Perro a bordo

Elliot Roosevelt (1910-1990), hijo del presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt, vio frenada su carrera militar por culpa de sus excesivas atenciones hacia su perro Blaze, un enorme mastín.

Elliot había intentado convertirse en piloto antes de la guerra, pero no superó las pruebas físicas. Aun así, en 1941, entró en las Fuerzas Aéreas como observador de vuelo, cumpliendo misiones sobre Groenlandia o el norte de Africa. Gracias quizás al peso de su apellido, el hijo de Roosevelt ascendió con rapidez en el escalafón, pero un incidente vendría a frenarlo inesperadamente. El vástago del presidente se disponía a viajar en un avión militar de Nueva York a Los Angeles en compañía de su perro. Sin embargo, las estrecheces del aparato amenazaban con incomodar a Blaze, por lo que Elliot Roosevelt ordenó a dos soldados rasos que formaban parte del pasaje que bajasen del avión, poco antes de que este despegase. Las protestas de los dos soldados no sirvieron de nada y el mastín pudo estar a sus anchas durante el largo trayecto.

Con lo que no contaba el atento amo de Blaze era que el asunto trascendería el ámbito de aquel avión. El incidente llegó a conocimiento de la opinión pública, que se solidarizó de inmediato con la injusticia cometida contra los soldados; el detalle que acabó de poner a los norteamericanos en contra del hijo del presidente fue que uno de los dos, Leon Leroy, necesitaba viajar a Los Angeles para asistir al entierro de su padre.

Por culpa de esa desafortunada actuación, el hijo de Roosevelt perdió su oportunidad de ser ascendido por el momento a general de brigada, aunque este honor le sería concedido en 1945, no sin polémica, al considerarse que no había reunido suficientes méritos. Elliot fue recompensado también con dos importantes condecoraciones, la Distinguished Fliyng Cross y la Air Medal.


El presidente Franklin D. Roosevelt y su hijo. Este protagonizó un escándalo, aireado por la prensa, al obligar a un soldado a bajar del avión para que su perro pudiese viajar más cómodo.

De todos modos, parece ser que la carrera militar no interesaba demasiado al hijo de Roosevelt; tras la contienda, este se dedicó a su auténtica vocación, la literatura. Elliot escribiría varias novelas policíacas en las que su propia madre, la carismática Eleanor Roosevelt, era la encargada de resolver los casos.