MEMO

Tema: Re: revisiones a los modelos post-BH

Actualización según solicitud «informe no finalizado, no me citéis en esto, etc., etc.».

Nuestro principal descubrimiento es que lo que presenciamos en BH fue un efecto plurilingüe. Lo cual me doy cuenta de que no tiene sentido si solo nos fijamos en las apariencias, puesto que ninguna de las partes involucradas son/eran plurilingües, al menos que se sepa. Pero siempre que hemos visto en el pasado un rechazo de esta magnitud, ha sido porque el destinatario tiene fluidez en más de una lengua. (Puede ser fielmente reproducido en experimentos: por ejemplo, mientras cuenta en holandés, un sujeto bilingüe muestra un aumento de resistencia a ser subyugado en inglés). Hemos desarrollado la teoría de que cuando el cerebro está activado en una lengua, las palabras de otra tienen más posibilidades de ser interpretadas en un primer filtro como sílabas sin sentido y no procesadas como palabras, es decir, como portadoras de significado.

Así que la pregunta es: ¿cuál era en este caso la segunda lengua? Y (de nuevo, no me citéis, los datos serán eliminados) nuestra respuesta es que la segunda lengua era la lengua de la palabra desnuda. Sea cual sea esa lengua. No nos hemos enfrentado a una palabra desnuda con anterioridad, por lo que nuestro conocimiento en este punto es incompleto. Pero creemos que una palabra desnuda pertenece a un lenguaje fundamental de la mente humana (la lengua en la que el animal humano se habla a sí mismo al nivel más básico). La lengua maquinal, en esencia.

Todavía no tenemos claro cuál era la relación exacta que existía entre V. Woolf y el inmune Harry Wilson; ¿quizás algún tipo de relación amorosa? Pero damos por seguro que, al descubrir que él estaba vivo, ella cambió a un estado primitivo, animal. Mentalmente, Woolf estaba operando en esa lengua subyacente, sintiendo deseos como una palabra desnuda.

Como sabemos, cuando un sujeto experimenta un conflicto producido por instrucciones de similar poder compulsivo, los resultados dependen de la situación, es decir, son impredecibles. En este caso, básicamente estamos hablando del libre albedrío.

(Fijaos en que cuando las instrucciones entran en conflicto, no se cancelan. El sujeto experimenta deseo de obedecer ambas instrucciones. Merece tener esto en cuenta).

Como balance final, no vemos razón para descartar los modelos ya establecidos. No hay necesidad de deshacerse de algo que sí es válido. Esto puede sonar a que estamos intentando salvar el pellejo, o, en otras palabras, que evitamos admitir fallos en investigaciones anteriores, pero es nuestra sincera opinión.

Comprendo que esto puede crear un cierto altercado político, dado el actual estado de reestructuración/baño de sangre en la organización. Lo lamento. No obstante, en mi opinión, la cuestión más importante es lo referente a las preguntas que se extraen de este léxico subyacente. ¿Cuáles son sus palabras? ¿Cuántas hay? ¿Pueden ser reveladas por medio de investigación en el laboratorio, es decir, por medio de una excavación directa en el cerebro? ¿Podemos aprender a hablarlas? ¿Cómo suena cuando nuestra verdadera personalidad es expresada en su forma más fundamental?

Da que pensar.

R. Lowell