Se dice que los brujos pueden curar mediante la magia.

Falso, ellos y cualquiera pueden ejercer un influjo sobre la

mente del enfermo, y curar.

Cristabel vivía en Ayamonte, Huelva, y no tardaron en pedirle que fuera a Barcelona. Era cierto, las dotes telepáticas de Crista eran extraordinarias, y no lo lamentaron, pero continuaron sin saber un ápice de lo que observaban las chicas; ellas se esforzaron con denuedo, arriesgando la razón, y si no era una, era otra la que venía a preguntar.

—¿Qué queremos, hablar con ellos? —preguntó Marivi.

—Ni siquiera hablar, únicamente saber dónde y si han percibido quiénes somos.

Entre los paradigmas de la luz que atraviesa el espacio, existen cien maneras y cien límites de algo inasible y misterioso; existe una energía que algunos llaman oscura, que otros niegan y nadie conoce, una realidad ultraoscura y, al mismo tiempo, ultraluminosa. La luz se curva al pasar por los agujeros negros, y el espíritu no necesita moverse porque está siempre en todas partes. Y no es que viaje más rápido, pues viajar es innecesario: siempre está. Y Cristabel lo explicó como pudo, sin hacerse entender. Ni Molins ni Jake lo comprendían.

—Es fácil, yo lo comprendo, pero es un concepto espiritual que necesita de un don extrasensorial para entenderlo.

—¿Puede decirme alguna de vosotras dónde está el exoplaneta? —exclamó Jake.

—Si miras por el Grantecan, en La Palma, lo verás; hay una pantalla con la imagen en el rincón que da a Terrassa.

Se veía muy pequeño, y era imposible saber, a través de aquel pequeño punto de luz en la inmensidad del firmamento, si seres inteligentes circulaban por caminos y carreteras. Jake apretaba los puños de frustración, sabía que en alguno de los dos o tres exoplanetas que veía existían seres inteligentes, y eso era, sencillamente, el mayor descubrimiento en la historia de la humanidad. «¿Cómo llegar?, ¿qué decir?», se preguntaba y movía la cabeza de un lado al otro, se enfurecía consigo mismo al no dar con alguna solución, a pesar de su innegable brillantez. Entonces comprendió, no por primera vez, que por alguna razón infinitamente sutil se encontraban en un microplaneta, solos en el universo, o bien, acompañados, pero ¿de quién, por quién?