[1] FPI, AFLC XXV, pp. 1149-1150 y 1173. <<
[2] Concentraba los de Guerra, y Marina y Aire, reorganización pionera, más tarde seguida en muchos otros países. <<
[3] La división 45 y las brigadas 49, 72, 102 y 108, aparte de las internacionales. <<
[4] J. SALAS, Guerra aérea… II, cit., pp. 183 ss.
De los 75 batallones que llegaron a movilizarse, 40 pertenecían a las izquierdas y 35 a los nacionalistas, dirigidos por la «Euzko Gudarostea», llamada despectivamente por los revolucionarios, «la Gudarostia». <<
[5] J. SALAS, Guerra aérea… II, cit., p. 188. <<
[6] J. ANDRÉS-GALLEGO y A. M. PAZOS, Archivo Gomá, 1, p. 72-73. <<
[7] FPI, AFLC XXIII, pp. 708 ss. <<
[8] En P. MOA, El derrumbe…, cit., p. 451. <<
[9] J. M. MARTÍNEZ BANDE, La guerra en el Norte, San Martín, Madrid, 1969, pp. 237-238. <<
[10] El escollo principal era la exigencia nacionalista de que una potencia extranjera (Inglaterra o Italia) supervisase y garantizase los acuerdos. Franco no parecía dispuesto a ello. <<
[11] C. VIDAL, La destrucción de Guernica, Espasa, Madrid, p. 125. <<
[12] También recibía Franco una sustanciosa ventaja internacional: el interés británico por el hierro vizcaíno, y por evitar que lo monopolizaran los alemanes. El gobierno de Londres había simpatizado mucho con el PNV, pero, al ver que éste llevaba las de perder, pasó a entenderse con Franco, a quien envió un agente diplomático, Hodgson. El Caudillo, muy satisfecho de la ocasión de debilitar la influencia germana, recibió al inglés antes, sintomáticamente, que al nuevo embajador alemán, Stohrer, sustituto de Faupel. <<
[13] J. SALAS, Guerra aérea…, II, cit., p. 247. <<
[14] AZAÑA, Memorias II, cit., pp. 153 y ss. <<
[15] Ibid., p. 158; En V. TALÓN, revista Defensa, extra, núm. 22, p. 32. <<
[16] V. TALÓN, Defensa, extra, 22, p. 11. <<
[17] Ibid., pp. 12-13. <<
[18] De los archivos del PNV, citados por G. MORÁN, Los españoles que dejaron de serlo, Barcelona, Planeta. 1981, p. 185; M. AZAÑA, Memorias II, p. 156. <<
[19] J. SALAS, Guerra… II, cit., pp. 249 ss.
Lejarcegui y Ugarte recibieron las siguientes instrucciones de Euzko Gudarostea: «Aparentar cumplir un deber, oponer la mínima resistencia y aprovechar el momento oportuno para replegarse hacia Euzkadi, [es decir, entregarse] evitando a todo trance derivar ninguna fuerza hacia Asturias» (V. TALÓN, revista citada, p. 36). <<
[20] V. TALÓN, revista citada, p. 39. <<