[1] Es curioso que mientras estuvimos en la esfera no sintiéramos el menor deseo de tomar alimentos, ni la necesidad de ellos cuando nos absteníamos de tomarlos. Al principio forzamos el apetito, pero después ayunamos completamente. En todo, no consumimos la vigésima parte de la provisión de conservas que habíamos llevado. También la cantidad de ácido carbónico que respiramos fue muy pequeña: pero el cómo sucedió eso, no está a mi alcance. <<
[2] No recuerdo haber visto nada de madera en la luna: puertas, mesas, todo lo correspondiente a nuestras terrestres obras de carpintería, era de metal, y creo que de oro en su mayor parte, metal que, claro está, debía recomendarse naturalmente (siendo su valor superior al de otros metales) por la facilidad de trabajarlo y su solidez y duración. <<