Un veterano en plena forma

Son muchos los aviones de la Segunda Guerra Mundial que todavía funcionan a la perfección, tal como lo demuestran año tras año en las exhibiciones aéreas que se realizan en todo el mundo, especialmente en los aeródromos históricos de Gran Bretaña.

Pero hay un veterano de la contienda que aún presta sus servicios en plenitud de condiciones. Se trata del avión norteamericano de transporte DC-3, más conocido como Dakota; un millar de ellos continúa volando en todo el mundo, ya entrado el siglo XXI.

Es decir, uno de cada 35 aeroplanos de este modelo fabricados durante la guerra ha sobrevivido ampliamente al final del conflicto, demostrando así una envidiable longevidad.

El Dakota tiene capacidad para 28 pasajeros, aunque en caso de emergencia —como, por ejemplo, una evacuación— puede acoger 60 personas. Si es empleado para transportar carga, el peso máximo es de tres toneladas, lo que, unido a su alcance de más de tres mil kilómetros le ha llevado a ser conocido como "el camión volador" (flying truck).

Su robustez y versatilidad le hizo ganarse la admiración de sus enemigos. Cuando uno de ellos fue derribado por los japoneses en Birmania, los ingenieros aeronáuticos nipones se quedaron impresionados por sus características, lo que les llevó a fabricar una copia destinada a sus Fuerzas Aéreas, que recibiría el nombre de L2D.


El mítico DC-3 Dakota, conocido como "el camión volador", sigue prestando servicio en algunas compañías aéreas norteamericanas como avión de carga. No parece que haya llegado aún el momento de la jubilación para este veterano de guerra.

La admiración generalizada por el fiable Dakota continuaría una vez llegada la paz, por lo que nunca se encontró el momento adecuado para jubilarlo. De hecho, algunas pequeñas compañías de transporte norteamericanas poseen entre su flota algún Dakota para los vuelos interiores, pero es en varios países subdesarrollados en donde este aeroplano se ha convertido en un elemento insustituible para mantener, por ejemplo, una comunicación regular con islas inaccesibles o con puntos remotos a los que no es posible llegar por tierra. La sencillez de su mecánica, alejada de la complejidad de los aeroplanos de hoy en día, hacen que el Dakota sea muy apreciado en estos países, puesto que no es necesario un mecánico especializado para efectuar las reparaciones, y sus piezas pueden ser fácilmente sustituidas por recambios improvisados.


Este avión, un Polikarpov Po-2, fue diseñado en 1922 pero en la actualidad aún se utiliza como fumigador por su baja velocidad. Su sencillez mecánica, facilita el mantenimiento. Es el avión en servicio más antiguo.

Pero, pese a la larga trayectoria vital del DC-3, no es este el avión militar en activo más veterano. Este honor le corresponde al biplano ruso Polikarpov Po-2[17], fabricado por primera vez en 1920.

La producción masiva del Po-2 se inició en 1928 y en total se construirían más de 35.000. Este primitivo aparato, construido con madera y lona, fue empleado durante la Segunda Guerra Mundial en las escuelas de adiestramiento para pilotos, aunque también se empleó en algunas misiones de combate que no entrañaban demasiado riesgo, como bombardeos localizados nocturnos.

Al pesar solo 1.300 kilos, le bastaban poco más de cien metros para despegar, mientras que para aterrizar le eran suficientes menos de doscientos metros. Esta característica le hacía ideal para llevar a cabo misiones de suministro a partisanos o a soldados situados por detrás de las líneas germanas.

El Po-2, al igual que el Dakota, también sobrevivió a la guerra; es utilizado hoy día para fumigar campos de cultivo, debido a su lentitud —su velocidad máxima no llega a los 200 kilómetros por hora—, necesaria para este tipo de cometido, además de su mecánica tan rudimentaria como robusta, inmune a las averías.