Antes de entrar a la Torre de Vigilancia Angélica, Ignacio y Matías masticaron una hoja del árbol de la vida. Luego al interior de la Cámara de Purificación una serie de inyectores los cubrió de vapor. Finalmente un filtro absorbió el vapor contaminado, impidiendo que penetrara cualquier elemento maligno al interior de la Torre. Los espíritus humanos, por su energía espiritual más débil, estaban obligados a utilizar a la Cámara de Purificación. El procedimiento de descontaminación era lento. Los ángeles celadores usaban la Cámara de Purificación solo como bodega para colgar los trajes de protección que estaban dañados o inservibles. La luz verde se prendió, un ángel giró la escotilla y los niños pudieron entrar.
Ignacio y Matías fueron recibidos por Malik, quien tenía el ala vendada. Malik se acercó hasta los niños y les dio una palmada en la espalda.
—Estos espíritus han demostrado ser muy valientes. Los felicitó. Estoy orgulloso de ustedes.
Los tres ángeles encargados de monitorear los espejos se levantaron de sus asientos y aplaudieron a los niños. Los ángeles celadores se unieron a los aplausos.
—Por esto es que luchamos día a día —dijo Malik—. No perdamos nunca la fe en la raza humana.
Ignacio se acercó al ángel que los rescató, el cual tenía el pie vendado.
—Gracias por rescatarnos.
—No fue nada. Ustedes hubiesen hecho lo mismo por mí, ¿no es cierto?
Ignacio lo miró sorprendido.
—Ja, ja, ja, ja. Estoy bromeando —dijo el ángel celador mientras le desordenaba el cabello a Ignacio.
—¿Cómo se encuentra San Pedro? —preguntó Ignacio.
—San Pedro es fuerte, se recuperará —contestó Malik.
—Lo podemos ver.
—Acompáñenme.
Malik los llevó hasta una pequeña habitación donde había un tubo metálico de unos dos metros y medio de largo. El tubo tenía una rendija transparente por donde se veía lo que pasaba en su interior. Enormes hojas de la vida envolvían el espíritu de San Pedro. A medida que pasaban los minutos las hojas se iban secando poco a poco, traspasando la energía a San Pedro.
—Niños, esperemos afuera hasta que San Pedro se recupere bien. La herida en la pierna fue profunda y perdió mucha esencia espiritual.