[1] J. ZUGAZAGOITIA, Guerra y…, Tusquets, Barcelona, 2001, p. 135. <<
[2] JUSTO VILA, Extremadura: La guerra civil, Universitas, Badajoz, 1983, p. 58;A. REIG, Memoria de…, cit., pp. 115-116. <<
[3] Ibid., p. 115. <<
[4] P. PRESTON, Franco, cit., p. 211. <<
[5] En A. REIG, Memoria de…, cit., pp. 134 ss. <<
[6] Ibid., pp. 133-134. <<
[7] Política, 8 y 16 de agosto de 1936. <<
[8] Muñoz, azañista, organizó, desde su cargo público, la checa de Fomento, una de las más escalofriantes para los madrileños según el estudioso J. Cervera (J. CERVERA, Madrid en guerra. La ciudad clandestina, 1936-1939, Alianza, Madrid, 1998, pp. 62 ss.). <<
[9] En La dominación roja en España. Avance de la Causa General, Madrid, Ministerio de Justicia, 1943, pp. 220 ss. <<
[10] C. SANCHEZ ALBORNOZ, Dípticos de historia de España, España, Madrid, 1984, p. 177. <<
[11] J GARCíA OLIVER, El eco…, cit., p. 466. <<
[12] Un caso: a la esposa del novelista de izquierdas Ramón Sender le arrebataron de los brazos a su hija pequeña, diciéndole: «Los rojos no tenéis derecho a criar hijos». Por la noche, la fusilaron. Según se dice, quiso confesarse, y el cura le negó la absolución, por vivir «amancebada» con Sender. El asesino directo parece que fue un individuo que la había cortejado en vano. En su última voluntad, la mujer pedía al marido que no perdonase a sus matadores. Sender, estuvo también complicado en la represión.
Otro caso: dos milicianos violaron a dos chicas, asesinándolas, a una de ellas en el mismo acto de la violación, disparándole en la cabeza. (S. JULIÁ y otros: Víctimas de la guerra, Temas de hoy, Madrid, 1999, pp. 108-109; «La dominación roja en España» Ministerio de justicia, Madrid, 1944, pp. 254-255; P. MOA, «Los crímenes de la guerra civil», en El derrumbe de la II República y la guerra civil, cit., pp. 535 y ss.).
Estos casos son a la vez típicos, por el odio que rezuman, y atípicos, porque el número de mujeres sacrificadas no llegó al seis por ciento, salvo en Barcelona, donde subió al trece por ciento, quizá a causa de la matanza de prostitutas ordenada por Durruti, suceso que otros niegan. <<
[13] L. ARAQUISTÁIN, Sobre la guerra civil y en la emigración, Espasa, Madrid, 1983,p.22. <<