Uno de los grandes secretos internos del régimen estalinista fue la inestimable aportación de sus aliados occidentales, especialmente de Estados Unidos, en su lucha contra los ejércitos de Hitler. Aunque el esfuerzo de guerra soviético no hubiera podido mantenerse de no ser por la ayuda norteamericana, en forma de alimentos, munición o vehículos, Stalin intentó por todos los medios ocultar este auxilio ante la población e incluso los propios soldados de Ejército Rojo, tal como se ha visto con anterioridad al referir la historia del Jeep.
De todos modos, había casos en los que era difícil ocultar la procedencia de esta ayuda. A causa de la urgencia con la que debían ser enviados los suministros al frente, en muchas ocasiones los vehículos militares remitidos por Washington partían rumbo a la batalla mostrando aún rótulos en inglés.
Si Stalin logró que la tropa creyese que Willys-Overland era una ciudad secreta en Siberia, parecía más complicado buscar una solución convincente para explicar las tres letras que aparecían en la mayoría de vehículos llegados desde el otro lado del Atlántico: USA. Pero este hecho tampoco supuso demasiados quebraderos de cabeza en forma de preguntas difíciles de contestar, puesto que entre los reclutas soviéticos estaba muy extendido el analfabetismo y, en el caso de saber leer, únicamente se sabían interpretar los caracteres cirílicos.
Sin embargo, cuando las tropas soviéticas consiguieron por fin expulsar a los alemanes de su territorio y comenzaron a perseguirlos por otros países de la Europa Oriental, surgió un contratiempo inesperado. Las poblaciones de Polonia, Rumanía o Hungría sí que utilizaban en sus respectivos idiomas los caracteres romanos, por lo que no les fue nada difícil descubrir que los tanques y camiones que mostraban aún las letras USA habían sido cedidos, paradójicamente, por el adalid del denostado sistema capitalista. Muchos soldados rusos, a indicaciones de los naturales de estos países, descubrieron con sorpresa solo en ese momento que sus vehículos no habían sido fabricados en la Unión Soviética.
Aunque se llevó a cabo una campaña de borrado de las letras delatoras, el hecho ya estaba dando lugar, esta vez sí, a preguntas comprometidas. Pero la aquilatada capacidad de improvisación de los militares rusos apareció; a algún perspicaz comisario político del Ejército Rojo se le ocurrió que lo mejor era aprovechar esa circunstancia a favor del régimen soviético, por lo que finalmente se aprobó que el significado oficial de las siglas USA era Ubiyat Sukensyna Adolfa, o lo que es lo mismo "Mata a ese hijo de puta de Hitler".
Esta nueva versión tranquilizó a los soldados, persistiendo así el convencimiento de que la Unión Soviética no había necesitado ayuda exterior para derrotar a la Wehrmacht, aunque es de suponer que hubo algunos a los que no les convenció demasiado esta improvisada explicación.