El mejor jarabe contra la tos

Los soldados británicos que luchaban contra los japoneses en la jungla de Birmania extremaban las precauciones para no ser descubiertos. La enmarañada vegetación favorecía ocultarse del enemigo pero, a su vez, permitía que en caso de ser localizados pudieran sufrir una letal emboscada. Por lo tanto, era fundamental pasar inadvertidos en la jungla. Los japoneses enviaban exploradores atentos a cualquier reflejo luminoso o sonido que pudiera delatar a los ingleses.

Aunque se impartieron órdenes precisas de mantenerse en silencio, los soldados hindúes que servían en el Ejército británico[42] tenían como costumbre toser estentóreamente al levantarse por la mañana para aclararse la garganta, todo ello acompañado de ruidosos escupitajos. Como no se podía prohibir que un soldado tosiese, el oficial al mando de un campamento en la jungla decidió que los hombres que tuvieran que hacerlo fueran a un punto concreto, situado a unos quinientos metros del campamento, para que allí pudieran toser todo lo que quisieran.

La primera mañana en la que la nueva orden estaba vigente, los hindúes caminaron hasta allí para realizar sus sonoras expectoraciones. Pero al poco rato comprobaron que habían atraído todo el fuego japonés, por lo que pusieron pies en polvorosa hacia el campamento, perseguidos por las balas niponas. A la mañana siguiente, nadie se atrevió a ir a ese lugar; todos dijeron que, casualmente, se habían despertado con la garganta bien despejada…

Sin duda, la orden dada por el oficial se había revelado como el mejor jarabe contra la tos.