Un bombardero en el lago ness

El lago Ness es conocido en todo el mundo por servir de lugar de residencia al tan famoso como esquivo monstruo. Aunque las pruebas de que las oscuras aguas del lago han acogido al animal durante siglos no son demasiado sólidas, lo que sí es cierto es que durante casi cuarenta y cinco años el lago Ness ha albergado en su interior otro monstruo, en este caso un impresionante bombardero Wellington de catorce toneladas.

El 21 de septiembre de 1985, una enorme grúa lograba extraer el avión del fondo del lago. Allí había estado, protegido de la corrosión al ser agua dulce, desde que en la Nochevieja de 1940 llevara a cabo un aterrizaje de emergencia sobre la superficie y acabase por hundirse.

Ese día, el jefe de escuadrón Norman Marwood-Elton y su tripulación estaban realizando un vuelo de prueba sobre Escocia. Aunque el bombardero poseía ya un largo historial, puesto que había participado en catorce ataques aéreos sobre Alemania, de repente comenzó a perder altura por un fallo mecánico. El jefe de escuadrón, temiendo por la vida de sus hombres, ordenó que se lanzasen en paracaídas.

Para evitar que el avión, fuera de control, se estrellase contra alguna zona habitada, decidió realizar un aterrizaje forzoso sobre el lago. Perdiendo cada vez más altura, Norman logró posar el aparato en el agua, a unos doscientos metros de la orilla y a unos tres kilómetros al suroeste del pueblo de Lochend. El jefe de escuadrón tuvo pocos segundos para salir del avión con vida, antes de que se hundiese, pero afortunadamente lo consiguió.

En la actualidad, el Wellington que permaneció durante casi medio siglo acompañando al solitario monstruo del lago Ness está expuesto en el Brooklands Museum, en la localidad de Weybridge.