Los lectores más cinéfilos estarán de acuerdo en destacar al ruso Sergei Eisenstein (1898-1948) como uno de los directores más relevantes de la historia del cine. Su innovadora utilización del montaje cinematográfico en El acorazado Potemkim (Bronenosets Potyomkin, 1925) abrió nuevos horizontes al séptimo arte.
El director ruso Sergei Eisenstein, aquí concentrado en el examen de unos negativos, contaría con la inesperada e involuntaria colaboración del ministerio de Propaganda nazi para el rodaje de su monumental trilogía sobre Iván el Terrible.
Precedido por su fama, Eisenstein marchó a Estados Unidos en 1929, pero decidió regresar a la Unión Soviética en 1935, al no adaptarse a los ritmos que imponía la industria cinematográfica norteamericana.
El cineasta conseguiría superar los obstáculos de la represiva política cultural de Stalin hasta que en 1943 se enfrentó al gran reto de su vida; se trataba de filmar una épica trilogía sobre el zar Iván IV, conocido como "El Terrible". La peculiaridad de este rodaje era que tenía que realizarse mientras que las tropas alemanas tenían ocupado parte de su país y el esfuerzo de guerrra para expulsarlas era máximo.
Aún así, Stalin consideró esta película de vital importancia para levantar la moral de la población, por lo que ordenó trasladar toda la industria cinematográfica a la remota ciudad de Alma-Ata, en Kazajstán. Los medios puestos a disposición de Eisenstein fueron ilimitados; se construyeron grandes escenarios, se utilizó costosa ropa de época y se emplearon cientos de extras.
La primera parte de la trilogía, Iván el Terrible (Ivan Groznij), se estrenó en Moscú en 1944 con gran éxito. La segunda estaría lista para su exhibición en 1946, pero esta película escondía una sorpresa: la inclusión de varias secuencias en color. Hasta entonces, todas las películas rodadas en la Unión Soviética habían sido en blanco y negro. Su rudimentaria tecnología no permitía emplear el color en el cine, pero inesperadamente el destino puso en manos de Eisenstein esa posiblidad.
En el transcurso de unos combates, los rusos habían capturado a un equipo perteneciente al ministerio de Propaganda de Goebbels encargado de filmar escenas del frente. Estos técnicos contaban con película de color Agfa, de una calidad extraordinaria, así como un laboratorio móvil para su revelado. Todo ello fue remitido a Eisenstein, que no dudó en utilizarlo.
De este modo, el cineasta soviético pudo contar con la película a color más avanzada de ese momento. El principio de este revolucionario tipo de película había sido desarrollado en 1936 por la compañía Agfa; requería solamente de un negativo con tres capas de emulsión, en lugar de los tres negativos que necesitaba el método Technicolor que se utilizaba en Estados Unidos.
Sin embargo, el público ruso se quedó sin poder disfrutar de esas imágenes. La segunda parte de la trilogía fue prohibida por Stalin; su mente paranoica sospechó que la descripción de Iván el Terrible podía aplicarse también a él mismo, por lo que prohibió su estreno. Eisenstein pasó de ser el "niño mimado" de Stalin a ser acusado de "manipular los hechos históricos".
El genial director falleció posteriormente de un ataque al corazón, dejando sin concluir la tercera parte, de la que ya tenía rodada una buena parte, toda ella en color, gracias a la paradójica aportación del ministerio de Propaganda nazi.
Escena de la trilogía Ivan el terrible, de Eisenstein. Su magistral utilización de luces y sombras es admirada aún hoy por los cinéfilos.
La primera ocasión en la que los rusos pudieron comprobar la excelente calidad de la película Agfacolor fue con la proyección de la cinta propagandísica Saludos, Moscú, una vez finalizada la contienda. El film se rodó íntegramente con material y equipos alemanes procedentes de la planta de producción que Agfa tenía en Berlín[44]. Los espectadores se quedarían asombrados ante el color y la luminosidad de las imágenes, nunca vistos antes en una película soviética.