Las profecías son la cuna de la infelicidad, de ahí que los

Dioses las hayan enterrado en el fondo de la tierra.

—La espiritualidad es interna e incomunicable, excepto, de manera rudimentaria, por un don llamado telepatía, y tampoco son imágenes, paisajes y rostros, pero ¿dónde y cuáles? —se apremiaba Jake—. ¿Cómo calcula un pez dónde se hallará un insecto antes de saltar fuera del agua y comérselo? ¿Cómo calcula un martín pescador dónde estará la trucha cuando llegue a ella a través del efecto de prisma acuático?

—¿Instinto? —se atrevió a decir Molins.

—No, es aprendido de los padres, pero, al mismo tiempo, es un don; está predeterminado en sus genes. El problema es probar a la humanidad que tenemos contacto, que nosotros vemos, y ellos ven.

—No sé si ellos nos ven, no sé si hay telépatas entre ellos: no sé nada.

—Trabajar es lo único que puede solucionar el problema, y un contacto telepático no nos sirve.

—No estoy de acuerdo —repuso Molins—. Si tenemos una imagen inexistente en la Tierra y podemos reflejar una de las nuestras en sus ojos, como si fuera una respuesta, tendríamos un contacto.

—No, no lo creo, pero estoy tan seguro de que ellas ven, y de que los seres vivos del exoplaneta nos ven, que apostaría mi sueldo del año a que están allí.

—No veo cómo demostrarlo, como te dije antes, pero entiendo tu escepticismo y comprendo que muy poca gente nos creería.

Jake pensaba en la demostración; uno no podía demostrar un espíritu o un milagro o la existencia de Dios, y, sin embargo, millones de personas creían en ello; y él no era un predicador ni pensaba serlo. Se paseaba por los pasillos del centro y creía que le estallaría la cabeza por semejante esfuerzo mental. ¡Perseguía un objetivo por el que muchos obispos o el mismo Papa pagarían mucho dinero! ¡La demostración de la existencia de Dios! Volvió al despacho de Arthur Molins, se sentó frente a su mesa y le preguntó:

—¿Cómo demuestras que alguien está loco?

—¡Por todos los santos, Jake! ¿No sabes que ya no hay locos? Ahora la oligofrenia es una enfermedad curable con pastillas, son desarreglos nerviosos, no hay paranoicos ni posesos ni esquizofrénicos; todo se cura con medicamentos.

Hace mucho tiempo, mucho, si un psiquiatra decía que alguien estaba loco, bastaba; era la opinión de un especialista, y con eso metían a cualquiera en un manicomio, pero las cosas han cambiado, los psiquiatras ya no existen y, por cierto, la locura siempre fue indemostrable.

—Ya me lo temía.

—Lo sé; quieres demostrar que hay vida inteligente en uno de esos exoplanetas y no sabes cómo.

—No lo sé; si la teoría y praxis de la teleportación, el enlace cuántico, no precisara de una molécula enlazada con otra para teleportarse, sería fácil. Si pudiéramos construir una «pared de radio frecuencia magnética Tesla» en el exoplaneta, podríamos… —Jake calló, se levantó, saltó dando muestras de su habitual exuberancia y retornó al mullido sillón frente al neurólogo—. ¿Tú crees que ellos pueden construir un modelo experimental? Si eso fuera así podríamos enviarles una micro cámara, y ellos nos devolverían la tarjeta de memoria con imágenes irrefutables del contacto y, por ende, de su existencia.

—Jake —repuso el neurólogo—, mi especialidad es la neurología; de física quántica no entiendo nada, pregunta a otro.

Jake preguntó al mundo y, sobre todo, a los misteriosos habitantes del objeto planetario, si disponían de medios para construir una ventana electromagnética de Tesla experimental, y así exportarles un microcámara. De esa manera, tendrían la prueba ansiada, pero había que demostrar que la teoría funcionaba en la práctica.

Dispusieron dos aparatos idénticos y los situaron en los polos de la Tierra, como en Barcelona y Auckland, en Nueva Zelanda, y no funcionaron. Dispusieron los elementos en otros puntos geográficos, pero sin éxito; aumentaron la potencia de las baterías, primero de 1.5W a 6W y a 12W, y notaron una tenue descomposición en los objetos por enviar. Subieron la potencia a 120W, y teleportaron objetos desde Barcelona hasta la isla de Spitzbergen, en Noruega. ¿Sería suficiente para recorrer los 4.5 años luz?