Los integrantes de una patrulla alemana en el desierto, que recorría las propias líneas en una misión rutinaria, poco podrían imaginar el 6 de abril de 1941 que fueran a tener tanta suerte. Detectaron en la lejanía un vehículo y se dirigieron hacia él para realizar las oportunas comprobaciones. Pero la sorpresa de estos soldados del Afrika Korps fue mayúscula cuando se dieron cuenta de que se trataba de uno británico. Lo detuvieron y contemplaron perplejos la presencia en el vehículo de tres generales.
En efecto, se trataba de los generales británicos Richard N. O’Connor, Philip Neame y Carton de Wiart. Al parecer, el chófer se había desorientado en el desierto y, en lugar de desplazarse en el interior de sus líneas, había avanzado decididamente hacia las posiciones alemanas.
Los contrariados generales, que seguramente no tendrían la mejor opinión de su conductor, fueron capturados y enviados a un campo de prisioneros en Italia. Aunque el modo en el que estos militares cayeron en manos enemigas no fue demasiado heroico, uno de ellos, el general O’Connor, recuperó al menos su honor escapando de su cautiverio y logrando llegar a Inglaterra, teniendo tiempo de incorporarse a las tropas que desembarcaron en Normandía el 6 de junio de 1944.