—¿Qué habrá pasado? ¿Dónde está el baúl?
—Alguien se lo llevó…
—Quiere decir… que nunca podré volver a mi época —dijo Peter.
Irene le apretó el brazo tratando de transmitirle ánimo.
—Tranquilo, Liborio, seguro que vamos a encontrar una solución…
—Me llamo Peter.
—No nos apuremos —dijo Matías—. Lo raro es que el piso está lleno de polvo y no hay marcas de pisadas ni huellas de que lo hayan arrastrado.
—No voy a poder volver… —agregó Peter, sin dejar de mirar con ojos hipnotizados el espectral cuadro de la pared—. Mis padres van a buscarme. Mi desaparición será un misterio. Y con quién voy a vivir yo, qué voy a hacer, soy un chico después de todo…
—¡Momento! —dijo Irene—. El baúl no está, pero sabemos que va a estar…
—¿Por qué?
—¿Qué día es hoy?
—Martes 14 de marzo de 1989 —recitó Peter.
—Sí, Matías y yo viajamos el 18 de noviembre de 1990 y volvimos al 14 de marzo de 1989. O sea, hoy. No regresamos a la misma fecha en que partimos, sino un año y medio antes.
—Dicho sea de paso, por culpa de Peter, que midió mal el tiempo.
—Sigo… —dijo Irene—. El baúl no está ahora pero sabemos que sí va a estar dentro de unos meses. Sabemos que estará el 18 de noviembre de 1990 porque en esa fecha, futura, Matías y yo viajamos. Me refiero a que…
—¡Ya entendimos! —se enojó Matías—. Esta chica, de grande, va a ser maestra.
—¿Tengo que esperar más de un año? ¿Tengo que pasar todo ese tiempo en esta época? Mi viejo me mata —dijo Peter.
—No. No, si al volver lo hacés al 19 de noviembre de 1950 —dijo Matías—. Y tal vez no haga falta esperar un año. Podríamos averiguar dónde está ahora el baúl.
—Yo puedo ayudarlos —dijo una voz detrás de ellos. Era un sonido grave, como de ultratumba. Ninguno había escuchado al hombre al entrar a la casa, pero ahí estaba. Era una especie de monstruo de rasgos prominentes y gruesas cejas negras, con una gran capa negra que le daba un aire espectral. Estaba detenido en el centro del salón con los brazos abiertos, como para impedir que intentaran escapar. Sin embargo, Peter, que se encontraba más cerca de la puerta, pasó a toda carrera a su lado. Cuando Matías e Irene intentaron lo mismo, el tipo hizo un paso al costado y les bloqueó la salida.