Parte de la carta que Gina escribió a su tía la señora Van Rydock:
«… ya ves, querida tía Ruth, que ha sido como una pesadilla… sobre todo el final. Ya te he contado lo referente a ese extraño muchacho, Edgar Lawson. Siempre fue un cobarde… y cuando el inspector comenzó a interrogarle, perdió el control de sus nervios y salió corriendo. Saltó por la ventana y dando vuelta a la casa, bajó por la avenida, donde había un policía que le cortó el camino. Desviándose, siguió corriendo en dirección al repecho donde está el lago, saltando a una vieja y carcomida embarcación que hace años que está allí haciéndose polvo, que empujó hacia dentro. Naturalmente, fue una locura, pero ya te dije que estaba más asustado que un conejo. Entonces Lewis dio una gran voz diciendo: "Esa barca está podrida", y también corrió hacia el lago. La barquichuela se hundió y ya tenemos a Edgar chapoteando en el agua. No sabía nadar. Lewis echóse al agua y nadó hacia él. Pudo cogerle, pero los dos corrían peligro, pues estaban entre los juncos. Uno de los ayudantes del inspector quiso auxiliarlos, y fue hasta ellos con una cuerda atada a la cintura, pero también se enredó y tuvieron que sacarle tirando de la cuerda. Tía Mildred dijo: "Se ahogarán…, se ahogarán los dos…" de una manera tan tonta, y abuelita repuso: "Sí". No puedo describir la entonación que dio a esas palabras. Sólo "sí" y pareció que nos atravesaba una espada…
«—¿Te parezco tonta y exagerada? Me figuro que debo serlo. Pero nos dio esa sensación…
«Y desde luego… cuando todo terminó, los sacaron e intentaron hacerles la respiración artificial (ya no había remedio). El inspector acercóse a nosotros y le dijo a abuelita:
«—Señora, me temo que no hay esperanza.
«Y abuelita, repuso tranquilamente:
«—Gracias, inspector.
«Y luego nos miró a todos. Yo quería ayudar y no supe cómo; Jolly parecía triste y dispuesta a dirigir, como siempre; Esteban se retorcía las manos, y la señorita Marple daba la impresión de estar muy cansada, y apesadumbrada, e incluso Wally pareció trastornado. Todos la queremos y deseábamos hacer algo.
«Pero abuelita se limitó a decir: "Mildred", y tía Mildred repuso: "Madre". Y juntas caminaron hacia la casa; abuelita tan frágil, menuda, apoyándose en tía Mildred. Nunca comprendí, hasta entonces, lo mucho que se quieren. No lo demostraban, ¿sabes?, pero era así.»
Gina hizo una pausa, durante la cual chupó el extremo de su pluma. Y resumió:
«En cuanto a mí y Wally… regresaremos a los Estados Unidos en cuanto podamos…»