BROKEN HILL (AUSTRALIA)
Como consecuencia del descubrimiento, en 1883, del depósito más rico del mundo de mineral de zinc-plomo, Broken Hill se convirtió en una de las mayores ciudades mineras. En su época de más auge, había hasta treinta mil residentes, muchos de ellos empleados por la Empresa Propietaria de Broken Hill (BHP).
Sin embargo, a raíz del agotamiento de dos de las minas principales en los años setenta, la ciudad comenzó a entrar en decadencia. Varias minas más pequeñas continuaban activas, pero el aislamiento (la ciudad más próxima está a casi quinientos kilómetros) y el entorno inhóspito contribuyeron a un descenso continuo de población.
A primera hora de la tarde del 14 de agosto de 2011, la refinería de zinc-plomo, situada cerca del centro de la ciudad, sufrió una explosión catastrófica seguida de un incendio que se propagó con rapidez. Según los informes, un río letal de isocarbonato de metilo fluyó por la calle principal. En cuestión de pocas horas, la totalidad de los tres mil residentes murieron a causa de los gases tóxicos. Varios servicios de emergencia que entraron en la ciudad durante las horas siguientes sufrieron el mismo destino.
Actualmente la ciudad está protegida por una valla a un radio de ocho kilómetros, y se considera que continuará siendo inhabitable durante los próximos doscientos años.