de ochenta especies de hongos, la mayoría de los cuales son originarios del Nuevo Mundo. La psilocibina tiene una identificación química única que dice: «Soy artificial; vengo de afuera». Yo sugerí que se trataba de un gen —un gen artificial— transportado tal vez por un virus espacial o algo que llegó a este planeta de manera artificial, y que este gen se ha insinuado en el genoma de esos hongos.

La botánica no pudo resolver el problema de por qué hay una concentración tan grande de plantas alucinógenas en el Nuevo Mundo (América del Norte y del Sur). África, donde se cree que se produjo la aparición del hombre, que también realizó allí su desarrollo cultural formativo, es el continente más pobre en alucinógenos. El Nuevo Mundo es muy, muy rico, y es por esto que el chamanismo alucinogénico está tan desarrollado en el Nuevo Mundo. Entonces, sí: el hecho de que el compuesto de psilocibina sea químicamente único, el hecho de que induce esta experiencia del tipo Logos, me hace por lo menos abrigar la posibilidad de que se trate de un contacto extraterrestre y de que la noción de los extraterrestres, tal como la hemos concebido con anterioridad, como personas de un lugar muy lejano que llegan en naves y toman contacto con nosotros, sea una noción obsoleta.

A medida que la historia de la humanidad avanza, desarrollamos la discriminación lingüística para ser capaces de reconocer a los extraterrestres que ya están insinuados en el ambiente planetario que nos rodea, muchos de los cuales han estado aquí durante millones y millones de años. En otras palabras, el espacio no es una barrera impermeable para la vida: se produce un movimiento leve. Hay material genético que se transfiere por medio del espacio y del tiempo a través de vastas distancias.

Operativamente, yo me manejo de ese modo con el hongo. Bien podría ser un esbozo o una porción de la colectividad humana, pero dado que se presenta a sí mismo como el Otro, lo trato como el Otro. Muchas veces, como ya he dicho, el Otro es mi colega, y muchas veces es mi padrino judío; otras veces es lo que Jung denominó la mística soror y lo que mi hermano, Dennis, llamó la amante soror. Todo se relaciona con el cambio de la preconcepción que tenemos sobre las cosas, para que la idea de que un hongo pueda ser un extraterrestre inteligente, que es absurda desde un punto de vista, pase de ser posible a ser altamente probable. Este cambio de mentalidad se produce al dar vuelta el lenguaje: la evidencia no ha sido tocada.

La evidencia es aceptada de igual manera por cualquier punto de vista porque la evidencia es tan impersonal… la ciencia es totalmente impersonal. La evidencia empírica de que el hongo es un extraterrestre es tenue y circunstancial. Pero la experiencia subjetiva de aquellos que han desarrollado una relación con el hongo apoya masivamente esa perspectiva. Es aquí, entonces, donde las ideas entran en competencia. La evolución de los puntos de vista a través del tiempo. Es por esto que digo que no debemos perdemos la oportunidad de abrir un diálogo cultural en relación con este fenómeno, entre nosotros mismos y con la cosa misma. Es una oportunidad única.

P: Le voy a pedir que especule sólo por un minuto.

TM: Jamás especulo.

P: Sólo le pido que trate de hacerlo. Dado que nuestra imaginación nos conduce hacia el futuro, y que los hechos son en verdad suposiciones que un grupo numeroso de personas acuerda sin tenernos en cuenta, ¿cuántas personas supone usted que harían falta para llegar a un acuerdo sobre estos hechos y qué clases de rituales o ceremonias harían falta para alinear el pensamiento de todos de manera que se llegue a un acuerdo sobre los elementos específicos del paisaje invisible hasta que fuera posible reorganizar el lenguaje para adaptar las visiones nuevas, y aprovechar la oportunidad para perfeccionar los ideales paleolíticos del chamanismo?

TM: No lo sé. Tal vez haya un cinco por ciento crítico, o algo así. Las revoluciones políticas son llevadas a cabo por un diez por ciento. Los hongos de psilocibina han aparecido en toda la sociedad. En los últimos ocho años hemos asistido a algo parecido a una segunda revolución neolítica. La primera revolución neolítica fue la invención del cultivo hogareño de hongos. De pronto, veinte o treinta especies de hongos con contenido de psilocibina —los que crecen en el estiércol del ganado— que tenían zonas endémicas restringidas de ocupación se encontraron a nuestra disposición. Stropharia cubensis, el más ubicuo en el estado natural, fue antes de la invención del cultivo humano un hongo tropical poco común. Ahora crece desde Nome a Tierra del Fuego en todos los desvanes, sótanos y cocheras. La estrategia mediante la cual el hongo conquista a la sociedad es exactamente la misma estrategia mediante la cual el micelio se esparce por un plato petri: no hace más que moverse en todas direcciones. Mi hermano y yo escribimos el libro Psilocibina: Guía para el cultivo del hongo mágico en 1975. Vendimos cien mil copias. Tentamos la competencia de Bob Harris, que también escribió un libro sobre cultivos. Jonathan Ott escribió un libro. También Gary Menser y Stephen Pollock. Surgieron empresas dedicadas a esporas; resulta muy difícil imaginar cuántas personas se dedican a esto.

Soy muy testarudo con respecto a la psilocibina. Creo que la palabra «droga» no es apropiada y que el modelo de sustancias alucinógenas que hemos heredado de nuestra experiencia con el LSD es totalmente inadecuado; que el hecho de que el LSD sea el modelo de alucinógenos que conciben médicos e investigadores es sólo un accidente histórico. Fue descubierto antes, o caracterizado antes, en laboratorio, y luego lo tomaron millones y millones de personas. Es activo a cien microgramos, mientras que la psilocibina es activa a quince miligramos. Millones y millones de personas tuvieron la posibilidad de ser tocadas por el LSD. No creo que tomar drogas masivamente sea una buena idea. Pero creo que debemos tener una minoría de delegados —una clase chamánica profesional, si le parece— cuya tarea sea rescatar ideas de las oscuras aguas profundas y exponerlas ante el resto de nosotros. Tales personas realizarían para nuestra cultura algunas de las funciones culturales que los chamanes realizaban en las culturas prealfabetas.

Me gustan los alucinógenos vegetales. Pienso que se está produciendo una verdadera simbiosis. El LSD era una cosa de laboratorio. La psilocibina es una criatura de los bosques y de los campos. Cuando la propagamos, cuando la desparramamos, cuando nos pega, hay una relación reciproca y una transferencia de energías e información. Es un simbolismo real. Ambas partes ganan: nadie renuncia a nada. Hemos domesticado muchas plantas y animales: no es ninguna novedad. Pero esto no es un nogal o un manzano; no es ni siquiera un gato o un perro; tal vez sea más inteligente que nosotros. En consecuencia, habrá que enunciar las implicancias de esta relación en términos por lo menos humanos, y es por esto que la metáfora erótica no es inadecuada.

P: Si las sustancias psicodélicas fueran legales y este fuera un curso introductorio para la apreciación de los psicodélicos, ¿cuál supone usted que sería nuestra primera tarea?

TM: ¿Yo tendría que indicársela? Imagino que les pediría que plantaran algunas semillas y que leyeran algo dé historia; después de haber leído la historia y de haber hecho crecer las semillas (y no sé de qué tipo serían… semillas de maravilla o esporas de hongos), después de haber asimilado y cuidado de la planta, después de haberla hecho llegar a su expresión máxima de producción fértil de alcaloides, entonces ustedes estarían por iniciar la carrera y yo daría por acabadas las clases.

La apreciación de la historia es muy importante para una experiencia psicodélica positiva. La psilocibina te muestra proyecciones de historia; nos ve como criaturas históricas. Tiene este punto de vista superior a todo que no tiene que ver con una porción del tiempo. Tiene que ver con el fenómeno de los monos durante el último millón de años; así es como nos ve. Uno puede asimilar algunos de sus puntos de vista si tiene un sentimiento real para con los ancestros, todas las personas muertas y las que se fueron antes. Qué viaje largo y extraño ha sido, sabe usted… desde las pinturas en las cuevas de Altamira hasta el soportal de las naves espaciales. Y ahora estamos en ese umbral, mano a mano con este nuevo compañero desconocido; lo inesperado proviene del cambio histórico. El problema del Otro, la necesidad de contar con el Otro, la presencia del Otro, la naturaleza del Otro… son preguntas y preocupaciones que llevarán al próximo orden del conocimiento humano.

P: Usted no descarta por completo la posibilidad de que el anhelo por el Otro sea simplemente el anhelo por el yo, que el Otro sea en realidad un yo no revelado.

TM: No, no la descarto. De hecho, dije al comienzo que la naturaleza del arquetipo está ahora bajo la luz del conocimiento científico en lo que se refiere a otras inteligencias en el universo. Es una combinación de nuestra necesidad de conectamos y de las bendiciones que da la ciencia a esta forma de expresión de esa necesidad lo que crea el fenómeno potencial del amor extraterreno. Nosotros no sabemos qué es el yo; el budismo dice que todo es cuerpo y mente; quiere decir que podría haber extraterrestres, y si fuera cierto que todo es cuerpo y mente, ellos también serían un aspecto de este yo. Esta palabra «yo» es un gran misterio, igual que la palabra «otro». Es tan sólo una polaridad entre dos misterios y luego los mitos sumamente tenues que dan vueltas y nos mantienen en el aire sin permitimos experimentar los efectos producidos por los psicodélicos. Los mitos de la ciencia, de la religión y del chamanismo representan una polaridad entre el misterio del yo y el misterio del Otro, y hay que recordar que no se debe confundir un misterio con un problema irresuelto; un misterio es misterioso por naturaleza y no terminará por solucionarse. No estamos familiarizados con ese tipo de cosas. Creemos que si hay un misterio, cualquier experto podrá desentrañarlo y emitir un informe. Pero este enfoque sólo sirve para trivialidades. Y lo que importa —nuestros corazones, nuestras almas, nuestras esperanzas y nuestras expectativas— nos resulta completamente misterioso. Entonces, ¿cómo aparecerán ante el Otro, si es realmente el Otro?

Es preciso que cultivemos un sentido del misterio. El misterio no sólo está en el Otro: está en nosotros. Esto vuelve a repercutir en la idea de que nos transformamos en lo que contemplamos. La naturaleza de la historia se está transformando repentinamente en la fase posmoderna de la física posquantum; no era algo que se esperara. El siglo diecinueve, los primeros tiempos del siglo veinte… ellos no tomaron conciencia de que estaban destinados a esto. Aunque algunas pocas personas, los «patafísicos», los surrealistas, previeron lo que venía. Pero ahora estamos aquí.

P: Cuando hablamos antes sobre el modo en que el hongo puede haber provenido desde lejos recordé la teoría de la panspermia, la idea de que la vida misma fue enviada y que todos juntos fuimos enviados desde las alturas a este lugar.

TM: Si, yo tendría que haber mencionado esa teoría porque es el mejor fundamento que tengo para la idea que expuse. La teoría de la panspermia fue formulada por Cyril Ponnamperuma, que fue el descubridor, junto con James Watson y Francis Crick, del ADN. Ponnamperuma y Crick proponen una teoría mucho más radical que la que yo expuse, por lo menos en términos referidos a la biología. Ellos dicen que las moléculas prebióticas surgen en grandes cantidades en el espacio profundo, no en la superficie de los planetas. Los planetas sólo tienen importancia biológica en la última etapa de desarrollo de los complejos compuestos de polímeros y prebióticos. Seguramente usted conoce el antiguo adagio que dice que cada uno de nosotros está compuesto de estrellas, que los átomos de nuestros cuerpos alguna vez fueron urdidos en los corazones de las estrellas. Esto es cierto, pero una condición necesaria que no ha sido considerada y que es complementaria a este hecho es que, entonces, debiéramos tener algunos átomos en el cuerpo que no hubieran sido urdidos en los corazones de las estrellas sino que fueran parte de los planetas que giraban alrededor de esas estrellas antes de que explotaran.

Me refiero a que no todo este material que circula en la galaxia ha pasado por algo tan violento como una explosión nuclear en el corazón de una estrella. Cuando las estrellas se transforman en nova, sus planetas explotan en pedazos, y si en esos planetas ha evolucionado el material biótico, este material se inyecta en el estofado cósmico general de material circulante. Esta es mi idea de cuál puede haber sido la estrategia de la espora en su origen. La espora evolucionó en ambientes muy inhóspitos donde las semillas no podían sobrevivir. Las esporas del hongo sobreviven mejor en un ambiente que tenga la mayor semejanza posible con el espacio profundo. Lo ideal es un vacío total a menos sesenta grados centígrados. Allí duran virtualmente para siempre. La lógica del caso está bien fundamentada. Lo que se erige sobre tierras mucho más movedizas, por supuesto, es la idea de que el hongo sea una forma de vida inteligente. Esa es mi obsesión y mi esfera de acción especial. Hay mucha gente que dice que hago bien en dedicarme a ello.

Resulta muy interesante que un libro llamado Perspectivas científicas en la comunicación extraterrestre, de Cyril Ponnamperuma, incluya un artículo de R. N. Bracewell, un astrofísico, que habla sobre la lógica de la búsqueda de vida inteligente. Interpreta que cualquiera sea el tipo de forma de vida a la que pertenezcamos, cualquiera sea el tipo de tecnología que utilicemos, si es que vamos a hacer una búsqueda seria en el espacio por medio de la trasmisión de señales físicas de una estrella a otra, entonces la única estrategia que funcionaría sería lo que se denomina una máquina von Neumann, que es una máquina que puede reproducirse a si misma. Se envían cuatro de estas máquinas en cuatro direcciones opuestas desde una estrella madre. A cierta distancia de la estrella madre, cada máquina se reproduce, lo que da ocho máquinas. Al doble de esa distancia, vuelven a reproducirse, lo que da dieciséis máquinas, y así sucesivamente. La noción es que sólo se pueden cubrir todas las apuestas mediante este proceso de reproducción. Y luego lo que hay que hacer es enviar un mensaje inicial de contacto que diga: «Estamos investigando la galaxia en busca de inteligencia a través de un medio exhaustivo. Si lee este mensaje, por favor llame en forma gratuita al siguiente número telefónico y nosotros iniciaremos el contacto». Sólo de este modo podríamos tener la esperanza de hacer contacto con todos los mundos habitables de la galaxia. Este escenario deja en claro que puede llegar a ser muy importante comprender que el mensaje es el que el hongo representa.

Los Mandaeans, un oscuro culto religioso de los gnósticos del Medio Oriente, que tienen una capacidad de supervivencia muy prolongada, creen que al final de los tiempos llegará a la tierra lo que ellos llaman el Adán Secreto. El Adán Secreto es una figura mesiánica, pero construye una máquina que transporta a todas las almas de vuelta a su origen oculto en el Todo-Padre fuera de la maquinaria del destino cósmico. Esta noción del mesías que construye una máquina es muy interesante. Es concebible que si hay un mensaje extraterrestre en nuestro medio, es un mensaje que habla de construir cierto tipo de aparato que permita abrir una forma de comunicación menos insustancial. Bracewell establece esta proposición; para él es algo inherente a la lógica de la situación.

Sería una rama interesante de la lógica… la lógica del protocolo del contacto extraterrestre. ¿Cómo podemos definir los aspectos más básicos del contacto de modo que cualquiera sea la forma de vida a la que otro pertenezca, pueda comprender esos códigos? Es probable que en este sentido se trate de un campo no desarrollado, pero que sin dudas podría comenzar a estudiarse. Es como la física alternativa. Necesitamos teorías alternativas de contacto social y de contratos sociales para el caso de que nos encontremos con un extraterrestre. Es un tema fértil en la ciencia ficción, la lógica del contacto, cómo tomar contacto sin entregar demasiado pero sin dejar de sacar algún provecho. Es como el póker, pero las apuestas son muy elevadas. Hablamos de la supervivencia, de la viabilidad y de los destinos evolutivos de la especie, cuando no de planetas enteros.

P: Me gustaría preguntarle si ve una diferencia entre lo que usted hace con su vida y lo que haría un chamán. La última vez que escuché una alocución suya, usted dijo que no se consideraba un chamán.

TM: La característica primordial de los chamanes es que ellos sanan. En otras palabras, realizan una función médica. Si yo realizo una función médica, es una función bastante curiosa. Así es como hago la diferencia, porque yo respeto eso y es algo que por lo general no se tiene en cuenta. La gente piensa en las plantas psicodélicas y en la magia y en las proezas mágicas, pero olvidan la sanación. En la obra de Carlos Castaneda creo que nadie sana a nadie durante unas doce mil páginas de material; sin embargo, clásica y estadísticamente, los chamanes son sanadores. Creo que hay algo llamado «ideales chamánicos vividos», que es lo que yo trato de hacer: trato de explorar la realidad con un espíritu chamánico y por medios chamánicos. Pero la sanación es el sine qua non del chamanismo.

P: ¿Podría damos a conocer su razonamiento sobre qué es el espacio desde la perspectiva psicodélica y la diferenciación entre espacio mental interior y espacio físico exterior, y explicamos la validación de esa diferenciación? ¿Es simplemente la relación entre el espacio en general y la conciencia?

TM: El mundo está reconstruido en la mente por medio del aporte de las sensaciones. La sensación se canaliza a través de los preceptores, de modo que obtenemos por lo menos tres o cuatro renglones de aportes no relacionados, o a los que en general se considera no relacionados. Pero el cuerpo es la interfase entre la mente y el mundo, y el lenguaje parece ser la forma en que la mente se conecta con el mundo y luego la forma en que el mundo se conecta de vuelta con la mente. En cuanto al espacio, la biología tiene esta curiosidad: Las primeras formas de vida no tenían ninguna percepción del mundo. Si encontraban alimentos en el camino, los tomaban. Luego, más adelante, con el desarrollo de las órbitas de los ojos y los productos químicos sensibles a los pigmentos concentrados en ciertas células, tenemos la diferenciación entre luz y oscuridad. Más adelante aún tenemos los animales móviles y la evolución de ojos complicados y así sucesivamente. Como ve, lo que sucede es que la biología es la conquista de una dimensión del tiempo donde, a través de la invención de alfabetos y de sistemas de códigos y de tradiciones orales, es posible codificar la experiencia. Ahora parece que estamos llegando a un punto donde podemos codificar el espacio y el tiempo, pero la evolución de la conquista del espacio por medio del movimiento nos permite trazar los mapas de todo el mundo. La cultura se está convirtiendo en una entidad hiperdimensional que cumple con el programa biológico de la vida. Cualquiera sea esa vida, se transforma a si misma a través de una serie de dimensiones, y se traslada por medio de sus propios esfuerzos de una dimensión a la otra. Se puede comprobar que la cultura humana actual tiene una doble dimensión excesiva o tiene una chatura excesiva. ¿Cuánto mide el edificio más alto del mundo, trescientos metros? Y por lo general la mayoría de los edificios mide seis metros; pero ahora nos proponemos construir colonias espaciales donde la noción de la altura del edificio no existe porque el mundo es el edificio y el edificio tiene ochenta o ciento sesenta kilómetros de largo.

Podemos grabar prácticamente todo lo que queremos sobre cualquier evento y volver a verlo más adelante. Todo esto tiene una síntesis, que lleva al descubrimiento de la dimensión interior, que puede ser considerada como una dimensión superior o inferior. La imaginación humana es la dimensión que está más allá del espacio y del tiempo, o que precede a toda dimensión. A cierto nivel posee características críticas; por eso toda esta discusión sobre el holograma, porque tiene las características críticas de la nueva conciencia. Tiene inmediatez. Su estar en todas partes al mismo tiempo ha fascinado a los comentaristas.

P: Usted habló sobre el colapso de la distinción entre espacio interior y exterior. ¿Le interesa profundizar en el tema?

TM: La distinción entre espacio interior y exterior está arraigada en lo que se refiere al yo con el cuerpo. Creo que a medida que el yo se mueve hacia el océano de conciencia electrónica y, tal como lo exploramos, hacia las dimensiones eróticas con el Otro que he indicado antes, la identificación entre el yo y el cuerpo pasa a ser secundaria, del mismo modo en que la identificación entre el rey y el yo ha pasado a ser un tanto secundaria durante los últimos cinco mil años. Ni siquiera tenemos un rey. Parece que podemos arreglarnos sin un rey. Es concebible que podamos arreglarnos también sin un cuerpo. Simplemente son formas de transferir la lealtad hacia formas de concrescencia cultural validadas por los idiomas locales.

P: Se habla de que la humanidad está en el umbral de la Nueva Era, y que tal vez el contacto con seres extraterrenos nos ayude a trasponer ese umbral.

TM: Creo decididamente que existe un proceso que se ha estado gestando desde hace mucho tiempo y que ha tomado impulso desde el momento mismo en que se inició. Es el proceso que formó el planeta, que creó la vida en los océanos, que creó los animales superiores a partir de los animales inferiores, que creó la humanidad a partir de los monos y que creó la historia a partir de la existencia tribal, sagrada, infinita. Ahora apunta hacia una especie de fluir transformativo trascendental conjunto de todas las cosas, que está fuera del alcance de nuestro sistema idiomático. Es el ombligo del ser; es donde todo se anuda y, por lo tanto, resulta muy difícil de describir. Creo que todo en la ciencia, la religión y la historia son modelos arrojados en un conjunto limitado de dimensiones por la presencia hiperdimensional de determinado objeto al final de la historia hacia el cual nos dirigimos y hacia el cual somos arrastrados. Creo que la mayoría de las cosas relacionadas con los seres humanos son misteriosas y que lo que nos sucede es misterioso. El repentino desarrollo explosivo de la neocorteza está totalmente fuera de contexto con lo que sabemos sobre las tasas de evolución que se dan en otras especies y que antes se daban en los primates.

Durante los últimos cincuenta años estuvo de moda pensar que todo es muy aburrido; sin embargo cada uno de los sistemas ideológicos a los que se les había acordado la condición de ser la visión oficial de la realidad proclamaban tener todo solucionado excepto el cinco por ciento final. Tenían a su mejor gente trabajando en ese tema. Pero creo que ahora no sabemos prácticamente nada. Aunque no soy religioso en la mayoría de los sentidos, creo que el pensamiento religioso sobre la transformación del mundo está más en la senda correcta que la noción de que las leyes de la física serán siempre como son, que las leyes de la biología serán siempre como son y que todos vamos a seguir viviendo y que las cosas irán cada vez peor, o cada vez mejor, pero que no habrá sorpresas. Creo que no vemos lo que pasa.

Una de las razones por las que me gusta hacer este razonamiento acerca del hongo y de lo extraterrestre es demostrarle a la gente que se puede ver todo de manera diferente. Si todo puede verse de manera diferente, ¿de cuántas maneras diferentes puede verse? Tratemos de hacer que la gente deje de esperar a que el presidente los ilumine. Dejemos de esperar que la historia y que el curso de los eventos históricos se nos presenten con claridad. Tenemos que tomar con seriedad la noción de que comprender el universo es nuestra responsabilidad, porque la única comprensión del universo que nos resultará de utilidad es nuestra propia comprensión. No nos hace nada bien saber que en algún lugar de algún computador hay ecuaciones que modelan a la perfección o que no modelan a la perfección algo que sucede. Siempre hemos preferido entregarnos a las ideologías oficiales y decir: «Bueno, tal vez yo no lo comprenda, pero otros lo comprenderán». La verdad es que sólo nuestra propia comprensión nos resulta de utilidad. Porque es con nosotros mismos que vamos a vivir y es con nosotros mismos que vamos a morir. Como dice la canción, la última pieza que bailes, la bailarás a solas.