A mi amigo Cristino Pérez Meléndez,
que de pequeño vivía en la casa cuartel de Fuensanta de Martos
y era muy canijo.
Y de mayor, dio la talla en todo, pero no fue guardia civil.
Y a mi amiga Ángeles Aguilera Moya,
que es de Alcalá la Real,
y no en vano se apellida casi igual que Pepe el Portugués.