Batalla en el ártico

Si nos atenemos a las cifras, una de las batallas más costosas para los Aliados fue, sin duda, la que se produjo en el Oceáno Ártico a lo largo de 1942 y parte de 1943. El control de estas aguas era fundamental para posibilitar el envío de ayuda a la Unión Soviética procedente de las potencias occidentales. Esta entraba en territorio ruso a través de los puertos situados en el Ártico, como el de la ciudad de Arkángel, y desde allí viajaba por vía férrea hasta el frente. Los barcos que transportaban los pertrechos a través de las aguas heladas del Ártico debían hacer frente a la climatología severa de esta región, pero sobre todo a los bombarderos y submarinos alemanes. Para la Marina de guerra germana, la estrangulación de esta vía de aprovisionamiento era un objetivo fundamental, pese a que nunca pudo abocar todos los recursos necesarios para conseguirlo, como hubiera sido por ejemplo la utilización del acorazado de bolsillo Tirpitz, que prácticamente nunca salió de su escondite en los fiordos noruegos, cumpliendo así las órdenes de Hitler.

Aún así, los Aliados perdieron en esta casi desconocida batalla del Ártico la friolera de 5.000 tanques y 7.000 aviones, además de unas 200.000 toneladas de material de guerra. Los 58 barcos que transportaban estos suministros y que acabaron en el fondo del mar representaban, de todo modos, tan solo el 7,2 por ciento del total de navíos que tomaron este camino; esto explica por qué esa pérdida ingente de material no supuso el colapso de la ayuda occidental a la Unión Soviética.