Mundo Océano se mecía, acariciado por los vientos y acunado por su yerma Hermana Luna.
Durante millones de años, mareas gemelas se desplazaron de un lado a otro, sin encontrar más resistencia que el suelo marino. Sólo en lugares dispersos algún burbujeante volcán empujaba con fuerza suficiente para alcanzar el cielo abierto, atreviéndose a dividir las aguas.
Con el tiempo fueron brotando más islas, y luego aún más. Mientras la corteza se levantaba y cambiaba, muchas de aquellas superficies colisionaron y se fundieron hasta que los continentes recién nacidos se alzaron sobre las aguas. Las incesantes lluvias cayeron sobre estas plataformas marchitas, nutriendo a la nada.
Sólo protegida por las olas, la vida continuaba esforzándose por mejorar o morir. Las criaturas unicelulares se dividieron pródigamente, sin planificación ni intención, experimentando con nuevas formas de vida.
Un afortunado linaje familiar se arriesgó a usar la luz del Sol para disociar el agua y fabricar hidratos de carbono. Ese patrimonio verde prendió, llenando la mitad de los nichos del mundo.
La longitud del día se alteró imperceptiblemente cuando la Tierra intercambió impulso con su luna. Eón tras eón, los mares se fueron haciendo más salados y luego se estabilizaron. El Sol aumentó su brillo, también gradualmente. A veces las aguas cambiaban de color cuando algún microbio innovador ganaba alguna súbita ventaja temporal, se reproducía, acababa con su suministro alimenticio, y moría.
Entonces un organismo diminuto consumió a otro, pero no llegó a devorar a su presa. En cambio, los dos coexistieron y se forjó un trato. Un reparto casual de responsabilidades. Una simbiosis.
Una de muchas, y los metazoarios, la vida multicelular, nacieron.
Aquella innovación, la cooperación, lo cambió todo.
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Vean la nota de prensa publicada esta mañana por el Laboratorio La Paz de Los Álamos [Alerta K12-AP-9.23.38:11.00 S. pr 556765.0], donde comunican los últimos resultados de su reactor solenoidal de fusión. -Según el informe, han conseguido un resultado de temperatura en confinamiento más de cinco veces superior al de antes, con casi ninguno de esos molestos neutrones dispersos que causaron el desastre de Princeton en el 2021.
¡Puede que por fin sea esto! Después de incontables años de pistas falsas. Según el ingeniero jefe de LLPLA, «la energía de fusión limpia, eficiente y virtualmente inagotable puede estar ahora tan sólo a veinte o veinticinco años de distancia».
Para quienes quieran detalles técnicos o ver los datos en bruto del experimento de ayer, pulsen [■ Tec. PD 1236423994234.0975 aq] o voz-enlacen «fusión-solenoide cinco» ahora.