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Como no disponía de una dirección concreta, al principio supuse erróneamente que encontrar a Fan Lili me supondría un gran esfuerzo y sería un camino sembrado de complicaciones e inconvenientes; sin embargo, la experiencia real fue todo lo contrario. Cuando me dirigí a la Dirección de Enseñanza del distrito de Linshui para hacer las primeras indagaciones, resultó que todo el mundo la conocía. Por lo visto, varios años antes había fundado tres escuelas primarias en áreas rurales y había donado libros de texto por valor de decenas de miles de yuanes a los institutos locales de enseñanza secundaria. Todas las personas que guardaban alguna relación con la enseñanza en el distrito de Linshui, sin excepción, la conocían y la respetaban. Sin embargo, cuando finalmente la localicé en el hospital Jinhe, en la ciudad C, mi entusiasmo original recibió un jarro de agua fría, porque la encontré confinada en cama, tras una operación de extirpación de la laringe. El aparatoso vendaje que le cubría la cabeza y el cuello parecía un segundo cráneo. Padecía cáncer de laringe. Aunque la cirugía había sido un éxito, el médico me advirtió que la paciente no podría volver a hablar, a menos que practicara haciendo resonar el aire en los pulmones. Como la cirugía era muy reciente, su estado seguía siendo bastante delicado. Habría sido imposible entrevistarla. Por lo tanto, no dije nada y fingí ser uno más entre los numerosos visitantes del distrito de Linshui que simplemente acudían a presentarle sus respetos. Le llevé unas flores, le expresé mis mejores deseos y me marché. Después, a lo largo de los días siguientes, la visité en el hospital tres veces más. En la primera de esas visitas, accedió a responder por escrito a mis preguntas. Escribió en total varias hojas y todas sus respuestas me resultaron sorprendentes.

A decir verdad, si nunca las hubiera escrito, nadie habría llegado a saber la verdad acerca de Liseiwicz. Jamás habríamos conocido su verdadera identidad y su posición, ni sabríamos nada de sus sinceros deseos y su remordimiento, ni tampoco de su dolor y su innegable tristeza. De hecho, la partida de Liseiwicz al país X estaba muy lejos de ser una historia que se agotara en sí misma. Al contrario, era fruto de una combinación de acontecimientos absolutamente sorprendentes.

Debo señalar que las palabras de Fan Lili requieren cierta dosis de paciencia para apreciarlas y valorarlas.

A continuación, reproduciré todas sus respuestas, palabra por palabra. La primera vez que accedió a contestarme, escribió lo siguiente:

  1. Él [Liseiwicz] no se ocupaba de descifrar códigos.
  2. Puesto que ya saben ustedes que escribió esas cartas para confundirlos y darles pistas falsas, ¿por qué le siguen creyendo? Todo lo que les contó era mentira. ¿Descifrar códigos, él? ¡Él los creaba! Era enemigo declarado de los que pretendían descifrarlos.
  3. ¡PÚRPURA era creación suya!
  4. Me llevará cierto tiempo explicarlo. Fue en la primavera de 1946. Vino a verlo un antiguo compañero suyo de Cambridge. Aparentemente, aquel hombre estaba a punto de asumir un cargo muy importante en el gobierno de Israel. Se llevó a Liseiwicz a una iglesia en la calle Gulou y allí, delante de Dios y en nombre de millones de compatriotas judíos, le pidió que diseñara un código secreto para el Estado de Israel. Liseiwicz tardó más de un año en desarrollarlo, pero sus nuevos jefes no se preocuparon; al contrario, estaban encantados. Desde muy pequeño, Liseiwicz había crecido rodeado de aduladores; su ego era muy grande y jamás se habría permitido fracasar. Pero como no tenía mucho tiempo para dedicarle al código, el resultado fue un poco precipitado (al menos en su opinión), y empezó a notarle muchos defectos. Así pues, decidió crear un nuevo código que lo sustituyera. Fue entonces cuando empezó a caer cada vez más profundamente en el extraño y peligroso mundo de la criptografía. Por último, después de casi tres años de trabajo, consiguió crear un código que le pareció satisfactorio. Era PÚRPURA. Enseguida pidió a las autoridades israelíes que sustituyeran el código anterior por el nuevo, pero el resultado no fue el esperado. Los servicios secretos lo rechazaron por ser demasiado difícil; les parecía imposible utilizarlo. Por aquella época, aún vivía el famoso criptoanalista Klaus Johannes. Se cuenta que cuando vio un telegrama cifrado con PÚRPURA comentó: «Me gustaría tener sobre mi mesa tres mil telegramas cifrados con este código, todos a la espera de ser descifrados; pero, en la situación actual,[5] probablemente sólo veré un millar».[6] El significado de su comentario era evidente: se veía incapaz de descifrar el código en los años de trabajo que le quedaban. Cuando las autoridades del país X se enteraron, se propusieron de inmediato adquirir PÚRPURA; pero en aquella época todavía no nos habíamos marchado de la Universidad N y, puesto que las relaciones entre China y el país X eran muy tensas, decidimos no responder siquiera a su proposición. Lo que sucedió después fue tal como usted lo describió. Con el fin de salvar a mi padre, utilizamos PÚRPURA para llegar a un acuerdo con el país X.
  5. Sí, él estaba convencido de que antes o después Rong Jinzhen descifraría PÚRPURA, por lo que hizo todo lo posible para impedir su progreso.
  6. Admiraba a una sola persona en todo el mundo: Rong Jinzhen. Creía que concentraba la suma de todos los conocimientos y la sabiduría de Occidente, algo que sólo se ve una vez cada cien años.
  7. Estoy cansada. Quizá otro día.

La segunda vez:

  1. Por emplear los términos de un analista de los servicios de inteligencia militar, esto es para difusión externa. De hecho, él [Liseiwicz] seguía trabajando en el desarrollo de códigos.
  2. Un código de alto nivel es como el actor protagonista de una obra de teatro; es imprescindible que tenga un sustituto. Cuando se desarrolla un código de alto nivel, por lo general se preparan dos: uno para ser utilizado y el otro como reserva. Pero la esencia de PÚRPURA derivaba del carácter mismo de Liseiwicz. A él le resultaba imposible crear simultáneamente dos códigos. Además, cuando estaba desarrollando PÚRPURA, ni una sola vez pensó que su creación fuera a ser un código de alto nivel. Cuando lo desarrolló, fue como si estuviera investigando y creando un lenguaje completamente nuevo, que requería considerable precisión. Pero cuando el país X decidió utilizar PÚRPURA como código de alto nivel, hubo que desarrollar de inmediato un código de reserva. Ese sustituto de PÚRPURA fue ni más ni menos que NEGRO.
  3. Así es. Nada más llegar al país X, enseguida lo pusieron a trabajar en el desarrollo de NEGRO, aunque, para ser exactos, trabajó solamente como observador del proceso.
  4. En términos estrictos, un hombre puede crear sólo un código de alto nivel. Su participación [la de Liseiwicz] en el desarrollo de NEGRO fue únicamente en calidad de observador, lo que significa que no participó de manera directa en la investigación. Su función consistió en señalar características especiales de PÚRPURA, trabajar en tándem con los investigadores y guiarlos para que no se limitaran a producir una simple réplica de PÚRPURA. Hizo las veces de piloto. Por ejemplo, si en algunos aspectos PÚRPURA parecía apuntar al cielo, él se aseguraba de que NEGRO dirigiera su atención al mundo subterráneo. Pero la manera en que esa tendencia se traduciría en la práctica era tarea de los investigadores.
  5. Antes de que les llegara la noticia de que Jinzhen había descifrado PÚRPURA, la estructura básica de NEGRO ya estaba montada. Los dos códigos tenían aproximadamente el mismo grado de dificultad. La complejidad y la dificultad son el principal objetivo cuando se crean ciertos códigos de alto nivel. ¿Con qué otro propósito iba a reunir el campo de la criptografía a los eruditos de mayor talento, si no fuera para confundir y desconcertar al enemigo? Pero después de averiguar que Jinzhen había descifrado PÚRPURA, él [Liseiwicz] empezó a insistir en la necesidad de revisar el código NEGRO. Tenía la sensación de que después de descifrar PÚRPURA, nada impediría que Jinzhen hiciera lo mismo con NEGRO. Estaba seguro, porque conocía al muchacho. Sabía el tipo de persona que era Jinzhen y apreciaba su talento innato, un talento que sólo se desplegaba y se ponía en marcha cuando tenía ante sí un problema aparentemente insoluble. Cuanto más difícil era el problema, mayor era su determinación para resolverlo. Nada podía detenerlo, ni siquiera la muerte. Y si la muerte no bastaba para detenerlo, entonces lo único que quedaba era concebir alguna manera de desconcertarlo y confundirlo por completo, mediante maniobras que pusieran en entredicho toda su forma de pensar. Era la única manera de derrotarlo. Como resultado, se procedió a la revisión de NEGRO, pero de una manera muy poco convencional. El código se convirtió prácticamente en un absurdo; algunas secciones siguieron siendo casi impenetrables, mientras que otras pasaron a ser de una facilidad pasmosa. Sería imposible describirlo. En los términos del propio Liseiwicz, era como un hombre que vistiera con aparente refinamiento y distinción, pero que, en realidad, no llevara puestos calcetines ni calzoncillos.
  6. Tiene toda la razón,[7] pero Jinzhen conocía demasiado bien la mente de Liseiwicz. Podríamos decir que descifrar PÚRPURA fue para él como sentarse a jugar una partida de ajedrez con su antiguo profesor. Liseiwicz no podía confundirlo, y, como no podía, Jinzhen habría podido emprender el desciframiento de otros códigos. Pero no pudo descifrar NEGRO de la misma manera.
  7. No estoy de acuerdo con usted.[8] Aunque fuera así, esa persona jamás habría podido hacerlo todo por sí sola, sin basarse en las anotaciones de la libreta de Jinzhen.
  8. ¿Podría decirme qué pasó exactamente con Jinzhen, si puede contármelo?
  9. Supongo que Liseiwicz tenía razón.
  10. Decía: «Jinzhen nos ha arruinado la vida, pero al final él mismo se autodestruirá».
  11. Jinzhen y las personas como él sólo pueden autodestruirse; nadie más podría hacer nada contra ellas. De hecho, tanto Liseiwicz como Rong Jinzhen estaban condenados por su destino. Y este acabó con ellos. La única diferencia fue que el destino de Jinzhen no era independiente, sino que estaba ligado al de Liseiwicz. Pero, desde la perspectiva de Jinzhen, Liseiwicz era simplemente su talentoso profesor, nada más.
  12. Sigamos hablando otro día. Cuando venga, por favor, traiga las cartas que Liseiwicz le escribió a Jinzhen. Me gustaría verlas.

La tercera vez:

  1. Sí, Liseiwicz era Weinacht.
  2. La razón es muy clara. Por esa época, era miembro de los servicios secretos. ¿Cómo iba a usar su nombre real para publicar artículos de matemáticas? Un matemático es un personaje público, pero él no podía darse a conocer, por la naturaleza de su verdadero trabajo. Además, había cierto conflicto ético. ¿Qué organización permitiría que uno de sus empleados mejor remunerados siguiera trabajando por su cuenta, al margen de la organización que le paga el salario?
  3. Como sólo era un observador del equipo que estaba desarrollando NEGRO, tenía tiempo para realizar otras investigaciones. A decir verdad, siempre había soñado con investigar en el campo de la inteligencia artificial, y debo decir que su teoría sobre la naturaleza binaria de las constantes matemáticas fue de gran importancia para el desarrollo de la tecnología informática. ¿Quiere saber por qué esperaba convencer a Jinzhen para que se marchara de China? No fue porque actuara al servicio de ciertas personas o de determinados fines políticos. No. Esperaba que Jinzhen saliera al extranjero para que los dos pudieran colaborar en un proyecto de inteligencia artificial.
  4. Tendrá que averiguarlo usted mismo;[9] yo no puedo darle ninguna respuesta. Sólo puedo decirle que Liseiwicz era un científico; en términos políticos, era terriblemente ingenuo y resultaba muy fácil que se sintiera herido u ofendido. También era muy fácil que se dejara utilizar por otros. En cuanto a lo que usted ha dicho —esas historias de que era violentamente anticomunista—, todo eso es una invención sin ninguna base real. Estoy segura de que nunca tuvo tales sentimientos.
  5. Parte de las circunstancias estaban claras.[10] Los dos códigos de alto nivel (PÚRPURA y NEGRO) habían sido descifrados en rápida sucesión. Pero él había creado el primero y había participado como observador en el desarrollo del segundo. Por si fuera poco, el hombre que consiguió descifrarlos había sido alumno suyo. Yo estaba allí. ¡Escribió tantas cartas! Aunque en apariencia contenían una serie de estratagemas para confundir al enemigo, ¿quién podía demostrar que no ocultaban en realidad información secreta? En general, las probabilidades de descifrar un código de gran complejidad son extremadamente bajas, por lo que resultaba casi imposible que una misma persona pudiera descifrar dos códigos seguidos, en un plazo brevísimo. Pero esa imposibilidad dejaba de serlo si alguien estaba filtrando información. Pero ¿quién? Las principales sospechas recayeron sobre él, sobre Liseiwicz.
  6. Cuando se supo que habían descifrado NEGRO, nos pusieron bajo estricto arresto domiciliario. Fue en el segundo semestre de 1970. Pero incluso antes, en torno a la época del desciframiento de PÚRPURA, nos seguían cada vez que salíamos. Teníamos el teléfono pinchado y un montón de restricciones. A decir verdad, ya entonces estábamos, en cierto modo, en una especie de arresto domiciliario parcial.
  7. En 1979, Liseiwicz enfermó y murió.
  8. Sí, todavía estábamos bajo arresto domiciliario. Pasábamos todo el tiempo juntos y cada día teníamos que encontrar algún tema de conversación. Por eso me enteré de estas cosas. Me lo contó todo durante nuestro período de arresto domiciliario. Antes, sabía muy poco de su trabajo.
  9. Me pregunto por qué me ha enviado Dios esta enfermedad. Quizá porque conozco demasiados secretos. Tiene su gracia. Ahora que no tengo boca, puedo hablar de estas cosas. Antes, cuando la tenía, no podía decir nada.
  10. No quiero llevarme estos secretos a la tumba; deseo morir en paz. En mi próxima vida, quiero ser una persona corriente. No deseo ni gloria ni secretos. No quiero ni amigos ni enemigos.
  11. No hace falta que me mienta. Yo sé que estoy muy enferma. El cáncer ya se ha extendido. Me quedan pocos meses de vida.
  12. No se despida; despedirse de una moribunda trae mala suerte. Simplemente, váyase. ¡Que tenga una vida feliz y apacible!

Unos meses después, me enteré de que la habían operado del cerebro. Al poco, me llegó la noticia de que había muerto. Me mencionó en su testamento. Me pidió que no usara nombres reales en el libro que estaba escribiendo, porque su marido y ella querían descansar en paz. Por ese motivo, los nombres de Fan Lili y Liseiwicz son seudónimos. Aunque el cambio de nombres iba contra los criterios que me había fijado para escribir este libro, ¿qué otra cosa habría podido hacer? Me lo pedía una anciana cuya vida había estado llena de frustraciones y esperanzas contrariadas, una persona que había amado profunda y apasionadamente, y cuyo testamento reflejaba su deseo de descansar en paz, después de una vida difícil. ¿Cómo no iba a respetar su voluntad?