Los cielos italianos fueron testigos de un insólito duelo propio de un guión cinematográfico, pues se puso a prueba el temperamento apasionado de los latinos, en contraposición al carácter frío y calculador de los pueblos del norte de Europa.
El subteniente italiano Guido Rossi era un excelente piloto de caza a quien ideó un imaginativo plan, aunque se hallaba claramente fuera de las convenciones de la guerra. En mayo de 1943, cuando la situación militar de la Italia fascista era poco prometedora, recibió el permiso de Mussolini para utilizar un caza norteamericano Lockheed Lightning P-38[18], que había sido capturado intacto tras un aterrizaje de emergencia en Cerdeña por falta de combustible, con el fin de derribar bombarderos aliados haciéndose pasar por un avión amigo.
La estratagema de Rossi dio resultado; se aproximaba a los bombarderos que volaban aislados y se colocaba al lado supuestamente para protegerlo, sin que este pudiera sospechar que se trataba de un aparato tripulado por un enemigo. Eso era aprovechado por Rossi para atacarle impunemente y escapar a toda prisa.
En una de estas operaciones, el 4 de junio de 1943, el aviador italiano derribó un bombardero norteamericano B-17 llamado Bonnie Sue, que estaba llevando a cabo una misión sobre la pequeña isla de Pantelleria, cercana a Sicilia. Rossi no dio mayor importancia a este éxito, pero acababa de ganarse un enemigo mortal; se trataba del único miembro de la tripulación del Bonnie Sue que sobrevivió al ataque, el piloto Harold Fisher.
El norteamericano juró vengarse de aquel tramposo, aunque fuera lo último que hiciera en la guerra. Meses más tarde, cuando las tropas aliadas ya se encontraban firmemente asentadas en la península italiana, Fisher inició las pesquisas para descubrir quién pilotaba aquel avión. Gracias a los interrogatorios a los aviadores italianos capturados, averiguó que se trataba de Guido Rossi, que aún continuaba utilizando aquel aparato norteamericano.
A partir de aquí, Fisher elaboró un plan para derribar a Rossi. Para ello consiguió una fotografía de la esposa del italiano, Gina, que había quedado tras la línea de avance aliado. Pintó en el fuselaje de su nuevo B-17 el rostro de aquella mujer, junto a su nombre en grandes caracteres. Además, reforzó considerablemente el armamento defensivo del bombardero. De este modo tenía los elementos para tender a Rossi una ingeniosa trampa.
Fisher se dedicó a sobrevolar en solitario las áreas en las que solía actuar el italiano. Al cabo de unos días reconoció la silueta de un P-38 que se acercaba hacia él; no había duda, era Rossi. Al acercarse confiadamente el italiano observó, con sorpresa, el rostro y el nombre de su mujer en el fuselaje. Rossi se puso en contacto por radio con el avión norteamericano y le preguntó por el origen del nombre del aparato; las explicaciones de Fisher debieron ser bastante subidas de tono, porque el italiano, enfurecido, le atacó de inmediato, sin tomar ninguna precaución. Rossi había picado en el anzuelo.
Para la tripulación del B-17 no fue difícil rechazar el ataque; todas las ametralladoras convergieron en el P-38, causándole daños irreparables. Rossi se vio obligado a efectuar un aterrizaje forzoso, pero fue capturado por una patrulla de soldados norteamericanos cuando intentaba regresar a sus propias líneas. Pasaría el resto de la guerra en un campo de prisioneros.
Por su parte, Fisher se sintió satisfecho de haber logrado vengarse de las malas artes del italiano y fue condecorado por su acción con la Distinguished Flying Cross. El resto de la tripulación del B-17 recibió la Air Medal.
Como suele suceder con los héroes del aire, lo que no pudo conseguir el enemigo lo logró un accidente de aviación; Fisher perdería la vida en 1948 cuando su avión se estrelló a causa de fallo mecánico mientras participaba en el puente aéreo de Berlín.
No obstante, Rossi demostró que no guardaba ningún tipo de rencor al norteamericano, puesto que acudió a su entierro.