Nota bibliográfica

Por la índole de este trabajo, he procurado reducir la bibliografía a lo indispensable y a obras recientes, para centrarme en el examen lógico de los datos. Debo señalar que si en el extranjero, y como dice P. Johnson, sólo últimamente empieza a extraerse la verdad escarbando en los mil embrollos propagandísticos, en España ha ocurrido al revés: en los años sesenta y setenta se editaron trabajos decisivos y clarificatorios, en especial los de Martínez Bande, los hermanos Salas Larrazábal y Bolloten. Pero desde entonces no ha parado de crecer la «montaña de mendacidad», hasta un volumen del que este libro ofrece una ligera idea. Ello ha sido posible porque numerosas cátedras y medios de comunicación han caído en manos de personas muy ideologizadas, que han ejercido además un eficaz chantaje contra cualquier intento de réplica, motejándolo de «fascista», «neofranquista», etc., mientras hacían desaparecer prácticamente de la universidad las obras fundamentales de los autores mencionados, hoy día inhallables en su mayoría. Las imprescindibles monografias de Martínez Bande, que seguían disfrutando de una demanda considerable, han dejado de reeditarse «por órdenes superiores» del Servicio Histórico Militar. El libro de Bolloten sigue, pero apenas citado. Y así sucesivamente. Con métodos tan científicos, una «progresista» profesora de la UNED podía jactarse enfáticamente, en televisión, de que autores como Ricardo de la Cierva habían sido «erradicados» de la historiografia «profesional». El modo como De la Cierva ha sido descalificado, injuriado y atacado de mil formas por quienes casi siempre le son inferiores profesionalmente, constituye toda una lección sobre cómo ha crecido la montaña.

En cuanto a la república, los dos libros mejores entre los antiguos, y ambos con el mismo título, Historia de la Segunda República española, son los de Josep Pla y de Joaquín Arrarás, este último la mejor crónica de aquellos años. Arrarás es historiador muy sectario, como, en el otro bando, Tuñón de Lara, Juliá y tantos más, pero su obra es un pozo de información casi siempre veraz. Entre los modernos, destaca la amplia y concienzuda investigación de Stanley Payne, La primera democracia española.

La desvirtuación de la historia reciente ha adquirido tal consistencia en libros, películas, reportajes, teatro, novela, exposiciones, etc., que no será fácil ni rápido reducirla a proporciones soportables. Pero la mentira envenena la memoria colectiva, y sus efectos no pueden en ningún caso ser benéficos. A disminuir su volumen quiere contribuir modestamente este resumen, expuesto a la crítica, repito, y deseoso de ella.