Agradecimientos

Quisiera darle las gracias…

Ante todo a Ruth Löbner. Ella es la madrina oficial de este libro, una verdadera amiga y en general un regalo del cielo. Sin ella, Erebos no sería lo que es (posiblemente no estaría terminado). Me acompañó y me motivó al escribirlo y siempre exclamó «¡alto!» en el momento adecuado. En realidad, ella tenía que haberse ganado un premio Loebner, no por una inteligencia artificial sino por todos los demás tipos de inteligencia.

… a Wulf Dorn, otro caso de suerte en mi vida, por los largos años que navegamos juntos, porque estuvimos en la misma frecuencia, por levantarme el ánimo constantemente, también por una lectura de pruebas sensible e impecable, en unas cuantas palabras: por su amistad.

… a mi agente Roman Hocke y al doctor Uwe Neumahr de la AVA Internacional por su gran apoyo y sus esfuerzos.

… a mis revisoras de estilo, Susanne Bertels y Ruth Nikolay, por sus agudos ojos y por el entusiasmo con el que trabajaron en Erebos.

… a los miembros del Foro de Autores Montségur por brindarme un hogar literario virtual y por un sinnúmero de sugerencias y recomendaciones.

… y por último a mis padres, por tantas cosas, pero sobre todo por una niñez repleta de libros.