Capítulo IX
Historias de salud
En la contienda, los soldados no debían temer solo a las fuerzas adversarias. En muchas ocasiones, el auténtico enemigo estaba entre ellos; ya fuera una bacteria, un virus o un insecto. También estaban las temperaturas extremas —que provocaban insolaciones o congelaciones—, la neurosis de guerra o el pie de trinchera que podían dejar fuera de combate a un buen número de hombres. De hecho, las autoridades militares temían especialmente a los problemas de salud, por lo que llevaron a cabo insistentes campañas de prevención.
Las pésimas condiciones higiénicas o de alimentación en el frente de guerra favorecieron la aparición y difusión de todo tipo de transtornos o enfermedades, por lo que muchos hombres padecieron grandes penalidades aún sin ver las caras del enemigo. Pese a que este tema siempre aparece como una nota marginal en la historia del conflicto, no puede ser de ningún modo desdeñado.