Los paleogeólogos querían saber qué estaba sucediendo.
—Todos esos extraños sucesos, Stan, agujeros en China, columnas de humo en el mar. ¿Tienes alguna idea de lo que ocurre?
Aunque no hubiera habido un cordón sanitario de soldados daneses y de la OTAN alrededor de la cúpula de Tangoparu, el doctor Nielsen y los demás habrían sospechado que sucedía algo. Todo el mundo sospechaba y Stan nunca había sido muy hábil jugando al póquer.
—Hay rumores, Stan —dijo Nielsen poco después de que llegaran los militares—. ¿Has visto la edición del mediodía de hoy del New Yorkert? Hay un estudio que relaciona muchos de esos extraños fenómenos con una pauta. —Stan se encogió de hombros, evitando los ojos del científico rubio. Pero eso, naturalmente, sólo intensificó su recelo—. ¿Sabes algo de esto, Stan? Tu programa de graviscán, esos soldados, los extraños temblores…, todo está relacionado, ¿verdad?
¿Qué podría decir? Stan empezó a evitar a sus amigos y a pasar sus pocos momentos libres en la morrena, caminando preocupado.
Había estado en contacto constante con George Hutton, por supuesto, desde que Alex y Teresa consiguieron escapar de Nueva Zelanda. Y tenía que admitir la lógica que había detrás de la incómoda alianza con el coronel Spivey. ¿Qué otra cosa podían hacer? Era el Trinity otra vez, Alamogordo en 1945. El genio había salido de la botella. Ahora no tenían más remedio que intentar apañárselas lo mejor posible.
SOVIÉTICOS, RUSOS, EUROPEOS Y HANS
EN CONVERSACIONES EN N.Y.
GEACPS BOICOTEA, OTAN FIRME.
Era el titular de ScaniaPress después de otra revelación más. Un soplón en la misión EUROP de las Naciones Unidas hablaba de cómo las negociaciones privadas entre las grandes potencias llevaban más de quince días en curso. La furia hervía a través de la Red Mundial de Datos. ¿Qué estaban haciendo los gobiernos? ¿Acaso mantenían a la gente a oscuras acerca de una crisis? ¿Cómo se atrevían?
En ausencia de información sólida, corrían docenas de rumores.
… Lo que hace temblar la Tierra es la fusión de los casquetes polares…
… Son pruebas de armas secretas. Violaciones del Tratado. Tenemos que recurrir a los tribunales antes de que sea demasiado tarde…
… No son fenómenos terrestres. Nos están atacando los OVNIS…
… Es una alineación de planetas. Los babilonios tenían razón al predecir…
… Superpoblación: diez mil millones de almas no pueden soportar la presión. Tan sólo el esfuerzo psíquico…
… ¿Podríamos haber despertado algo antiguo? ¿Algo terrible? He visto a un dragón fisgoneando en un archivo público de memoria. ¿Lo ha visto alguien más?
… Gaia es nuestra Madre y tiembla en su sueño por el dolor que le hemos infligido…
… ¡No tengo ni idea de lo que es! Pero apuesto a que hay gente en lugares importantes que sí lo saben. ¡Su deber es decirnos lo que pasa!
Más titulares de ABC, TASS, Associated Press…
REUNIÓN DE GRANDES POTENCIAS,
NIHON PERMANECE AL MARGEN
Hackers profesionales y aficionados analizaban los holos de los diplomáticos; aumentaban cada rostro, cada poro, y publicaban análisis especulativos de los tonos de piel, el promedio de sus parpadeos, los tics nerviosos…
… el embajador ruso estaba asustado…
… el equipo de EUROP sabía más de lo que decían…
… sin duda hay entendimiento entre la OTAN y la ASEAN…
Stan estaba impresionado por la energía creativa que había ahí fuera. El tráfico de datos rugía, forzando incluso los capacitados canales de fibra. Hubo que recurrir a la capacidad de reserva para atender la demanda. Un grupo holopop, Colador Espacial, compuso un tema llamado «Esforzada realidad», un éxito instantáneo. Los poetas subversivos enviaban himnos a la extrañeza de un ordenador al otro, y recorrían el globo más rápidos que el sol.
Stan no participaba en nada, por supuesto. A excepción de sus raros paseos, pasaba gran parte del tiempo conversando a través de las líneas militares con Alex y los físicos de Glenn Spivey, mientras desentrañaban los secretos del gázer. Algunas cosas empezaban a encajar, como la forma en que los rayos se acoplaban con la materia de superficie. Al parecer habían descubierto un espectro completamente nuevo, en ángulo recto con los colores de la luz. Con aquellos descubrimientos, la ciencia nunca volvería a ser la misma.
Sus premoniciones más oscuras se parecían a las que debieron de tener los físicos de Nuevo México hacía casi un siglo. Pero aquellos hombres se habían equivocado en sus peores temores, ¿no? Su bomba, que podría haber provocado el Armagedón, demostró ser una bendición. Después de asustar a todo el mundo durante tres generaciones, al final logró convencer a las naciones para que firmaran acuerdos de paz. Tal vez esto produciría el mismo tipo de efecto. La humanidad no siempre tenía que ser alocada y destructiva.
Quizás esta vez también demostremos sabiduría. Siempre hay una oportunidad.
Horas más tarde, Stan estaba todavía enfrascado en su trabajo, prediciendo los puntos de salida del rayo para que los equipos de Spivey pudieran llegar allí con antelación a fin de estudiar los efectos, cuando se encontró parpadeando ante su pantalla de trabajo: una extraña imagen se le había grabado en el cerebro. Vino y se fue antes de que pudiera enfocar con claridad, y ahora la pantalla no mostraba nada anormal. Tal vez era producto de la fatiga. Sin embargo, recordaba una imagen clara, una sonrisa destellante en un rostro de lagarto, y una puntiaguda cola retorcida y enjoyada.
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En 1828, Benjamin Morrel descubrió, en Namibia, una isla del tesoro cubierta de guano. Una capa de más de setenta y cinco centímetros de grosor había sido depositada por generaciones de cormoranes, pájaros bobos y pingüinos. Morrel lo llamó «el montón de abono más rico del mundo». En 1844 llegaron a congregarse hasta quinientos barcos alrededor de la isla Ichaboe. Ocho mil hombres cargaron toneladas de «oro blanco» para hacer que los jardines de Inglaterra crecieran. Un negocio lucrativo, aunque sucio.
Llegó un momento en que el guano se acabó. Los barcos cambiaron Ichaboe por Chile, las Malvinas, cualquier lugar donde las aves anidaran cerca de ricos bancos de peces. Como en Nauru, cuyo rey vendió la mitad de la superficie de su diminuta nación para complacer el ansia consumista de su pueblo, cada depósito recién encontrado duraba un poco, enriquecía a unos cuantos hombres, y luego desaparecía como si nunca hubiera existido.
Muchas otras crisis ecológicas vinieron y se fueron. Bancos de peces desaparecieron. Vastos enjambres de pájaros murieron. Más tarde, algunos peces se recuperaron. Por otra parte, los nidos protegidos rescataron a algunos cormoranes y pájaros bobos al borde de la extinción.
Entonces, un día, alguien advirtió que los pájaros volvían a hacer lo que suelen hacer los pájaros, allí mismo, en las rocas. No pareció importarles mucho cuando vinieron los hombres con las palas, cuidadosamente esta vez, para no molestar a los nidos, y se llevaron en bolsas aquello que para los pájaros ya resultaba inútil. Después de todo, era una fuente renovable. O podría serlo, si se la trataba correctamente.
Que los peces nadaran y las corrientes fluyeran y el sol brillara sobre las costas de piedra. Los pájaros recompensaban a quienes tenían paciencia.