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12/6/78

Mi querido amigo el señor Pedigree llegó hasta la escalera del establo de Sprawson’s pero no aceptó quedarse pues teme que queramos hacerle daño y no sé qué hacer. Se fue y yo me quedé con el señor Bell que sigue dictando clases en la escuela de huérfanos y con el señor Goodchild de la librería. Quizás ellos esperaban algo en palabras. Formamos un círculo entre nosotros para protegernos contra los malos espíritus porque había muchos en el establo verdes y púrpuras y negros. Los espanté lo mejor que pude. Se quedaron detrás de los dos caballeros y les tiraban zarpazos. Cómo pueden vivir los dos caballeros cuando yo no estoy allí es lo que me pregunto. El señor Bell me ofreció dinero lo cual fue gracioso. Pero lloré como un niño por el pobre señor Pedigree que está comprimido por todos lados por su persona y es un espectáculo aborrecible de ver aborrecible. Sólo puedo dedicarle el tiempo que le resto a la custodia del niño. Si no fuera porque me preocupa el señor Pedigree viviría feliz cuidando al niño. Seré su sirviente mientras viva y preveo muchos años de felicidad siempre que pueda enmendar al señor Pedigree y a mi rostro espiritual.

13/6/78

Se preparan hechos portentosos y terribles. Pensé que sólo a mí y a Ezequiel nos había sido otorgado el don de hacer demostraciones a las personas capaces de ver (por ejemplo mediante cajas de cerillas, espinas, fragmentos de vasijas y la boda con una mujer depravada, etcétera) en razón de ello. No puedo explicar a qué me refiero.

Ella había perdido la sortija de compromiso está comprometida con el señor Masterson el maestro principiante que es muy famoso según me cuentan. Todos la estábamos buscando bajo los olmos y yo mismo busqué cerca de éstos. Entonces ella vino después de que se hubieran ido y me preguntó si había buscado bajo los olmos y yo dije que no con la intención de agregar que los chicos habían buscado porque si hubiera dicho que yo había buscado personalmente habría mentido pero antes de que yo pudiera hablar ella dijo bueno entonces buscaré yo y se alejó. Es muy bella y sonriente y le di a mi estúpida persona un fuerte pellizco lo más fuerte posible para castigarla por lo que había hecho y seguí buscando la sortija. Pero al levantar la vista (debo acordarme de aplicarle otro fuerte pellizco por esto pero en ese momento no lo pensé) vi que dejaba caer la sortija. Pero al levantar la vista (debo acordarme de aplicarle otro fuerte pellizco por esto pero en ese momento no lo pensé) vi que dejaba caer la sortija donde decía que la había perdido y que después fingía encontrarla, alzó los brazos a ambos lados y gritó hurra. Vino hacia mí riendo mostrando la sortija en el dedo de su mano izquierda. No pude decir nada pero me quedé perplejo. Ella dijo que debía contarles a todos que yo le había informado dónde podía estar… en verdad debía decirle al señor M que yo la había encontrado. Esta noche no sé qué hacer. Puesto que juré hacer todo lo que me pidan siempre que no sea nada malo no sé si lo que ella me pide es malo. Estoy tan perdido como podría estarlo la sortija. Ahora me pregunto qué significa esta señal. Me pregunto si mentir puede ser una señal. Ella sonrió y mintió. Mintió de hecho y no de palabra. Lo que dijo era verdad y no lo era. No lo encontró y lo encontró. No sé.

14/6/78

Pasé todo el día aturdido pensando en la sortija y en su significado. Ella es la mujer abyecta pero por qué me dio la señal a mí. Es un desafío. Esto significa que no le importa si la alhaja se pierde o no. Fui a la cama después de mi parlamento y me ofrecí en holocausto si eso es lo justo. No sé si lo que tuve entonces fue una visión o un sueño. Si fue un sueño no se pareció a los sueños que dicen que la gente tiene porque quién podría soportar algo parecido cada noche es lo que me pregunto y podría haber sido un sueño como los de la Biblia. El faraón debió de sentirse turbado porque de lo contrario no habría enviado gente a indagar. No fue un sueño común. O quizá fue una visión y yo estuve realmente allí. Era la mujer del Apocalipsis. Se apareció con sobrecogedora grandeza y totalmente ataviada con colores lacerantes y recibió autorización para atormentarme por mis malos pensamientos acerca de la señorita Stanhope. Y sin embargo no fue por mi culpa que pensé en ella sino que ella se comportó de forma tan extravagante con la joya que tardé un día íntegro en darme cuenta de que conocía las señales y sabía cómo mostrarlas. Pero lo cierto es que la mujer del Apocalipsis se apropió del rostro de la señorita Stanhope y de su risa y me hizo cometer una abominación conmigo mismo con gran dolor tal como descubrí al despertar lo cual me asustó y me asombró porque Harry Bummer en el Territorio Septentrional yo pensaba que no podía cometer abominaciones conmigo mismo y por tanto no podía asustarme ni avergonzarme.

Entonces en este día (pero no fue un sueño) 15/6/78 traté de avergonzarme durante todo el día mientras trabajaba pero no lo conseguí. El descubrimiento de que puedo pecar como los otros hombres. No puedo explicar a qué me refiero. Escuché a los pájaros para verificar si se reían y burlaban como las kookaburras de Australia pero resultó que no. Está pues disfrazada de ángel de la luz o es un espíritu benévolo. Ahora veo el cielo. Quiero decir que puedo mirarlo y que está muy ligeramente coloreado hasta lo alto. Los chicos sólo vinieron fugazmente. Traté de explicarles estas cosas sobre el regocijo general como si hubiera Aleluyas y todo lo demás. Pero no pude. Es como pasar del blanco y negro al color. Había un poco de sol sobre un árbol junto al extenso prado y a mí. Los chicos se fueron a la clase de educación musical. Podía oír pero sólo un poco. De modo que dejé mi trabajo y los seguí y me aposté junto al garaje cerca de la ventana de la sala de música. Pusieron música en el gramófono y surgió potente y yo la oí tal como ahora veo los árboles y el cielo y los chicos como ángeles era una gran orquesta que tocaba Beethoven una sinfonía y por primera vez me puse a bailar allí sobre la grava frente a la ventana de la sala de música. La señora Appleby me vio y se acercó de modo que me quedé quieto. Parecía un arcángel riendo de modo que me quedé quieto. Me dijo a gritos no te parece maravillosa la Séptima no sabía que te gustaba la música y yo le contesté a gritos riendo yo tampoco. Parecía un arcángel riendo así que mi boca gritó que yo podía hacerlo todo fuera lo que fuere. Soy un hombre podría tener un hijo. Ella dijo qué cosa rara has dicho te encuentras bien. Entonces recordé mi voto de silencio y me pareció muy pequeño pero yo pensé que ya había hecho bastante al hablar con los chicos así que le di la bendición con la mano derecha como si fuera un sacerdote. Ella pareció sorprendida y se alejó de prisa. Todo esto es lo que el señor Pierce acostumbraba a llamar una novedad para el libro.

Desde que he escrito eso, o sea entre la palabra libro y la palabra Desde me han enseñado un portento. No fueron los espíritus y tampoco fue una visión ni un sueño sino que fue una apertura. Vi una dosis de providencia. Espero que algún día el niño lea estas palabras. Entiendo que la perspectiva de que él las lea en los años por venir es lo que me ha hecho escribirlas aunque antes se me ocurrió la absurda idea de utilizarlas como prueba de que no estoy loco (17/5/65). La verdad es que entre libro y Desde me han abierto los ojos de mi comprensión. El bien que el espíritu santo no insufla directamente en el mundo debe llegar mediante y a través de la naturaleza de los hombres. Los vi, pequeños, arrugados, algunos de ellos con caras como la mía, algunos tullidos, algunos descalabrados. Detrás de cada uno de ellos había un espíritu parecido al despuntar del sol. Era un espectáculo que trascendía el júbilo y la danza. Entonces una voz me dijo es la música que desgasta y rompe el cordel.

17/6/78

Debo emplear todo el tiempo que sea necesario para relatar el hecho prodigioso que ocurrió anoche después que hube recitado mi parlamento.

Lo escribiré lo más rápidamente posible porque muy pronto deberé ir en bicicleta a Greenfield para ver al señor Bell y al señor Goodchild y al señor Pedigree pues creo que esta vez accederá a acompañarme. Anoche pensé que había un trabajo por realizar; y en cierto modo proyecté el calor de mi persona a los espíritus y éstos me transportaron cuidadosamente a su presencia.

El anciano de la túnica roja y la corona y el anciano de la túnica azul y la corona de menor jerarquía me estaban aguardando y me saludaron afablemente. Les agradecí la atención que me dispensaban y manifesté la esperanza de conservar su amistad. Les agradecí en particular los años en que eliminaron de mí la raíz de una tentación cuya insignificancia ahora estoy por supuesto en condiciones de entender. Cuando les dije esto refulgieron tan maravillosamente que me encandilaron. Me mostraron: Hemos visto cómo mirabas a las hijas de los hombres y las encontraban bellas. Les pregunté por la señorita Stanhope y por la señal que había dado al dejar caer la sortija y les confesé que no entendía su significado. Entonces ellos me mostraron: Todo esto nos está vedado. Hace muchos años la convocamos ante nosotros pero ella no compareció.

Yo había estado fuera del depósito de arneses contemplando el cielo, pero en ese momento entré en mi dormitorio y me senté sobre el borde de la cama. Es difícil, mi amado, amado niño, escribir acerca de lo que ocurrió después porque fue algo extraño y portentoso. Los ancianos me atrajeron inmediatamente hacia ellos. Me mostraron: Ahora que hemos contestado tus preguntas completaremos tu información hasta hacerla desbordar. El clamor que se elevó al cielo te ha abatido. Ahora hay un gran espíritu que se apostará detrás del ser del niño que custodias. Para eso eres. Habrás de ser un holocausto. Ahora te presentaremos a un amigo nuestro y comeremos y beberemos contigo.

Aunque ya estoy acostumbrado a ellos y conozco mi nombre espiritual y en verdad no me enfrío cuando me convocan, esta noticia fue empero como entrar en un estrato inferior del cielo por así decir y me volvió a enfriar de pies a cabeza como aquella vez (17/5/65) y se me erizaron todos los pelos del cuerpo, sobre sendos abultamientos. Pero cuando ya no me quedaba ni una pizca de color vi a su amigo de pie entre ellos. Estaba totalmente vestido de blanco y tenía el círculo del sol alrededor de la cabeza. Los ancianos rojo y azul se quitaron las coronas y las arrojaron al suelo y yo me quité la mía y la arrojé al suelo. El espíritu de blanco me producía un gran temor reverencial pero el anciano rojo me mostró: Éste es el ser espiritual que se apostará detrás del niño que custodias. Este niño traerá el lenguaje espiritual al mundo y las naciones lo emplearán para hablar con las naciones. Cuando oí esto con la cabeza gacha ante ellos experimenté un júbilo tan inmenso por los hombres que las lágrimas gotearon de mis ojos y cayeron sobre la mesa. Entonces, siempre con los ojos les di la bienvenida a mi pequeña mesa donde parecía haber espacio. Entonces el anciano azul mostró: Sólo queremos estar contigo y regocijarnos contigo porque eres uno de los nuestros. Y puesto que eres un anciano compartiremos contigo la sabiduría que debes tener aunque todavía poseas existencia corporal. Esto no lo hicieron mostrando el gran libro sino mediante apertura prodigiosa que no describiría aunque pudiera pues ello no sería lícito.

Durante todo este tiempo el espíritu blanco con el círculo del sol en torno de la cabeza permaneció sentado a la mesa frente a mí y después de haber podido verlo por primera vez no me atrevía a levantar los ojos hasta su rostro. Ahora, dada la magnificencia de la apertura y en razón de que habían dicho que era amigo de ellos y mío sí levanté los ojos hasta su rostro y la espada brotó de su boca y me atravesó el corazón con un dolor espantoso de modo que como habría de descubrir más tarde, me desmayé y caí de bruces sobre la mesa. Cuando me desperté más tarde me habían apartado de ellos y…

El reloj de la aldea dio la hora desde la torre de la iglesia. Matty se levantó de la mesa. Fue deprisa al depósito de arneses y cogió la bicicleta que estaba apoyada contra la pared. Inhaló con un siseo. El neumático de atrás estaba pinchado. Dio vuelta la bicicleta y la apoyó sobre el sillín y el manillar. Corrió hasta el grifo, llenó un cubo con agua y desmontó el neumático, que metió bajo el agua para detectar dónde estaba el pinchazo.