La reparación naval más rápida

Es probable que la reparación naval de envergadura más rápida que se produjo durante la Segunda Guerra Mundial fue la que se llevó a cabo en el portaaviones norteamericano USS Yorktown en junio de 1942.

Este buque había resultado dañado en la batalla del Mar del Coral. Una vez llegado a la base de Pearl Harbor, los expertos calcularon que serían necesarios tres meses de trabajo a buen ritmo para que el USS Yorktown pudiera estar en condiciones de zarpar.

Sin embargo, las informaciones interceptadas por los servicios de inteligencia norteamericanos, que avisaban de un inminente ataque a Midway, obligaron a reunir todos los buques disponibles para poder rechazarlo.

El 28 de mayo, el grueso de la flota estadounidense, incluyendo dos portaaviones, partió rumbo al encuentro con la japonesa, que contaba por su parte con cuatro portaaviones. Por lo tanto, era fundamental el concurso del USS Yorktown, pese a que su reparación ni tan siquiera se había iniciado.

Fue en ese momento, cuando el almirante Nimitz ordenó que el USS Yorktown fuera reparado en un plazo mínimo. No había otra opción, si quería enfrentarse a la flota imperial con alguna posibilidad de victoria. Así pues, se puso en acción un auténtico ejército de trabajadores, formado por 1.400 hombres dispuestos a reparar los desperfectos del portaaviones en un tiempo récord.

Una actividad frenética invadió el buque. Los trabajadores renunciaron a sus horas de descanso y, prácticamente sin dormir ni comer, lograron poner a punto el portaaviones en tan solo cuarenta y ocho horas. Algunos obreros se quedaron a bordo del buque, una vez que había zarpado, para poner a punto los últimos detalles.

De este modo, gracias al sacrificio y a la eficacia de aquellos hombres, Nimitz pudo contar con una fuerza capaz de enfrentarse a los japoneses. El premio a aquellos dos duros días de trabajo fue la victoria en la batalla de Midway, el 4 de junio de 1942.


El portaaviones Yorktown fue reparado en tiempo récord para que pudiera participar en la batalla de Midway, en donde su concurso fue decisivo. En la instantánea se advierten los efectos de un ataque aéreo. Acabó hundido por un submarino japonés.

Pese a que la aportación del USS Yorktown fue decisiva para la suerte de la batalla, que provocó la pérdida de los cuatro portaaviones nipones, el destino no sería generoso con el buque norteamericano. Quedó seriamente dañado por los bombarderos japoneses, que le alcanzaron en las calderas, inmovilizándolo. Resurgiendo de nuevo de sus cenizas, las calderas quedaron reparadas en solo tres horas y pudo poner proa a Pearl Harbor. Pero, víctima de su destino, en él impactaron dos torpedos, quedando herido de muerte.

La heroica agonía del USS Yorktown se alargaría hasta el día 6, cuando un submarino japonés consiguió alcanzarlo con sus torpedos, asestándole así el golpe de gracia, aunque el portaaviones no se hundiría hasta la madrugada del día 8 de junio.