DELIRANT ISTI ROMANI

Además de las reuniones del Circulus Latinus otra de las actividades a las que me dediqué por aquel tiempo para mejorar mi nivel de latín fue la lectura de las excelentes versiones latinas de los tebeos de Astérix realizadas por el gran Rubricastellanus.

En mi época universitaria había comprado el ejemplar de la serie titulado Asterix gladiator, pero después de traducir pesadamente y con ayuda del diccionario las primeras viñetas comprendí que aquello era tan sólo añadir una tortura más a mis abundantes tareas de análisis y traducción y que en nada iba a contribuir a mejorar mi deficiente nivel, así que guardé el libro en algún rincón de la biblioteca para que corriera la misma mala fortuna que el resto de ediciones latinas que, no sé muy bien para qué, había ido acumulando a lo largo de la carrera.

Sin embargo, después de haber trabajado bien el volumen de Familia Romana (que es el título del primer tomo de la obra de Ørberg, creo que aún no lo he mencionado), un día se me ocurrió volver a echar un vistazo a aquel olvidado tebeo.

Descubrí con infinita alegría que ahora sí que lo podía leer sin apenas esfuerzo. Ni siquiera tenía que echar mano del diccionario porque las pocas palabras que no conocía me resultaban evidentes gracias al contexto y a que, por otra parte, conocía la historia.

Quedé tan encantado de aquella primera lectura de un tebeo en latín que, poco a poco, fui adquiriendo todos y cada uno de los más de veinte álbumes del intrépido galo que han sido traducidos al latín. Tan sólo me quedó uno pendiente que todavía rastreo de tanto en tanto con la esperanza de completar mi colección.

Puede parecer una frivolidad, pero yo debo confesar que la lectura de los tebeos de Astérix en latín, después del estudio de Familia Romana, fue una de las que más contribuyó a mejorar mi conocimiento del léxico y expresiones latinas y, sobre todo, de la forma más entretenida imaginable.

Para quienes siguen identificando el aprendizaje del latín con la gimnasia del espíritu, el desarrollo del pensamiento lógico y no sé que otras sesudas razones, seguramente lo que acabo de decir les parezca ridículo y hasta dañino. Pero a quienes les interese simplemente mejorar su competencia latina, adquirir vocabulario y soltura en el uso cotidiano de la lengua y todo ello sin añadir sufrimientos innecesarios, puedo asegurarles que la serie latina de Astérix es una de las mejores inversiones que existen. Eso sí, una vez se ha adquirido una competencia media suficiente, equivalente, por lo menos, a un nivel B1 del Marco europeo de conocimiento de lenguas.

Y este juicio no es sólo mío: cuando en una de las reuniones del Circulus Latinus le conté a “Txemusque” lo bien que lo pasaba y lo mucho que aprendía con los Astérix latinos él también me confesó que le encantaban, que tenía casi toda la colección y, además, me aseguró que su “latinitas est optima”, es decir, que el latín de estas traducciones es excelente y la adaptación de los chistes muy inteligente y repleta de citas clásicas hábilmente escogidas. Incluso me contó algunas anécdotas sobre el traductor, un aristócrata alemán, ferviente defensor del latín vivo y con cierta fama de excéntrico.