Quiero agradecer a las muchas personas y organizaciones que me han invitado a expresar mis opiniones en diversos foros en el curso de los años. Revision, Gnosis, L.A. Weekly, Mondo 2000, Critique, Whole Earth Review, Magical Blend, y la publicación australiana Nature and Health, todos cooperaron en la reimpresión de ensayos o entrevistas que originalmente aparecieron en sus páginas. Mi agradecimiento a los cinco magníficos periodistas que realizaron esas entrevistas: Jay Levin, Will Noffke, Michael Toms, David Brown, Rebecca McClen y Neville Drury. Un agradecimiento especial a Faustin Bray y Brian Wallace de Sound Photosynthesis de Mill Valley, por grabar y editar muchas de mis conferencias y eventos. Y mi agradecimiento especial a Diane y Roy Tuckman de Los Angeles: los cientos de horas de vuelo de California del Sur que les dieron a mis ideas han sido invalorables para ayudarme a llegar a un auditorio mayor.
Las ideas aquí expresadas fueron formadas y a menudo reformuladas en el ámbito del Esalen Institute, donde tuve el mejor lugar para pensar; a la dirección, el personal y los seminaristas del Esalen les agradezco profundamente.
Decenas de amigos me ayudaron a formar estas ideas. La primera entre ellos es mi compañera Kat Harrison McKenna, cuyo entusiasmo por las alegrías de la imaginación iguala al mío. Gracias a Peter Meyer, que escribió el programa de computación que sustenta la Onda de Tiempo. Gracias a mi hermano Dennis y a Rupert Sheldrake y Ralph Abraham, que me ayudaron a clarificar las ideas. Y a Tom Kobbins por su generoso prefacio. Nadie podría pedir mejores amigos que estos.
Y finalmente deseo reconocer una profunda deuda de gratitud con mi editor, Dan Levy, que creyó apasionadamente en estas ideas y cuya amistad y humor hicieron que fuera para mí un verdadero placer trabajar en este libro.