Partida de ajedrez con Bogart

En una de las primeras escenas de la película Casablanca (Casablanca, 1942) aparece su protagonista, el actor norteamericano Humphrey Bogart (1899-1957), jugando al ajedrez contra él mismo. La imagen no era un simple recurso del guionista, sino que respondía a una petición del actor, reflejando así la auténtica pasión que sentía el célebre artista por este deporte intelectual.

Bogart aprendió a jugar a los trece años, teniendo a su padre como maestro. Se inscribió en varios clubs de ajedrez de Nueva York. Fracasó en la escuela de preparación para los estudios de Medicina (su padre era cirujano), en parte porque dedicaba mucho tiempo al ajedrez, robando horas de estudio para dedicarlas incansablemente al tablero.

El ajedrez serviría a Bogart para sobrevivir en la década de los treinta. El entonces joven y desconocido actor pretendía abrirse camino en las tablas de Broadway, pero, mientras tanto, se veía forzado a jugar partidas por dinero en los cafés céntricos de Nueva York, a cincuenta centavos cada una. En 1933 jugaba en una mesa instalada al aire libre en Times Square. Animado por un compañero de piso, en esa época también jugó con apuestas de por medio, en las que se dejaba ganar en algunas partidas con su amigo como gancho para que los adversarios se confiasen, con la intención de desplumarlos cuando las apuestas fueran lo suficientemente altas.

Su pasión por el ajedrez continuaría en Hollywood, una vez consagrado como actor. Allí también cruzaría apuestas, más por diversión que por necesidad económica. Aunque nunca alcanzó un gran nivel, llegó a ser directivo de la Federación de Ajedrez de Estados Unidos.

Durante la Segunda Guerra Mundial encontró una forma original de elevar la moral de los soldados norteamericanos.

Concedió la posibilidad de que éstos pudieran jugar con él partidas de ajedrez por correspondencia. Eran numerosos los soldados que le enviaban por correo sus movimientos, a los que Bogart iba respondiendo con los suyos. Sin duda, las partidas se alargaban mucho, teniendo en cuenta el tiempo que tardaban las cartas en llegar alternativamente a cada uno de los jugadores, pero para los soldados era motivo de orgullo el poder afirmar a sus compañeros y familiares que se estaba enfrentando al mismísimo Humphrey Bogart. También se desplazaba a los hospitales de veteranos, en donde siempre estaba dispuesto a jugar partidas rápidas con todos ellos.

No obstante, esta lúdica actividad supuso un contratiempo para el actor. Los agentes del FBI interceptaron algunas de estas cartas y rápidamente les llamó la atención las claves por las que se comunicaban los movimientos de las piezas. Los expertos mostraron su desconfianza y advirtieron de la posibilidad de que alguna de aquellas combinaciones de letras y números contuviera en realidad algún mensaje secreto que pudiera acabar en manos de algún espía del Eje.

En 1943, Bogart recibió una incómoda visita de agentes del FBI, en la que le pidieron que pusiera fin a aquella actividad para que no siguiera poniendo en riesgo la seguridad nacional. A partir de entonces, y hasta el final de la caza de brujas instaurada por el senador Joseph McCarthy, Bogart estaría bajo la escrutadora lupa del FBI, que durante la Guerra Fría lo consideraría como un peligroso izquierdista.


Humphrey Bogart, gran aficionado al ajedrez, jugando contra sí mismo en la primera escena en la que aparece en Casablanca. Significativamente, la posición de las piezas en el tablero es la correspondiente a la Defensa Francesa.