Capítulo 93

Los espíritus encapuchados se llevaron la jaula con los prisioneros.

—Hambre, cierra todas las entradas. No quiero que nadie entre o salga del Pandemónium. Puede que haya más espías.

—Me encargaré de eso —dijo el Hambre mientras se retiraba del Salón Infernal.

—En cuanto a ti, dale un escarmiento a tu experimento.

—Le pondré un poco de esencia de maldad, se hará más fuerte pero perderá la capacidad de razonar y tomar decisiones —dijo la Muerte.

—Desde un principio no estuve de acuerdo con tu experimento.

—Tú sabes que no podemos arriesgarnos, tenemos una sola oportunidad. Si lo arruinamos será nuestra sentencia por otros mil años.

—Pero tu experimento no está funcionando.

—Es el que más tiempo ha durado. Acuérdate que las primeras pruebas que hicimos con maldad pura, fue casi imposible controlarlos.

—Necesitamos una forma de acelerar el proceso. No podemos esperar tanto tiempo para el segundo Armagedón.

—Es preferible esperar unos pocos años que mil años.

—No quiero que aprenda todo desde cero. No tenemos tiempo. Es esencial que su memoria original se conserve y solo tengamos que crear el cuerpo.

—Es casi imposible con el trozo tan pequeño que tenemos.

—¡Encuentra la forma! No podemos perder más tiempo. Y encierra a tu experimento, no quiero verlo más merodeando por el Pandemónium ni en el Primer Infierno.

La Muerte emitió un gruñido y se retiró del salón.