Notas al capítulo 21

[1] PCE, VV.AA., Guerra y revolución…, II, cit., pp. 114-115. <<

[2] B. BOLLOTEN, La guerra…, cit., p. 463. <<

[3] He comprobado en un reciente debate televisivo hasta qué punto ha calado la desinformación. Cuando señalé el carácter comunista de las brigadas manifestaron su asombrada incredulidad no sólo el presentador, sino una catedrática de Historia contemporánea y dos intelectuales «progresistas». Debo reconocer que tamaña ignorancia me dejó perplejo. <<

[4] B. BOLLOTEN, La guerra…, cit., p. 865, A. CASTELLS, Las Brigadas Internacionales en la guerra de España, Ariel, Barcelona, 1974, pp. 257-258. <<

[5] VV.AA., Spain betrayed, pp. 305, 241 ss. <<

[6] Ibid., pp. 312 ss., 463 ss. <<

[7] Los moros, aunque evidentemente extranjeros, eran también parte del ejército regular español, y por tanto no pueden entrar en la misma consideración, De haber quedado Marruecos en poder del Frente Popular, éste los habría movilizado sin duda, como hizo Azaña en 1932, trayéndolos a la península durante la rebelión de Sanjurjo. La diplomacia populista intentó reiteradamente que las democracias incluyesen a dichos moros entre los extranjeros, pero éstas se negaron, y no sin causa: también tenían en sus ejércitos amplios contingentes reclutados en muchos lugares de sus imperios. La presencia de estos musulmanes sirvió para ironizar sobre las pretensiones de cruzada y salvación del catolicismo por parte de los sublevados, pero la ironía tiene tan poco sentido como pretender que los ingleses y franceses en la II Guerra Mundial no defendían la democracia, ya que empleaban grandes masas de tropas de sus colonias, donde la democracia no existía. <<