Finalizadas las acciones aéreas, las cifras de enemigos derribados plasmados en los informes oficiales no fueron muy fiables. Un ejemplo de estos errores de apreciación es el balance de bajas enemigas presentado por una formación de bombarderos norteamericanos B-17 que cumplió una misión sobre Lille, en la Francia ocupada por los alemanes, el 9 de octubre de 1942.
Al regreso de su misión, informaron que, gracias a la capacidad de autodefensa de los B-17, habían sido derribados 102 cazas enemigos. Las autoridades militares, en un primer momento, celebraron este rotundo éxito, pero pronto cayeron en el escepticismo.
Las averiguaciones que llevaron a cabo posteriormente redujeron la cifra a una cuarta parte, pero una investigación más detallada fijó finalmente el número de derribos en tan solo dos.
Un cazabombardero P-38 similar al utilizado por el aviador italiano Guido Rossi para engañar a los aviones aliados, haciéndose pasar por uno de ellos. Rossi acabaría encontrando la horma de su zapato en el piloto norteamericano Harold Fisher, que le tendió una ingeniosa trampa…